Anibal Martini presentará su libro el jueves 31 de marzo, a las 21 hs. en la Sala Hispano, entrada libre.
El autor expresó en su perfil de Facebook:
«Cuando uno se dispone a finalmente darle forma a un libro antes de imaginarlo gasta interminables noches de insomnio, cuando puso manos a la obra los cambios y y correcciones llevan más tiempo del imaginado. Finalmente con todo el material uno llega al Editorial y después de la transacción comercial el Editor te requiere un Prólogo y una Dedicatoria y con este punto el Periodista Escribidor se encuentra en una encrucijada que nadie le enseñó a desentrañar. Me duermo pensando como sintetizar en no más de seis líneas la entrega. Tengo tantos afectos y gente a quien agradecer que necesitaría más líneas que la introducción para poder cumplir siempre con el temor de los olvidos. De cualquier manera voy a ofrecer en este primer anuncio un reconocimiento profundo a un racimo de TIOS que me marcaron en la vida y de los que nunca me olvido.
En primer término mi Tío Pibe, El Pibe Cabo para los que le conocieron de Leguizamón, Don Emilio el Carnicero de Malaber para los vecinos de Ballester.Mi ídolo deportivo, enorme jugador de fútbol, apasionado por los fierros, simpático y entrador. Su casa era mi refugio en mis permanentes viajes a Buenos Aires para cubrir las carreras. Por supuesto que mi Credencial que acreditaba mi entrada a Boxes siempre era doble porque mi Tío era incondicional. A su lado cubrimos años de carreras y lo más lindo era el regreso con los comentarios. Tía Sara nos esperaba y con Nélida y Beatríz planificabamos las salidas hasta que un día volviendo del Autódromo en el Gordini la larga caravana que volvía por General Paz se atoró en la frenada impulsiva de un distraído y volvimos en colectivo con el Gordini en una bolsa. Hermano del Tío Pibe, mi Tío Valentín casi hermano de mi Papá tan cercanos que cada uno se quedó con la hermana del otro vivía en Villa Libertad y allí partía como primer parada en mis francos de Colimba en el Colegio Militar. Pocas veces conocí un hogar más cálido y acogedor que esa casa donde Lito y Raúl (todavía Edith estaba en viaje)de la mano de la Tía Toia te ofrecían. Un ejemplo de pobreza digna, llena de amor, de entrega, de desprendimientos. Ellos no iban a las carreras pero alimentaban los sueños.
Mi segundo basamento fue Mi Tío Aldo, Aldo Giordano para los documentos, «El Chacra» para los amigos. Con él compartí carreras, hoteles y viajes, conocí las primeras vacaciones de mi vida, tuve por primera vez un gabán-piloto doble faz. Generoso y desprendido como pocas veces vi para todos los que le rodeaban. Austero para sí. Un filósofo de la vida sin Facultad, el colectivero de Rufino a Villegas, el amigo de Antonio Carrizo, el íntimo de Meunier y Morán, el tipo al que todos acudíamos en algún momento.Por otro lado todos teníamos y aún conservamos en Rosario la casa de la Tía Lita, la menor de las hermanas de mamá un ser generosamente bueno con luz de vida, luchadora, guerrera y madraza, buena cocinera y mejor anfitriona.
Mi tercer recuerdo es para Mi Tío Angel. Angel Vidales el esposo de Tía Chichí, el papá de Silvia y Mercedes, El Ingeniero profesor de la Facultad de Ingeniería, el talento silencioso de la Fábrica Militar de Aviones, el hombre de Traje y corbata en cualquier circunstancia. Educado, culto, respetuoso y respetado, el enamorado de París, el tipo de cuna humilde al que nunca el Títulos y los cargos se le subieron a la cabeza. El mismo que trabajando vivió en Francia y posteriormente en Italia. Ese hombre de ejemplar recuerdo cuando la Fórmula 1 con Mc Laren, Brabham, Bonnier, Harry Shell, Trintignan, Lotus, Maseratti, Ferrari y Cooper vinieron a la Argentina a correr en Córdoba en el Parque, me acompañó de Traje y Corbata como era su costumbre y con su sola presencia me abrió las puertas de la intimidad de boxes. Había vivido en Pau, visto correr a Fangio y a Trintignan, y aunque las carreras de autos no eran su gran pasión como su vocación era servir me acompañó.
Este es un resumen afectivo al archivo de los recuerdos. Podría escribir otro libro hablando de todos ellos, pero se lo debía y me lo debía. Ellos ya no están pero seguramente desde algún lugar estarán armando una sonrisa. Que importa si la distancia y la locura de esta vida globalizada nos dificulta los encuentros. Siempre estaré abrazando a Chiqui y Bety, a Lito, Raúl y Edith, a Susana, Martha y Alberto, a Silvia y Mercedes. Los afectos están alojados en el Disco Rígido del corazón y no hay método para formatearlo.
Pido perdón a todos Mis Amigos por esta historia íntima, a los colegas y alumnos que puedan eventualmente leerme hoy. Profe, no dijo usted que los Periodistas nunca debemos escribir en primera persona? Es verdad, pero la profesión es solo una circunstancia. Hoy les escribe ANIBAL.»