El equipo de Sampaoli jugó mal, sacó un punto con sabor a nada ante el último de la tabla y no pudo aprovechar los resultados ajenos. Perdía por Murillo al inicio del complemento, pero Feltscher en contra lo igualó minutos después. Los hinchas despidieron al equipo con silbidos. Ahora, a jugar la clasificación en octubre.
Messi y su desesperación.(FotoBaires)
La selección argentina volvió a decepcionar. Esta vez, no perdió ninguna final, aunque el partido de esta noche podía entrar en esa categoría a juzgar por la inminencia del desenlace de las Eliminatorias a Rusia 2018. En la antepenúltima fecha de la clasificación sudamericana, no pudo ganarle como local al último de la tabla, el ya eliminado Venezuela, y se mantuvo en zona de repechaje pese a la serie de resultados favorables que se le habían dado antes.
El conjunto de Sampaoli fue despedido con silbidos por los hinchas que coparon el Monumental, entusiasmados con la apuesta supuestamente ofensiva de la formación nacional que apenas empató 1 a 1 con la Vinotinto. Lo perdía por el gol de Murillo a los 4 minutos del complemento, lo pudo igualar gracias al tanto en contra de Feltscher. Y acabó, tras sumar dos unidades en la doble fecha de septiembre, en el mismo puesto en el que comenzó. hoy, debiendo disputar la repesca con Nueva Zelanda.
Argentina arrancó como para hacer tres goles en el primer tiempo, pero terminó el pleito desdibujado, sin ideas, partido y hasta sufriente en cada contra de su adversario. En el acto inicial mereció ponerse en ventaja ya que contó con varias ocasiones, pero todas las fue dilapidando una tras otra por impericia propia y por el buen trabajo del arquero Faríñez.
A los 3′, Icardi falló una ocasión propicia con un remate débil. Luego erraron sistemáticamente Dybala, el propio Icardi, Acosta y hasta Messi, que en la última de todas intentó con un disparo externo pero el arquero le ahogó el grito. El cero a cero, camino al vestuario, ya empezaba a preocupar.
El complemento comenzó con el baldazo de agua fría del tanto de Murillo, que dejó a las tribunas de la cancha de River presas del estupor. Apenas cuatro minutos más tarde, Acuña desbordó por la izquierda y Feltscher, apurado por cerrar a Icardi, la metió dentro de su propia meta para devolver la tranquilidad. El aliento renacía, la esperanza reverdecía y parecía que se preparaba el escenario para el triunfo. Pero no.
Desde ahí, Argentina tuvo la pelota la mayor parte del tiempo, pero no apareció ni una sola idea como para llegar tejiendo de atrás al área venezolana. Hasta Messi lució discontinuo aunque, vale decir, estuvo muy mal acompañado. El equipo lució fracturado en el medio y, en el tramo final, fueron los visitantes los que tuvieron algunas réplicas y un par de tiros libres peligrosos como para ganarlo. Ni Benedetto ni Pastore aportaron inteligencia. Y el 1-1 ya no se modificó.
El epílogo encontró al plantel mirándose entre sí, mientras bajaban de las gradas los gritos y silbidos de reprobación. Ahora, habrá que procesar el enojo y trabajar rápido para llegar bien armados al último par de encuentros, con Perú de local y Ecuador afuera. Una serie que marcará el destino de una camada de jugadores que, con Sampaoli mirado de reojo, afronta otro difícil escenario.