El Campo
Nuevo récord. Se viene una gran cosecha de soja en el mundo: podría llegar a 430 millones de toneladas
¿Qué proyecciones de producción de soja hay hoy? Según el Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA), en la campaña 2024/25, la cosecha mundial podría acercarse a 430 millones de toneladas, lo que constituiría un récord histórico, si se considera que en el ciclo 2023/24 se produjeron 395 millones de toneladas y en 2022/23, 378 millones de toneladas.
El Campo
Empresas de Estados Unidos anticipan cuándo estará recuperada la economía. No va a haber que preocuparse del dólar
“La recuperación macroeconómica va a tomar tres años más”, señaló Alejandro Díaz, CEO de AmCham, tras analizar las medidas del gobierno de Javier Milei en un encuentro con la prensa.
Las medidas impulsadas hasta ahora por el gobierno de Javier Milei permitirán que el país alcance una recuperación económica en tres años, según una estimación de la Cámara de Comercio de Estados Unidos en la Argentina (AmCham), compartida con la prensa en el marco de un encuentro. Se trata de una recuperación que, dijeron,
En el encuentro en Amcham, que tiene un Programa de Agroindustria, se plantearon los principales desafíos y perspectivas del sector. Estuvieron Alejandro Díaz, su CEO, y Marina Senestro, directora de Asuntos Gubernamentales de la entidad. Y asistieron empresarios de CNH Industrial, Agco, John Deere, Cargill y Albaugh.
Díaz planteó que, de acuerdo con las políticas del gobierno de Milei, orientadas a estabilizar el entorno económico y fomentar la inversión, “la recuperación macroeconómica va a tomar tres años más”. Según la proyección, “no va a haber que preocuparse del dólar” después de ese período. Además, mencionó que con el cambio de gobierno “la posibilidad de diálogo es mucho mayor”, lo cual se refleja “en múltiples facetas”.
Es sabido que existe un vínculo estrecho entre el candidato a la presidencia de Estados Unidos, Donald Trump, y el presidente Milei. En este contexto, el CEO anticipó que, de ganar el candidato republicano, podría haber una continuidad en el apoyo entre ambos gobiernos. El ejecutivo observó que, en rigor, la campaña electoral en ese país no modifica las decisiones corporativas de las firmas norteamericanas en la Argentina. Señaló que no se observa un “intervencionismo de este gobierno” y que hay una tendencia “positiva”.
Díaz estimó, como se indicó, que la recuperación macroeconómica de la Argentina tomará alrededor de tres años. En ese plazo se espera que la balanza de pagos se estabilice y que la presión sobre el dólar disminuya, lo que reduciría la dependencia de controles cambiarios como el “cepo”. Sin embargo, deslizó que el cepo cambiario, aunque no se considera un problema estructural, actualmente limita pagos esenciales, como las regalías de las empresas, lo que afecta la entrada de divisas y el flujo de capital.
Después, Senestro observó que el agro es una gran oportunidad para estabilizar la macroeconomía del país. No obstante, se resaltó que es imperante fortalecer y facilitar el acceso al financiamiento, reducir la carga impositiva y promover mejoras en infraestructura y conectividad. Estas condiciones permitirían al sector actualizar su parque de maquinaria, optimizar la productividad y mejorar su competitividad de los mercados. Todo esto lo llevan adelante mediante propuestas que se trabajan desde el sector empresario y el Gobierno.
Las empresas llevan adelante el proyecto Conectar Agro, una iniciativa para transformar la ruralidad con conectividad innovadora y soluciones agtech, facilitando una agricultura más eficiente y sostenible. En alianza con Telecom y firmas del sector, buscan llevar conectividad a más de 500.000 hectáreas en Pergamino y Rojas, provincia de Buenos Aires, impulsando el crecimiento tecnológico en los próximos 12 meses. Lo harán a través de siete antenas que cubren los partidos mencionados. Por otra parte destacaron que se necesita inversión en capacitación para fomentar el uso adecuado de estas tecnologías.
