El Mundo
Rusia pidió explicaciones a Estados Unidos por las actividades biológicas militares
Moscú exige a Washington que cumpla sus obligaciones en virtud de la Convención de Armas Biológicas y Toxínicas.

El Mundo
El nuevo papa es Robert Prevost, de EE.UU.: se llamará León XIV
El cardenal protodiácono Dominique Mamberti anunció el tradicional “Habemus Papam” y reveló el nombre del nuevo pontífice.

ROMA.- En medio de aplausos y un clima eufórico, con cientos de miles de personas esperando con celulares en mano en la Plaza de San Pedro, la fumata blanca finalmente emergió de la chimenea de la Capilla Sixtina, tras un día de espera, anunciando la elección del nuevo papa, el 267 en la historia y sucesor de Francisco. Al mismo tiempo, comenzaron a repicar las seis imponentes campanas de la Basílica de San Pedro, en señal de júbilo. El nuevo papa es Robert Prevost, de Estados Unidos, y se llamará León XIV
La elección del nuevo papa se concretó en la cuarta ronda de votación, al igual que ocurrió con Benedicto XVI en 2005.
Minutos después de la fumata blanca -en 2013 el anuncio se realizó aproximadamente una hora después, el cardenal protodiácono, el corso-francés Dominique Mamberti, salga al balcón central de la Basílica de San Pedro, conocido como la “loggia”, para pronunciar el tradicional anuncio en latín: “Habemus Papam”, seguido del nombre del elegido y el que adoptará como pontífice, todo en latín.
La elección del nombre ya encerrará un mensaje porque dará a entender cuál es el programa, a grandes rasgos, del nuevo pontífice.
Su antecesor argentino, Jorge Bergoglio, sorprendió al mundo el 13 de marzo de 2013, cuando, a los 76 años, se presentó en el balcón con un informal “Queridos hermanas y hermanos, buonasera”, pero lo que dejó una huella histórica fue su decisión de adoptar el nombre de Francisco. En honor al santo patrono de Italia y de Asís, quien, en la Edad Media, renunció a sus riquezas para dedicarse a los pobres, celebró la belleza de la naturaleza y se sintió llamado a reconstruir la Iglesia.
Además del mensaje que transmite a través del nombre elegido, habrá que observar la vestimenta que seleccione para presentarse al mundo. Francisco, como es bien sabido, salió a la loggia reflejando su estilo austero y sencillo: vistiendo únicamente el hábito talar blanco, característico de los pontífices (sin la muceta roja) y sus viejos zapatos ortopédicos negros, luego de rechazar los tradicionales zapatos de suave piel roja que suelen portar los papas. Llevaba también su cruz pectoral de arzobispo de Buenos Aires, plateada y con la imagen del Buen Pastor, que ahora se reproduce sobre la sencilla tumba en la que eligió ser enterrado en la Basílica de Santa María Mayor, cerca de la Virgen Salus Populi Romani, a la que veneraba, fuera del Vaticano.
El nuevo papa, siguiendo la tradición, pasó por la sacristía de la Capilla Sixtina, conocida como la “habitación de las lágrimas” debido a los muchos pontífices que, conmovidos, han roto en llanto allí al tomar conciencia de la gigantesca responsabilidad que implica liderar una Iglesia de más de 1400 millones de fieles.
En ese espacio, además de poder desahogarse, el nuevo papa encontró tres hábitos talares blancos de diferentes tallas, para elegir el que mejor se ajuste a su figura. Al reaparecer vestido de papa en la Capilla Sixtina, sus hermanos cardenales le rindieron homenaje, uno por uno, marcando el inicio de una nueva etapa, sin duda fascinante, en la historia de la Iglesia.
Fuente: lanacion.com.ar

El Mundo
Fumata blanca: hay nuevo Papa sucesor de Francisco y se espera el nombramiento
Por mayoría, los 133 cardenales reunidos definieron al nuevo líder del Vaticano.
El Mundo
Cónclave en el Vaticano: fumata negra tras la segunda votación de los cardenales
El proceso continuará este jueves, con una nueva votación cerca del mediodía argentino.

Un espeso humo negro surgió este jueves de la chimenea instalada en el tejado de la Capilla Sixtina, señal de que los 133 cardenales encerrados en su interior fracasaron de nuevo en su misión de escoger a un nuevo papa.
Las miles de personas congregadas a mediodía en la plaza vaticana de San Pedro acogieron entre aplausos y decepción la segunda fumata negra desde el miércoles por la noche. Los cardenales deben votar de nuevo en la tarde para escoger al sucesor de Francisco.
La primera jornada del cónclave concluyó el miércoles sin acuerdo entre los 133 cardenales encargados de elegir al próximo Papa, lo que se reflejó en la fumata negra que emergió de la chimenea del Vaticano.
No fue sorpresa. La elección ya preveía más negociaciones y varias votaciones para llegar a un nombre de consenso entre los «bergoglistas» de Francisco y el ala más conservadora que criticó mucho el pontificado reformista del primer papa latinoamericano enfocado en los pobres.
El primer escrutinio se conoció tres horas y cuarto después del «extra omnes», la orden de «todos fuera» para que los «príncipes de la Iglesia» se encierren y den inicio a este ritual que data de la Edad Media.
EL INICIO DEL CÓNCLAVE
El Vaticano volvió a convertirse en el escenario de un hecho histórico: este miércoles comenzó el cónclave que definirá quién será el nuevo Papa, tras la muerte de Francisco. Son 133 los cardenales con derecho a voto, todos menores de 80 años, que participarán del antiguo y reservado proceso que la Iglesia católica mantiene inalterable desde hace siglos.
La jornada inició con la tradicional misa “Pro eligendo Pontifice”, celebrada en la basílica de San Pedro y presidida por el cardenal Giovanni Battista Re, decano del Colegio Cardenalicio.
Durante su homilía, llamó a sus colegas a actuar con discernimiento, oración y responsabilidad, conscientes del momento decisivo que atraviesa la Iglesia.
Ya por la tarde, los cardenales se reunieron en la Capilla Paulina para iniciar la procesión hacia la Capilla Sixtina. Acompañados por el canto de letanías y el himno Veni Creator Spiritus, caminaron en silencio, invocando la guía del Espíritu Santo antes de encerrarse para comenzar las votaciones que definirán al nuevo pontífice.
Dentro de la Capilla, los cardenales realizaron su juramento de secreto ante los Evangelios, un gesto que refuerza el hermetismo de este proceso.
Luego, el maestro de ceremonias pontificio, monseñor Diego Racardeelli, pronunció el emblemático “Extra omnes”, la frase que ordena la salida de todos los no electores y da inicio al encierro.
Con las puertas cerradas, se apaga el mundo exterior y comienza el tiempo del silencio, la oración y la deliberación. En esa atmósfera espiritual y cargada de historia, el Vaticano aguarda la señal más esperada: el humo blanco que anuncie al próximo Papa.
Fuente: NA – telefenoticias.com.ar

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