Buenos Aires 2018 ya es historia. Los terceros Juegos Olímpicos de la Juventud de verano concluyeron en tierras argentinas con un saldo de éxito rotundo. Principalmente por la demanda del público porteño y del resto del país por ver y ser parte de este show deportivo montado con estándares internacionales por el Comité Olímpico Internacional (COI). Una expectativa que desbordó los parámetros del COI y que obligó a restringir el acceso gratuito días antes de que comiencen las competencias (el público debió inscribirse para recibir pulseras de color azul que les permitían presenciar las competiciones). Una ciudad como la Capital Federal con una vida deportiva tan rica en clubes recibió con los brazos abiertos semejante espectáculo. El tiempo también acompañó en general en estos 12 días de competencia con gran mayoría de días soleados y con temperatura agradable.

Los Juegos Olímpicos son una de las pocas expresiones culturales donde se ven representadas todas las naciones del mundo. En esta tercera versión de las competencias juveniles se pudo ver esto otra vez. Con chicos y adultos integrantes de los cuerpos técnicos provenientes de todo el globo. Algo que no sucede en un mundial de fútbol ni en ningún otro acontecimiento deportivo internacional.

Salvo algunos casos excepcionales, el desarrollo cumplió en horario y forma con lo estipulado por la organización con sede en Suiza. La puntualidad en el comienzo y finalización de los eventos fue una norma que se respetó a rajatabla.

En el Parque Olímpico de Villa Soldati, la sede principal, hubo una presencia fuerte de los auspiciantes principales de la competencia con stands. También hubo lugar para las acciones de fomento de la actividad física y de responsabilidad social que impulsa la entidad establecida en Lausana.

FUENTE: Hernán Álvarez/ellitoral.com