Una de las preocupaciones que se cristalizó es la renovación del parque de la maquinaria agrícola, donde la Argentina está en un promedio de 15 años de antigüedad, mientras que en Brasil está en seis años y en Estados Unidos entre dos o tres años. Para mejorar en este aspecto señalaron que se necesitan mejores líneas de financiamiento tanto público como privadas, que sean constantes en el tiempo, y no estacionales solo a través de exposiciones rurales, que es cuando se generan picos de ofertas. Hoy hay empresas que trabajan con pedidos a seis meses, pero existen otras, en tanto, con capacidad ociosa.
Otro de los problemas centrales radica en los altos costos para producir maquinaria en la Argentina en comparación con otros países de la región, debido, principalmente, a la elevada carga impositiva. El sector afronta, dijeron, un 57% de impuestos desde el inicio de la producción, incluyendo Ganancias, el Impuesto PAIS y percepciones de AFIP, entre otros. Según recalcaron, se está trabajando con el Gobierno para reducir esta carga tributaria y recuperar competitividad en el mercado. Antes de finalizar, Senestro agregó que trabajan en mejorar los marcos regulatorios que impactan en las compañías que son socias.
Fuente: Diario La Nación
El Campo
Incertidumbre donde todavía no llegó la tregua de las lluvias
En sectores de Buenos Aires, el norte de Santa Fe y el NEA continúan necesitando más precipitaciones para reponer humedad.
Las lluvias de la semana pasada cambiaron el panorama en gran parte del campo, que enfrentaba una situación crítica debido a la falta de precipitaciones, lo cual había afectado los rendimientos de los cultivos de trigo y puesto en riesgo la siembra de soja y la continuidad de la implantación del maíz. Mientras en algunas zonas se celebra esta tregua climática, otros productores empiezan a preocuparse, ya que en ciertas regiones el agua no llegó. En Tres Arroyos, en el sudeste bonaerense, y en Coronel Dorrego, sobre el sudoeste, los productores alertaron que la tormenta pasó de largo. Lo mismo ocurrió en el norte de Santa Fe, donde persiste la inquietud por los efectos de la sequía.
“La última lluvia nos esquivó rotundamente”, señaló Alejandro Vejrup, gerente de la Cooperativa Alfa de Tres Arroyos. Según indicó, las condiciones variaron considerablemente dentro del mismo partido. “Al este las cosas estaban un poco mejor. Veníamos de tres o cuatro años en que en esa zona se registraban entre 700 y 750 mm de lluvia, mientras que al oeste caían entre 100 y 200 mm menos”, añadió.
Este año la situación no fue diferente. En algunas localidades del partido solo se registraron 400 mm de lluvia, una cantidad muy baja para esa época, donde deberían caer alrededor de 600 mm. Ante este panorama, Vejrup advirtió que “los perfiles estaban totalmente secos”, lo que llevó a que se empiece a frenar la siembra de girasol por falta de humedad.
En cuanto a los cultivos de trigo y cebada, Vejrup destacó: “Ahora estamos en el momento clave de llenado de grano que necesitaríamos bajas temperaturas y lluvia, y no estamos teniendo ninguna de las dos”.
“En nuestra zona se producía mucha cebada para la cervecera Quilmes. Era fundamental observar cómo se mantenían los niveles de calibre y proteína en la cebada, que no debía ser excesivamente alta”, explicó. Subrayó que “cuando un productor sembraba cebada para cervecera, el calibre del grano y el contenido de proteína eran cruciales”. Además, aclaró: “Menos lluvia significaba menor rendimiento, aunque podría haber un aumento en el contenido de proteína. Si la falta de lluvias persistía, era probable que las cebadas tuvieran un contenido de proteína superior al estándar”. En lo que respecta a este mes, las lluvias dejaron entre 10 y 30 mm, mientras que lo normal habría sido recibir al menos 60 o 70 mm. “Por eso, el mes se presentó muy tacaño en lluvias y necesitábamos que lloviera”, señaló.
