El Campo
El Ipec dio a conocer los resultados de la encuesta ganadera desde 2007 a 2013

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Malezas la tecnología decisiva para ganar una dura batalla en el campo
Seleccionar mejor dónde y cuánto aplicar, medir con precisión lo que ocurre en la planta y su entorno, y gestionar personas y procesos para que la tecnología rinda. Esas fueron algunas de las ideas que especialistas compartieron en el Congreso CREA 2025

Seleccionar mejor dónde y cuánto aplicar, medir con precisión lo que ocurre en la planta y su entorno, y gestionar personas y procesos para que la tecnología rinda. Esas fueron algunas de las ideas que especialistas compartieron en el Congreso CREA 2025 al analizar la aplicación selectiva como herramienta central en una de las batallas más grandes del agro: el control de malezas. En este contexto, remarcaron, no se trata solo de ahorrar herbicidas, sino de incorporar una estrategia que redefine la forma de producir.
Luis Robles Terán, asesor CREA, advirtió que el ahorro de herbicida no debe verse como un fin en sí mismo, sino como “la consecuencia de trabajar con aplicación selectiva”. Recordó que la agricultura sigue siendo un proceso de aprendizaje permanente: “Hemos aprendido que no sabemos todo en la agricultura, y eso significa errores, desaciertos, frustraciones… pero no significa bajar los brazos”.
También remarcó que, aunque la tecnología avanzó con sensores, cámaras e inteligencia artificial, todavía no reemplaza el rol humano. “Aunque quisiéramos que el proceso fuera 100% automatizado, todavía no estamos en esa instancia. Los ingenieros y técnicos seguimos siendo útiles”, destacó.
Hoy, estimó, en el país ya funcionan más de 850 equipos de aplicación selectiva, lo que muestra una adopción creciente aunque todavía con desafíos: “La maleza es parte del ecosistema y evoluciona; por ende, no es estático el conocimiento. Tenemos que ir siempre generando alternativas”.
Nicolás Romagnoli, productor del CREA Sacháyoj, contó cómo en su empresa Yagua —1800 hectáreas en Santiago del Estero— tenían demasiadas malezas conviviendo en simultáneo en un mismo lote y cada problema demandaba insumos cada vez más específicos y costosos. Además les preocupaba la acumulación de preemergentes de la misma familia química, en especial ALS. Frente a ese panorama, la expectativa fue doble: reducir la presión de malezas y, al mismo tiempo, que la inversión en maquinaria pudiera sostenerse económicamente.
La decisión fue incorporar un equipo chico de arrastre, de 16 metros de ancho y 1100 litros de capacidad para trabajar sobre las 1800 hectáreas en bloques y con una frecuencia de cuatro o cinco pasadas anuales. Los resultados, medidos a lo largo de seis o siete campañas, fueron contundentes: reducción del 25% en dólares en herbicidas y labores, menor logística (menos agua, menos movimiento de insumos, menos personal) y mapas de distribución de aplicaciones que permitieron entender cómo varía la dinámica de malezas según los ambientes.
“El equipo de 16 metros fue capaz de generar márgenes positivos incluso pagando amortizaciones”, señaló. Sin embargo reconoció que no todo fue lineal: “No pudimos bajar el uso de preemergentes cuando quisimos. Hicimos la prueba, nos llevamos la sorpresa; nos llevaron puestas las malezas”.
Entre los aprendizajes destacó la importancia del capital humano. “El operario capacitado cumple un rol preponderante, no solo por el criterio arriba de la máquina, sino porque es parte del proceso de gestión. Antes le dábamos una orden de trabajo y listo. Ahora necesitamos que nos informe cuánto consumo tuvo el equipo”, dijo. No siempre es sencillo, admitió, generar procesos de registro en un equipo acostumbrado a tareas de tractorista.
La experiencia también mostró que aplicar con malezas muy chicas y consumos bajos —del 10 al 20%— da mejores resultados y costos aceptables. “A veces el equipo ve la maleza antes que nosotros. Salimos a censar, miramos, y encontramos malezas muy pequeñas que ya se estaban controlando”, contó.
Remarcó una lección básica para la durabilidad de la maquinaria: la limpieza. “Es clave, en serio. Es muy caro el mantenimiento cuando algo se rompe. No se rompe nunca, pero cuando pasa es por falta de limpieza. A veces es mejor aplicar 40 o 50 hectáreas menos en el día y limpiar el equipo todos los días”.
Por su parte, Emilio Martini, de Syngenta, presentó un trazador ultravioleta para medir con precisión la calidad de la aplicación. Contó que una encuesta interna reveló que más del 75% de quienes aplican evaluaba la calidad con una tarjeta apenas una vez por campaña o menos. Ante ese déficit de información se presentó un trazador ultravioleta formulado que mejora la lectura de lo que realmente sucede sobre la hoja. “La diferencia está en la formulación que rodea al ingrediente activo: lo protege y le da alta fotoestabilidad y fijación en la superficie”, explicó.
Con esa base describió un set de mediciones que va desde recorridas nocturnas con luz UV hasta análisis cuantitativos en laboratorio para calcular cobertura por estrato (espiga, hoja bandera, etc.), depósitos recuperados en gramos por centímetro cuadrado y deriva con colectores fuera del área aplicada. “Esta metodología es más exacta que las tarjetas hidrosensibles”, destacó.
Por otra parte, Pablo Provera, gerente de Soluciones Digitales de BASF, presentó la solución digital Xarvio Field Manager basada en vuelos de dron que generan ortomosaicos y mapas de presión de malezas. En menos de 24 horas, la plataforma devuelve una prescripción sectorizada que puede usarse con pulverizadoras convencionales que tengan corte por secciones. De este modo, detalló que más del 95% del parque argentino de maquinaria está en condiciones de aprovecharla. Los resultados son contundentes: en algunos lotes se logró un 79% de ahorro, y en promedio el rango se ubica entre 55 y 60%.
Fuente: Diario La Nación

