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Un sismo arrasó Nepal y causó un alud en el Everest: más de 1.800 muertos

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Un potente terremoto de 7,8 grados de magnitud devastó ayer Nepal provocando la muerte de más de 1.800 personas y un centenar de desaparecidos, que los equipos de socorro anoche buscaban debajo de los escombros. Se trata del más grave fenómeno sísmico ocurrido en los últimos 80 años en este montañoso y empobrecido país del sur de Asia.

La virulencia del sismo se extendió también a regiones vecinas como India, China, Bangladesh y Pakistán, derrumbando casas, arrasando templos centenarios y provocando incluso una avalancha en el Himalaya, en la zona del Everest, donde murieron al menos 18 escaladores. La cifra provisoria de muertos era anoche de 1.805, según el ministro de Información nepalí, Minendra Rijal, aunque se estima que seguirá creciendo en las próximas horas.
Faltaban cuatro minutos para el mediodía cuando la calma del sábado se vio alterada por el terremoto, cuyo epicentro se registró unos 80 kms al noroeste de Katmandú, la capital nepalesa, según el centro geológico estadounidense. Después hubo 23 réplicas, algunas de las cuales alcanzaron los 6,6 grados de magnitud, lo que amplificó la tensión y el miedo durante horas.

Los canales de televisión mostraban imágenes de absoluta devastación, con calles agrietadas y llenas de escombros y heridos a la espera de ayuda. Las ambulancias no daban abasto para retirar y trasladar a los sobrevivientes. No había electricidad y la red de agua potable se cortó. Las comunicaciones eran prácticamente imposibles, con la líneas deficientes o inoperantes, lo mismo que la telefonía celular.

“No hay agua. El número de víctimas sigue aumentando, muchas casas antiguas se han derrumbado, lo mismo que edificios más modernos. La gente está en la calle, muy asustada porque la tierra no ha dejado de temblar debido a las réplicas que prosiguen”, contó Cecilia Keizer, directora de la ONG humanitaria Oxfam en Nepal.
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La situación es especialmente desoladora en la legendaria Katmandú, densamente poblada, donde numerosos edificios de vivienda y templos centenarios quedaron destruidos. “Estamos intentando sacar a la gente que está enterrada entre los escombros”, contó Sudip Budhathoki, uno de los voluntarios.

La destrucción del Nepal histórico se extendió a la Plaza Durbar de Patan, tal vez la mejor colección de templos y palacios en todo el país. Milagrosamente, sin embargo, salió con sólo daños menores el templo de Pashupatinath, del siglo V, dedicado al dios Shiva.

En cambio, se desmoronó casi en su totalidad la famosa torre Dharahara, uno de los monumentos más emblemáticos del lugar y declarada patrimonio de la humanidad por la Unesco. Este edificio de nueve pisos de altura estaba repleto de turistas cuando se cayó. Hasta anoche habían retirado 250 cadáveres de los escombros que quedaron.

La capital nepalí tenía ayer una gran afluencia de público en centros comerciales y algunas zonas históricas dada la afluencia de turismo interno y externo para el fin de semana. Algunas calles y vías alrededor de la ciudad, en barrios como el de los Newari, construidos con viejas técnicas, sufrieron de manera más fuerte el impacto y la caída de edificios.

Entre las víctimas hay un número importante de extranjeros, ya que Katmandú es una de las mecas del turismo internacional. Esta antigua ciudad, del año 100 antes de Cristo, se caracteriza por la gran cantidad de templos y palacios hinduistas y budistas. Sin embargo, se estima que pasarán varios días para poder identificar a las víctimas por la informalidad de las normas en este empobrecido país asiático.

Los escaladores del Everest, el pico más alto del mundo, sufrieron también los rigores del terremoto. Una avalancha sepultó varios campamentos en la zona de la base, especialmente donde estaban montañistas chinos y japoneses. Cerca de una veintena murieron, aunque se estima que hay varios cuerpos bajo la nieve.

Frente a la magnitud de la tragedia, el gobierno de Nepal dijo que no tenía los medios para hacer frente a la situación. Por eso declaró la emergencia nacional y apeló a la solidaridad internacional. Ya respondieron sus vecinos, China e India, enviando aviones con provisiones, medicamentos y equipos de rescate. También la Unión Europea, Italia, Francia, Estados Unidos y Rusia organizaron programas de ayuda.

 

Fuente: Clarin.com

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