Juan Balsategui, productor agropecuario de Necochea, explicó que “en este momento hay humedad en el perfil y se está sembrando bien la gruesa, pero con lo justo. Necesitamos más lluvias”. En su caso la semana pasada registró solo tres milímetros, aunque en la zona hay lugares con hasta 20 mm. “El trigo está en buen estado y la campaña gruesa se está sembrando bien, pero tendría que volver a llover”, comentó.
“Hemos sembrado bien la fina y estamos sembrando bien la gruesa. Hasta ahora llevamos 460 milímetros; no es el milimetraje ideal, ya que la media es de 850 milímetros al año y estamos a dos meses de terminar el año. El año pasado, casualmente, nos llovió 850 milímetros, pero fue una campaña gruesa floja porque en los dos últimos meses no llovió bien. En cambio, la fina sí recibió buenas lluvias”, agregó Balsategui.
Gregorio Ibarguren, productor de Coronel Dorrego, se mostró preocupado por el inicio de las altas temperaturas y la falta de agua. “Estamos cortos de agua de vuelta, y los pronósticos no muestran mucha lluvia. Esta semana se esperan temperaturas muy altas. Por eso, dependiendo de lo que ocurra, es posible que la cebada y el trigo, que actualmente están normales, empiecen a deteriorarse, ya que no tenemos agua en el perfil del suelo y las perspectivas de lluvia son escasas”, advirtió.
La semana pasada la región recibió solo 15 milímetros de lluvia. “Si bien los cultivos vienen mejor que el año pasado, todo se define de acá en adelante”, afirmó.
El panorama es más complejo en el norte santafecino. Nicolas Udaquiola, director de AZ-Group, afirmó que “en el NEA las lluvias no fueron de la magnitud de la región pampeana, con rangos entre 10 y 30 mm y desparejas”.
“En Chaco estos registros llegaron tarde para el girasol, pero darán un empujón inicial para la siembra de algodón, al tiempo de sumar milímetros para la próxima siembra de soja y de maíz, que sufrirá un recorte de área. En el norte de Santa Fe las lluvias también llegaron tarde para el trigo, que ya se está cosechando con rindes muy bajos, del orden de 1000-1500 kilos por hectárea.
En el partido de General Obligado [la cabecera es Reconquista], el ingeniero agrónomo Rubén del Fabro, que asesora a varios campos, comentó: “Aún estamos muy ajustados de humedad”. La lluvia en la región fue muy “dispar”, y en cortas distancias se notaron diferencias importantes en la cantidad de milímetros caídos. Esta lluvia era necesaria, ya que los perfiles de los suelos tenían poca recarga. Esta situación llevó a un atraso en las fechas de siembra normales para cultivos como soja y maíz.
Respecto al trigo, Del Fabro destacó que la situación es “errática y variable en rendimiento y calidad”. Existen zonas donde los cultivos están severamente afectados por la falta de agua, aunque hay lotes que han recibido algo de lluvia y presentan un estado mejorado, pero aun así la siembra se encuentra “muy por debajo del área habitual”. En girasol solo se avanzó en un 30% del área estimada de siembra.
Fuente: Diario La Nación
El Campo
Las lluvias le dieron un empujón decisivo al campo en la larga carrera hasta la cosecha
Productores y técnicos destacaron que las recientes precipitaciones aseguraron una buena producción de trigo y permiten acelerar con siembras pendientes para el maíz y la soja; si el clima termina de acompañar, el ciclo 2024/2025 podría generar exportaciones por US$32.000 millones
“Se dio vuelta la taba”, se suele decir en el campo cuando una situación complicada se revierte y cambia la racha de suerte. Las recientes y generalizadas lluvias que se presentaron en gran parte de la región productiva del país convirtieron la desazón, el nerviosismo y el temor de los productores en un gran alivio. Solo 10 días atrás, el escenario que atravesaba el sector agropecuario era de mucha preocupación, con un 80% de la superficie en la región agrícola núcleo con una sequía muy fuerte y con un trigo que semana a semana venía cayendo en los rindes. Ahora el trigo podrá terminar su ciclo y los productores avanzar con siembras pendientes de maíz, según las regiones, y acelerar con la soja. Si las lluvias acompañaran en los próximos meses, ya que hay previsiones de un fenómeno de algo menos de precipitaciones con La Niña, la cosecha total de la Argentina podría ubicarse en 137 millones de toneladas de granos y aportar unos US$32.000 millones en exportaciones, por encima de los 30.000 millones de dólares del último ciclo.
