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River, en todos los frentes: desplegó su jerarquía ante Atlanta y sostiene su sueño por triplicado

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Derrotó 4-1 al equipo de Villa Crespo; espera al ganador de Olimpo de Bahía Blanca y Deportivo Morón, que juegan el lunes; pelea en la Copa Libertadores y aspira a levantar en la Superliga.

Foto: LA NACION / Marcelo Aguilar

SAN JUAN.- La noche no tuvo ni hazaña bohemia ni desfile millonario. Solo se encargó de reconfirmar una premisa que se repetirse en el mundo del fútbol: la jerarquía individual suele ser el arma más decisiva para definir partidos donde no se entregan ventajas. Ayer, Ignacio Scocco se volvió a calzar el traje de salvador futbolístico de River, algo que ya empieza a volverse una sana costumbre. Cuando más lo necesita el equipo, el delantero saca a relucir su categoría y dice presente. Esta vez no lo hizo con goles, sino con tan tres toques para allanar el camino para la victoria 4-1 ante Atlanta, en un encuentro que se le hacía demasiado cuesta arriba al equipo de Marcelo Gallardo.

Un gran giro pisando la pelota para dejar pagando a Bianchi Arce, un toque con el pie derecho para estirar la pelota en la medialuna del área y una sutil asistencia de zurda para el bombazo de Saracchi fueron los tres movimientos con los que Scocco cambió el rumo a falta de un minuto para el cierre del primer tiempo. Segundos después, en el tercer toque desde el saque de arco, Bianchi Arce volvió a fallar y entregó mal una pelota que robó Nacho Fernández para definir de zurda y en soledad frente al arquero Lugo.

Cuando nada ocurría y el empate era justo, River sentenció rápido la historia que luego Pity Martínez y Auzqui transformarían en goleada -descontó Adrián Martínez-. De esta manera, embolsó 1.420.000 pesos de premio y se instaló en las semifinales de la Copa Argentina, donde lleva 14 goles en cuatro partidos: previamente había eliminado a Atlas (3-0), Instituto (4-1) y Defensa y Justicia (3-0).

Quizá, por la elección de gestionar cargas físicas frente a Atlético Tucumán en la última fecha de la Superliga y reservar a sus figuras para jugar en San Juan, el rendimiento ante un equipo de Primera B Metropolitana no fue el esperado. Durante el primer tiempo, Atlanta contuvo el mediocampo y al millonario le costó jugar, siendo previsible y hasta estático por momentos.

Sin el despliegue que suele aportar Enzo Pérez, situado muy cerrado, cerca de Ponzio; con poca explosión de De La Cruz, Nacho Fernández y Pity Martínez -quienes ocuparon el frente de ataque-, la calidad de Scocco le resolvió la ecuación al Muñeco, porque su equipo no podía generar situaciones de gol. Es más, la primera llegada al arco rival se dio a los 36 minutos del primer tiempo, cuando Martínez le filtró una pelota a Nacho Fernández, que perdió ante el achique de Lugo. Luego, el ex Gimnasia tendría su desquite y se volvería determinante para concretar una abultada victoria.

Ahora, se vendrán cuatro partidos que serán los que marcarán el pulso y el futuro del conjunto de Núñez: los próximos martes, 24 y 31, se medirá con Lanús por las semifinales de la Copa Libertadores, el sábado 28 jugará con Talleres, en Córdoba, por la Superliga, y el domingo 5 de noviembre recibirá a Boca en el Monumental, en el primer superclásico del semestre.

Gallardo continúa dejando en claro que la Copa Argentina está en el segundo escalón de los objetivos del semestre. En San Juan, jugó con un equipo con presencia de titulares y un sistema 4-2-3-1 en el que únicamente Montiel y Saracchi fueron las dos caras que suelen ser suplentes y tuvieron su lugar, como si el entrenador manejara los momentos de cada pieza para que no presenten agotamiento cuando se aproximan los tiempos de las definiciones. Sabiendo que da revancha a largo plazo, la Superliga queda en un tercer plano duelo decisivo se aproxima.

La obsesión es la Copa Libertadores y, por eso, la serie con Lanús es el gran desafío por delante. Pero la Copa Argentina también seduce: está a dos partidos de consagrarse bicampeón y en semifinales jugará frente al ganador de Olimpo y Morón, que se enfrentarán el lunes. Pese a que no encuentra regularidad, cuando debe ganar, los triunfos son sucesivos y contundentes. Y a eso se aferra River para ilusionarse.

Fuente: La Nación

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