“El Niño ya está instalado y está mostrando sus efectos en muchas partes del mundo, pero recién se activa en octubre para Sudamérica. Los institutos más prestigiosos que estudian el clima así lo están indicando y enfatizan que el fenómeno no se manifiesta ni en otoño ni en invierno”, dice el consultor Eduardo Sierra.
Además, subraya que “hay otro elemento que comprometió y seguirá comprometiendo el caudal de lluvias: los vientos polares permitieron un ascenso de la corriente de Malvinas y dificultan la entrada de los vientos más húmedos provenientes del trópico. Ese fenómeno generó un foco seco en el centro del país que, si no se corrige, podría provocar que los agricultores de esa zona, con su optimismo inoxidable, siembren granos gruesos sin humedad en el perfil y cabeceen un adoquín”.
Hacia adelante el efecto de El Niño leve que se pronostica no va a ser uniforme: “Recibirán precipitaciones por encima del promedio las provincias de la Mesopotamia y del NOA, el este de Buenos Aires, Chaco y Uruguay, con menores registros en el interior del territorio, donde no llega la humedad del Atlántico ni del trópico”, adelanta Sierra.
El especialista prevé que las lluvias serán convectivas, con distribución espacial irregular, que generarán focos con grandes acumulados –por ejemplo, en Misiones– y áreas con registros debajo del promedio, como puede ser en el centro del país. Esta zona –Córdoba, oeste de Buenos Aires y La Pampa– puede tener nuevamente registros poco aptos para la agricultura, lo que está impulsando a algunos productores a pensar en volver a un sistema mixto, con una proporción de ganadería insertada en los lotes de mediana y baja fertilidad de los campos.
En cuanto a las las temperaturas, seguirán mostrando amplitud durante el día como ocurre actualmente. Las mañanas frías son consecuencia del gran enfriamiento nocturno de la tierra por contener muy poca humedad, tras lo cual viran a templadas con el correr de las horas por el efecto del sol.
Fuente: Diario La Nación