El Campo
La venta de soja está por encima del ritmo del año pasado
Según la Bolsa de Cereales de Córdoba, se comercializó un 61% de la cosecha, cuatro puntos porcentuales por encima de 2024 y dos arriba del promedio de las últimas cinco campañas

Más soja y menos maíz. Según la Bolsa de Cereales de Córdoba (Bccba), hasta el momento se vendió el 61% de la soja, esto es cuatro puntos más que el año pasado. En tanto, se vendió el 56% del maíz, en este caso seis puntos por debajo de 2024. Para la entidad hubo una mejora en el poder de compra de la oleaginosa respecto del cereal en los últimos meses.
Hasta mediados de septiembre “se llevan comercializadas alrededor de 31,3 millones de toneladas de soja correspondientes a la campaña 2024/25, lo cual representaría el 61% de la producción estimada a nivel nacional (50,9 millones de toneladas)”, dijo. El volumen ya supera en cuatro puntos al ciclo anterior y en dos al promedio de las últimas cinco campañas.
El informe remarcó que mayo concentró los mayores volúmenes semanales, aunque el verdadero salto se dio en junio último. Según la entidad, “durante junio se observó un gran volumen de fijaciones debido a la finalización de la rebaja temporal en las alícuotas de derechos de exportación (DEX)”.
El documento señaló que “quedarían alrededor de 24,7 millones de toneladas sin precio, el 48,5% de la producción total”. A la par, “hasta la primera semana de septiembre se encuentran aprobadas declaraciones juradas por ventas al exterior (DJVE) por alrededor de 35,2 millones de toneladas”, lo que deja al sector exportador con la necesidad de adquirir 3,9 millones adicionales para cumplir con compromisos ya asumidos.
El mes de junio marcó un récord de registros anticipados. “Durante junio se observó un récord de DJVE por 13,6 millones de toneladas anticipándose a la finalización de la rebaja temporal en las alícuotas de DEX”, indicó.
Más cerca en el tiempo, la propia Bolsa de Cereales de Córdoba consignó que “este incremento podría deberse a una estrategia por parte de los exportadores”, tras detectarse que el 8 de septiembre se declararon 1,1 millones de toneladas en un solo día, en un contexto de incertidumbre política y suba del dólar a $1400.
El caso del maíz
El contraste se nota con el maíz. La campaña 2024/25 alcanzó los 50 millones de toneladas de producción y, a la fecha, “se llevarían comercializadas alrededor de 27,9 millones de toneladas, el 56% de la producción”. Esto implica seis puntos menos que en 2023/24 y catorce por debajo del promedio histórico.
De ese total, unas 22 millones de toneladas ya tienen precio, el 79% del grano negociado. A diferencia de la soja, no se registraron picos de fijaciones vinculados a cambios en retenciones. El promedio semanal rondó las 600.000 toneladas.
En materia de exportaciones, “hasta la primera semana de septiembre se encuentran aprobadas declaraciones juradas por ventas al exterior (DJVE) por alrededor de 24,3 millones de toneladas en concepto de maíz en grano”. Con todo, el precio interno parece estar sostenido más por el consumo local que por la demanda externa.
Las existencias en acopios y plantas industriales suman 15,9 millones de toneladas, un 23% menos que el año pasado. Y, aunque el precio del cereal también subió —un 6% mensual y un 44% interanual, con un promedio de $244.570 la tonelada—, sigue rezagado frente a la soja en términos relativos.
“Hasta aquí se advierte que la comercialización de la soja avanza a un muy buen ritmo, mientras que la del maíz exhibe cierto retraso respecto al promedio. Esta situación podría explicarse por el precio relativo entre ambos granos, ya que la oleaginosa mostró una mejora considerable en su poder de compra frente al cereal en los últimos meses”, dijo la entidad.
Como ejemplo señaló que en abril de este año una tonelada de soja alcanzaba para comprar 1,3 de maíz, mientras que en septiembre esa relación trepó a 1,7. En otras palabras, la soja ganó un 22% de poder de compra frente al cereal en apenas cinco meses.
Fuente: Diario La Nación

