Manejo agrícola.En el sur santafesino, Mauro Stefoni y Gonzalo Meloni vienen trabajando duro para conservar intacto el potencial del sistema agrícola de la región. A partir de ahora, confían que sin retenciones al trigo y al maíz se producirá más y mejor.
Se confirmaron dos noticias muy esperadas por los productores agrícolas. Una de ellas fue la eliminación de los derechos de exportación para el trigo, el maíz, el girasol y el sorgo y, la otra, fue la unificación del tipo de cambio lo que permitirá ir equilibrando, poco a poco, los costos y los márgenes económicos de los cultivos.
Por su parte, la soja, ese escudo económico que defendió a muchas empresas en los últimos años, pagará un 5% menos en retenciones y pasa de 35% a un 30%.
Estas novedades representan para la mayoría productores un aliciente más para recuperar todo el paquete tecnológico y la rotación de cultivos. En otros casos, en cambio, representa respirar con alivio porque nuevamente se revalorizarán las ideas sustentables.
Mauro Rosso, Gonzalo Meloni y Mauro Stefoni son socios y asesores técnicos dentro de la zona central del país. Para ellos, el anuncio trajo tranquilidad ya que trabajan en zonas en las que el monocultivo sojero caló hondo y el negocio agrícola era inviable para el desarrollo de buenas prácticas de manejo.
Los tres tienen una amistad que los une desde la universidad, cuando eran estudiantes de la carrera de ingeniería agronómica en la Universidad de Rosario, recuerdan Stefoni y Meloni en diálogo con Clarín Rural.
Mientras reseñan su historia, caminan y evalúan un hermoso trigal de alto potencial y a punto de cosecharse, recientemente, en la zona de Cañada de Gómez, sur de Santa Fe. De acuerdo a los técnicos, esta zona viene registrando recurrentes precipitaciones lo que a veces dificulta las labores de siembra y retrasa la entrada en el lote para trillar el trigo.
Según Stefoni, quien analiza la eliminación de las retenciones al trigo y el maíz y la mejora en el tipo de cambio, en los últimos ocho años “se acumularon muchas ganas de retomar la adopción de buenas prácticas dentro de las empresas ya que en este tiempo, y más marcadamente en las últimas campañas, se trató de subsistir financieramente. Haberle soltado la rienda al trigo y el maíz generará que muchos productores vuelvan a apostar a estos cultivos”, explica, muy entusiasta.
Meloni, en cambio, más cauto, advierte: “Es la combinación de factores que necesitábamos: la quita de retenciones y el ajuste cambiario porque los costos de producir una hectárea de maíz actualmente son altísimos”.
Ellos no dudan respecto de los beneficios y la estabilidad de rendimientos que aporta el cereal al sembrarse en esta fecha de año y el potencial que tiene en la región. Por esto, sostienen que muchos planes de siembra se modificaron y se inclinaron hacia el maíz, más aun que el cereal y la soja tienen precios semejantes.
Los tres técnicos tienen historias de vida e ideas técnicas similares, por ello decidieron formar el Grupo Kernel en el año 2008, agregan como parte de su historia. El kernel es un término que en química significa núcleo y representaría el eje que los identifica ya que ellos crecieron en distintos pueblos del interior santafesino y hoy mantienen viva esa esencia desarrollando sus ideas productivas como profesionales agrónomos consolidados.
Hasta el año 2008 trabajaron por separado como asesores y, en plena crisis del campo, decidieron unirse. Se iniciaron complementando sus ideas técnicas y así unieron a sus asesorados. Todavía recuerdan que en los primeros tiempos, en pleno paro agropecuario, visitaban a los productores en los cortes de rutas. Hoy, el contexto les cambió.
El grupo asesora casi 25.000 hectáreas entre Santa Fe, Córdoba y Entre Ríos y debido al volumen de tareas decidieron dividirse las zonas de trabajo: en Santa Fe y Entre Ríos trabajan Stefoni y Meloni y, en Córdoba, donde reconocen que tienen una importante cantidad de trabajo y empresas de mayor escala está instalado Rosso.
Dentro de la zona núcleo, Stefoni y Meloni aseguran que tienen una importante tarea de concientización técnica cuando trabajan con los productores ya que las prácticas agrícolas de los últimos años, con baja rotación de cultivos, han impactado fuerte en los sistemas agrícolas. Ambos técnicos sostienen que comúnmente los productores son resistentes a adoptar buenas prácticas de manejo debido al contexto económico, sin embargo, destacan que eso trajo aparejado serias consecuencias.
Al afirmar ésto, están pensando, principalmente, en los problemas de malezas que sufren y que crecen campaña tras campaña. De acuerdo a ellos, esta zona del sur santafesino es un sitio crítico ya que los contratistas trabajan para todas las direcciones y traen las diversas problemáticas de resistencias a herbicidas. Sin embargo, los asesores sostienen que la situación no es grave todavía y, además, se manejan con protocolos ajustados para las distintas problemáticas.
“También la degradación de los suelos y las pérdidas por erosión hídrica son cuestiones con las que nos encontramos permanentemente en los campos. Es más, con mucha preocupación vemos que por las malezas resistentes, muchas veces se practican labranzas primarias”, se lamenta Meloni, mientras monitorea un lote de soja de primera en un primeros estadios de crecimiento.
Stefoni, que trae en sus manos dos pequeñas hojas de soja con síntomas de septoriosis y posturas de chinche, aporta su idea: “Buscamos que los productores entiendan la importancia de los manejos específicos según cada problemática y un diagnóstico determinado. Los capacitamos para que no sigan con tácticas repetitivas que en algún momento tuvieron éxito”.
Los técnicos tienen una visión estratégica del manejo y concluyen al respecto: “Nos afirmamos en manejos preventivos y eso es lo que genera la diferencia”.
Otra de los aspecto que los ayuda a consolidar ideas agronómicas, comentan, es la formación de un equipo de trabajo con los productores.
“Con cada productor generamos una relación de confianza como parte de la cual creamos un equipo. Así tenemos resultados exitosos y trabajamos a partir de los errores”, destaca Stefoni, a lo que Meloni dice: “Formar equipos también ayuda a que los productores busquen resolver rápido las problemáticas que tienen en el lote. Así no desaprovechamos recursos ambientales y los destinamos completamente a los cultivos. De esa forna, producimos al tope de nuestro potencial”.