El diseñador de 20 años que comenzó con la alta costura luego de la muerte de la madre de su mejor amiga nos cuenta sus secretos, inspiraciones y cómo lo afecta el difícil momento que vive la industria.
Se autodenomina como un bipolar que va a fondo y no le tiene miedo a lo que vendrá. Nacido en Rufino, una pequeña Ciudad al sudoeste de Santa Fé, cuando llegó a Buenos Aires solo conocía a su hermana que se había mudado antes que él. Hoy, después de dos años todo cambió y no solo se siente asentado en Buenos Aires sino también con su marca: pretende expandir sus diseños para poder vestir íntegramente a las mujeres.
¿Cómo descubriste que querías ser diseñador?
Me dí cuenta que quería ser diseñador gracias a Nancy la mamá de mi mejor amiga, Salomé, porque con ella siempre veíamos revistas de moda y hablábamos de vestidos y telas. A mí siempre me llamó la atención la moda y me generaba curiosidad. Cuando Nancy murió, porque estaba muy enferma, Salomé volvió de Rosario y me dijo: «Gordo vamos a empezar costura». Y fuimos a lo de Rosa que es la actual modista de mi marca, Salomé dejó al mes y medio y a mí me pareció alucinante. Es un mundo increíble en el que siempre podés crear. Yo tomo a la alta costura como un arte.
¿Por qué solo diseñas para mujeres?
Hago alta costura solo para mujeres por una cuestión de que soy muy ansioso y no puedo hacer todo a la vez, no me darían los tiempos. Además siempre me gustaron las princesas y hoy visto reinas. Entonces empecé con eso que es lo que más me gusta. Me encanta ver a la mujer elegante y poder vestirla y acompañarla, además de resaltar su belleza y asesorarla. Me encantan los vestidos con cola, el drama y los brillos. Por eso es que empecé por las mujeres, pero eso no impide que siga hacia otro camino.
¿Crees que hay una especie de vacío en diseño de alta costura para hombres?
En Argentina hay varios diseñadores que hacen alta costura para hombres. Me gusta lo que hacen aunque tal vez no tienen mi impronta ni mi forma de ver la alta costura masculina que es con brillos, bordados y más arriesgado. También es cierto que el hombre argentino a veces no se arriesga tanto, no sé si se animarían. A mí me gustaría que los hombres sean un poco más jugados y se tiren un poco más de cosas. También estaría bueno que se animen a jugar un poco más, a mi me encanta jugar, me parece que está bueno darle un toque personal.
¿Cuál es tu sueño actual respecto a tu carrera?
Quisiera poder establecerme más que nada en Argentina y lograr expandir mi marca hacia el exterior. Soy muy ambicioso, me gusta siempre pensar en grande y para mí imposible es no internarlo. Voy por eso, por poder crear una marca completa, que tenga todo y que pueda venir una clienta e irse vestida íntegramente by Jorge Rey.
¿Cómo vivís el momento actual de la industria?, ¿te afecta?
El momento que estamos viviendo es complicado, sobre todo para establecer una marca de alta costura y lujo. Pero bueno hay que remarla, si yo no la remo con 20 años, quién va a hacerlo. Así que aunque es complicado tratamos de adaptar los presupuestos para que las clientas se puedan llevar su vestido. A mí no me gusta dejar a nadie sin vestir, yo busco la manera de hacerlo con el presupuesto que haya, me adapto y lo hago funcionar. Y eso me parece que es algo muy importante y que a las clientas les encanta.
¿Extrañas Rufino? ¿Cuáles son las ventajas y desventajas de vivir en una gran Ciudad?
A veces extraño Rufino, sobre todo a mis amigas, mis perros y mis padres. Creo que una de las desventajas más fuertes de dejar el lugar donde uno nació y tiene su infancia es el hecho de volver a crear lazos, en el sentido de que cuando yo me vine a Buenos Aires conocía a mi hermana y a nadie más. Tenía unas amigas de Rufino que estaban estudiando acá pero relacionarte y armar tu gente, tu círculo es difícil. Yo decía que en las noches de soledad vuelven los demonios porque sinceramente estaba solo y eso te pone mal.
Y las ventajas es que podés conocer un montón de gente, (se rie). Es que yo soy así muy bipolar. La Ciudad de Buenos Aires no para, siempre está despierta y cuando querés podés hacer algo. Es mágica, tiene ese qué se yo que te permite poder conocer y salir a la noche. Hay mucha gente que todavía no es conocida y es una bomba en lo que hace. Fue difícil en un momento acostumbrarme pero creo que hoy estoy más que bien acá, es una ciudad hermosa.
Fuente: STEPHANIE PEUSCOVICH – perfil.com