El Campo
US$50 millones: uno de los mayores jugadores argentinos de la maquinaria agrícola consiguió un inédito financiamiento
Metalfor firmó una carta de compromiso con la United States International Development Finance Corporation (DFC) por ese monto; usará el préstamo para fortalecer su capacidad financiera

Con foco en fortalecer su capacidad financiera de mediano y largo plazo, uno de los mayores jugadores del mercado de la maquinaria agrícola argentina anunció que suscribió un acuerdo para tener un millonario crédito internacional. Se trata de la cordobesa Metalfor, ubicada en Marcos Juárez, referente en el mercado de pulverizadoras, entre otros productos, que pactó una carta de compromiso con la United States International Development Finance Corporation (DFC) para conseguir US$50 millones. Es un monto nunca visto en el país para una empresa de maquinaria agrícola.
“Me dirijo a Uds. en mi carácter de presidente de Metalfor SA (la “Sociedad”), en cumplimiento de lo dispuesto por las Normas de la Comisión Nacional de Valores, a efectos de informar que, con fecha 12 de setiembre de 2025, la Sociedad ha suscripto una carta de compromiso (Commitment Letter) con la United States International Development Finance Corporation (DFC) para el otorgamiento de un financiamiento por parte de DFC por un monto de hasta USD50.000.000 (Dólares Estadounidenses cincuenta millones) (el “Financiamiento”)“, dijo la empresa en una carta a la CNV firmada por su presidente, Eduardo Borri.
De acuerdo con la empresa, el financiamiento será instrumentado a través de la suscripción de un contrato de préstamo, finance agreement, y tendrá un plazo de hasta ocho años contados a partir del primer desembolso.
Metalfor remarcó: “La sociedad busca fortalecer su capacidad financiera de mediano y largo plazo”.
Según un informe de la División Maquinaria Agrícola de la Asociación de Concesionarios de Automotores (Acara), en los primeros ocho meses del año se patentaron 449 pulverizadoras autopropulsadas, una suba del 2,7% versus igual período de 2024. Metalfor tuvo la mayor participación de marca: fue del 24,1%.
Luego siguieron PLA, con el 19,2%; Caimán, 15,8%; Jacto, con el 8,2%; Case, con 7,3% y John Deere, con 8,7%. Otras marcas representaron el 16,7% restante.
Situación
De acuerdo con los últimos estados contables presentados por la empresa al 30 de junio pasado, el patrimonio neto ascendía a $139.785 millones, con un resultado final de $8888 millones para el primer semestre del año.
En el balance la compañía destacó sobre el crédito: “Características del préstamo: a 8 años, con cuotas trimestrales, dos años de gracia de pago de capital” y agregó: “Con fecha 23/07/2025 se recibió la comunicación de la aprobación del crédito gestionado con un organismo internacional por la suma de U$S50 millones. Los desembolsos se esperan ir recibiendo a partir de septiembre de 2025, previo cumplimiento de cuestiones formales”.
En el período enero-junio de 2025, Metalfor informó ingresos de actividades ordinarias por $71718 millones, con ventas netas de equipos por $65.361 millones y repuestos por más de $6000 millones. También se registraron “otros ingresos operativos” por $4424 millones, que incluyeron beneficios por el decreto 209/22 de bienes de capital y recupero de aranceles.
En cuanto al flujo de caja destacó que “la sociedad presenta el estado de flujo de efectivo aplicando el método indirecto” con un neto positivo de $2003 millones en actividades operativas durante el semestre.
Fuente: Diario La Nación

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