“Es la noticia del momento. Ya la mitad del cereal [por el trigo] estaba de regular a malo en la región y las lluvias llegaron en un momento justo para parar las pérdidas, para aprovechar estos milímetros para el llenado y sostener rindes que habíamos bajado un 10%”, describió Cristian Russo, jefe de Estimaciones Agrícolas de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR). Pese a las lluvias de ahora, respecto del maíz, en la región núcleo la ventana de siembra del cereal temprano casi se cerró y un 30% quedaría sin hacer.
Juan Pablo Ioele, asesor de productores en el sudeste de la provincia de Córdoba, consideró de gran importancia estas últimas precipitaciones de octubre. “Puso un piso en los rindes de trigo que hasta estas lluvias el estado del cultivo y su expectativa caía día tras día con la sequía. Y salvó la fecha de primera en maíz; se había podido sembrar muy poco del que estaba presupuestado implantar de primera y, gracias a estas lluvias, se pudo hacer, un poco tarde quizás, pero se pudo sembrar casi todo”, detalló.
“Nos deja un escenario propicio de humedad para comenzar la siembra de soja. Estamos justo al comienzo de la fecha de siembra de la leguminosa y en la mayoría de las regiones estas lluvias van a proporcionar la humedad suficiente para empezar firme la siembra”, agregó.
En este sentido, Cecilia Conde, de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires, dijo que el impacto en los cultivos de estos tres días de lluvia en Córdoba, Santa Fe, Entre Ríos, centro-norte de Buenos Aires, que también alcanzó a la provincia de San Luis y al norte de La Pampa, es muy bueno: mejoran las condiciones de los maíces que pudieron sembrarse de manera temprana y esto facilitará las posteriores tareas de fertilización que pudieran existir.
Jorge Esponda, productor de Roldán, Santa Fe, destacó: “Son muy importantes en este momento. Cortan una racha de sequía y no es poco. Ayuda a que el poco trigo que está llenando granos sea un poco mejor y a acumular agua en el perfil del suelo. Da un alivio pero tendrá que acompañar más adelante en los meses que vienen hasta febrero porque los precios, las retenciones y la coyuntura de costos de producir son muy preocupante. Todo sea para que la Argentina salga adelante”.
En este contexto, Russo recordó que los dos eventos de lluvias que ocurrieron entre la semana pasada y esta se sucedieron muy rápido. En el primero, las precipitaciones dejaron en promedio en las 36 estaciones en la región núcleo donde llevan sus mediciones, 60 milímetros, con niveles de hasta 110 milímetros.
Y en estos últimos días, del 21 a hoy, destacó, fueron en promedio casi 76 milímetros más para la región, con zonas que recibieron más de 80 mm. “Fue impresionante la cantidad de agua que cayó. Fue un evento un poco más agresivo e intenso que el primero que conlleva a que probablemente este nivel de lluvia no tenga la misma eficiencia de infiltración que el anterior. Esperábamos algo más de 30 mm, pero este nivel de lluvia cambió las expectativas sobre todo para soja cuya siembra va a empezar a cobrar fuerza la próxima semana y va a tener muchas más hectáreas que el ciclo anterior”, afirmó.
Juan Pablo Carrera es de Victoria, Entre Ríos: allí también el agua fue más que importante. “Claramente era necesaria el agua para el trigo, que está llenando el grano. No resultó beneficiosa, en cambio, para la definición de cantidad de espigas ni de granos por hectárea, pero sí para la etapa final de estos”, señaló.
Destacó que ayudan las temperaturas benignas de los últimos días, que pueden contribuir a que se estire el proceso de llenado del grano y eso repercuta en el rendimiento. “Para la arveja las lluvias llegaron muy tarde porque se cosecha antes. En tanto que para el maíz temprano que ya estaba sembrado y bien nacido, pero no había recibido nada de agua, las últimas lluvias le dan panorama positivo hacia adelante. La siembra de soja en la zona se inicia alrededor del 20 de octubre y da una ventana hacia adelante muy favorable para empezar las siembras con buena humedad”, explicó.
