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Una ola de indignación contra Israel amenaza con estallar en Francia

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Hollande trata de evitar la irrupción del antisemitismo tras los violentos disturbios en Sarcelles por los ataques en Gaza

PARÍS.- ¿Y si el conflicto palestino-israelí se hubiera trasladado a Francia y el país estuviese ante una nueva ola de antisemitismo difícil de controlar? Ése es el dramático interrogante que planea sobre el gobierno y la opinión pública después de las violentas manifestaciones a favor de los habitantes de Gaza, que provocaron en los últimos días cuantiosos daños y varias decenas de heridos y detenidos.

Sinagogas bajo alta protección, almacenes kosher incendiados, farmacias saqueadas y destruidas? El gobierno francés y altos responsables religiosos hacían ayer frente común contra el antisemitismo, un día después de los desmanes que azotaron a la ciudad de Sarcelles, al norte de París, y dejaron esa apacible urbe en estado de shock.

Innumerables comercios vandalizados, vehículos incendiados, mobiliario urbano destruido y unas 18 personas detenidas -entre ellas, varios menores- fue el saldo del desborde de una manifestación propalestina prohibida por las autoridades.

Con frecuencia llamada «la pequeña Jerusalén», debido a una importante comunidad judía procedente del norte de África, Sarcelles se despertó ayer apabullada. «La gente está traumatizada y la comunidad judía tiene miedo», declaró François Pupponi, el alcalde socialista de la ciudad.

Modelo de convivencia interreligiosa en el pasado, Sarcelles ha vivido en estos últimos años actos antisemitas espectaculares. Antaño considerada la primera ciudad judía de Francia, la pequeña urbe de 60.000 habitantes cuenta hoy entre 12.000 y 15.000 judíos que, en su mayoría, se instalaron en los años 60, después de la descolonización. Francia cuenta con 480.000 judíos y entre cinco y seis millones de musulmanes.

El 19 de septiembre de 2012, un artefacto explosivo en un supermercado kosher provocó un herido y una profunda conmoción en esa comunidad. La policía terminó por detener a los miembros de una célula que preparaba una serie de atentados contra objetivos judíos en Francia.

«Lo que sucedió en Sarcelles es intolerable», condenó el primer ministro socialista, Manuel Valls. En un vibrante discurso, el jefe del gobierno condenó el antisemitismo, «esa vieja enfermedad de Europa» que adquiere en la actualidad «una nueva forma». «Se disemina por Internet, en nuestros barrios populares, en una juventud desorientada, sin conciencia de la Historia, que se oculta detrás de un antisionismo de fachada», continuó. «Atacar a un judío por ser judío es atacar a Francia», advirtió, prometiendo «el mayor rigor e intransigencia» contra aquellos que violen las leyes republicanas.

La manifestación de Sarcelles no fue la única que enfrentó a las fuerzas de seguridad con bandas de violentos encapuchados y militantes de ultraizquierda. El sábado, otra reunión no autorizada organizada en París a favor de los habitantes de Gaza también terminó en una batalla campal.

Para la oposición de derecha y la extrema izquierda fue justamente la decisión del ministro del Interior, Bernard Cazeneuve, de prohibir esa marcha que causó la violenta reacción de algunos grupos de jóvenes, en su mayoría musulmanes. En verdad, a la violencia política de esos agitadores se sumaron bandas de descontrolados cuyo único objetivo es romper y robar en todas las manifestaciones.

Frente a la sinagoga de Sarcelles, Cazeneuve asumió su decisión. El ministro juzgó «legítimo» que la gente pueda expresar su posición frente a lo que sucede en Gaza, pero dijo que la violencia es «intolerable». «Esos pequeños delincuentes que rompen todo a su paso no son representativos del Islam en Francia», dijo.

El presidente François Hollande recibió, por su parte, en el Palacio del Elíseo a los representantes de todas las religiones presentes en Francia. Sin evocar directamente la cuestión de la prohibición, el jefe de Estado afirmó que «no será tolerado ningún acto o palabra que puedan hacer resurgir el antisemitismo y el racismo».

El sábado, los fieles de una sinagoga de Lyon descubrieron en la pared del templo un afiche que decía «Israel asesino». El lunes, unas 70 personas manifestaron en un supermercado de Aviñón también al grito de «Israel asesino», y llamando al boicot de productos israelíes, mientras vaciaban las góndolas del negocio.

El Servicio de Protección de la Comunidad Judía (SPCI), que publica anualmente un informe sobre los actos antisemitas en Francia, afirma que en 2013 esas violaciones aumentaron y fueron cometidas -en orden de magnitud- en París, Marsella, Lyon, Toulouse, Sarcelles, Estrasburgo y Niza.

La situación en Gaza sacó a miles de personas a la calle también en otras grandes ciudades francesas y en el resto de Europa. En Bruselas, unas 5000 personas se enfrentaron ayer con las fuerzas del orden, mientras varios miles desfilaron sin incidentes en Londres. A la espera de multitudinarias manifestaciones, las autoridades de Viena, Amsterdam y Estocolmo reforzaban anoche la seguridad en torno a todas las sinagogas.

Dos nuevas marchas propalestinas están previstas en París para mañana y el sábado. En la situación de tensión actual, el temor del gobierno es que se produzca la chispa que termine incendiando los suburbios desfavorecidos de la capital.

ALEMANIA TAMBIÉN SUFRE EL ANTISEMITISMO

Judíos alemanes condenaron ayer el «estallido de odio» hacia su comunidad, en las recientes manifestaciones en el país contra la ofensiva israelí en la Franja de Gaza.
«Estamos experimentando en este país un estallido de odio violento y nefasto contra los judíos, que nos conmociona a todos», dijo el presidente del Consejo Central de Judíos de Alemania, Dieter Graumann.
Manifestantes con banderas palestinas e imágenes del fallecido líder Yasser Arafat profirieron insultos y gritos antisemitas en esas manifestaciones, según la prensa alemana, que denunció que en los desfiles de Berlín se oyeron frases como «¡Muerte a Israel!» y «Los sionistas son fascistas, matando a niños y a civiles».
El diario israelí Haaretz, por su parte, difundió en su sitio web un video en el que se ve a un imán en Berlín que rezó públicamente por la aniquilación de los judíos sionistas, y pide a Alá que «mate hasta el último de ellos».
Graumann denunció en un comunicado que nunca «habría podido imaginar» que volverían a oírse cantos «de lo más repugnantes y primitivos» en las calles de Alemania contra los judíos. Y pidió «una clara y fuerte condena de parte de políticos, medios y de la sociedad civil», en el país donde se organizó el Holocausto.

Fuente: lanacion.com.ar

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