En Bigand, provincia de Santa Fe, el productor José Luis Roca está entusiasmado porque “llovió, llovió bien, 100 milímetros la semana pasada y ahora otro 100″. Comparó: “Ahora fue un poquito más violento pero una linda lluvia también, esperándola con los brazos abiertos acá porque estábamos mal. Se había sembrado algo de maíz y nacía mal. Ahora vamos a sembrar lo que falta y empezar con la soja ni bien se pueda. Los trigos estaban necesitando agua, creo que fue buena la lluvia así que vamos a tener, si no sucede nada raro, buena cosecha de trigo. Esperemos que continúe”, anheló.
Con una mirada más precavida, Nicolás Udaquiola, director de AZ-Group, dijo: “Las lluvias trajeron tranquilidad momentánea, pero después deberemos seguir recibiendo lluvias para completar una buena campaña”.
Los números del nuevo ciclo
Con la campaña fina ya casi hecha (estiman unas 18 millones de toneladas de trigo y 5 millones de cebada), estas lluvias bastante generalizadas vienen muy bien para la campaña de granos gruesos. Para los campos donde en los mapas de suelo empieza a recomponerse el tema hídrico no solamente a nivel de la capa para la siembra, sino también a nivel del perfil. Es decir, dicen que se puede sembrar y, además, tener agua en el perfil.
Para Gustavo López, analista de la consultora Agritrend, la incertidumbre está en saber cuál será el mix de siembra de los cultivos gruesos, donde se espera que haya 6,2 millones de hectáreas de maíz, una caída de casi un millón de hectáreas respecto del último ciclo, y 1,3 millones de sorgo, que ganará hectáreas que en parte no se harán con el maíz porque el año pasado este último cereal fue afectado por la plaga de la chicharrita y afectó su intención de siembra.
“La gran ventaja se va a la soja, que se potencia como soja de segunda con el trigo y cebada, y soja de primera. Definida casi la cosecha en el hemisferio norte, en los Estados Unidos, ahora todos los ojos están puestos en América del Sur”, dijo a LA NACION López.
“En este esquema, las primeras estimaciones del Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA) para el maíz, de cerca de 50/51 millones de toneladas, podría ser un poquito menor: 48/49 millones. Parecería bastante lógico, es una buena producción. En el caso de soja puede ser la más beneficiada por área y obviamente por mejor rendimiento. El año pasado fueron 50 millones de toneladas y este ciclo podemos alcanzar las 54 millones”, agregó.
En conclusión, dijo que en toda esta estructura, con un trigo de 18 millones de toneladas de cosecha a fin de año, un maíz de 49 millones y una soja de 54 millones de toneladas, entre otros cultivos, se puede estar cerca de los 137 millones de toneladas finales [129 millones en el ciclo pasado].
“Distan del último récord que fue 2018-2019, con niveles en torno a los 141 o 142 millones de toneladas; pero es importante, sería un nivel atractivo, aunque con precios FOB bastante más bajos. Va a haber más producción y cerca de los 100 millones de toneladas de exportación. El año pasado fueron 87 millones; con la caída del precio, se va a estar en niveles de ingresos en torno a los US$32.000 millones, contra US$30.000 millones de 2023”, señaló.
Fuente: Diario La Nación
-
Locales7 días atrás
Solicitud de paradero SIN EFECTO
-
Locales4 días atrás
Hoy: Rufino Activa a pura música y baile
-
Deportes5 días atrás
Gremial +40
-
Deportes5 días atrás
Fútbol Gremial en Matienzo
-
Deportes3 días atrás
Jorge Newbery campeón en Reserva
-
Locales5 días atrás
Licitación Pública Nº 036/2024
-
Nacionales3 días atrás
UTA confirmó que no adherirá al paro nacional de transporte del próximo miércoles
-
Deportes2 días atrás
Voley: Newbery sigue en la punta