Tres de los ocho presos que se fugaron de la cárcel de Piñero el domingo y que terminaron siendo recapturados los primeros días de la semana fueron imputados por el delito de evasión agravada por el uso de armas en carácter de coautor; y a dos de ellos les sumaron la portación ilegítima de armas de fuego agravada por registrar antecedentes penales contra las personas en concurso ideal con encubrimiento por receptación dolosa, todos en carácter de coautores y en concurso real entre sí. Se trata de Alejandro Antonio Schimittlein, de 40 años; Sergio Martín Cañete, de 35; y Joel Isaías Rojas, de 25 años respectivamente.
En tanto, Elisabeth A. fue acusado por los delitos de resistencia a la autoridad, encubrimiento y portación ilegítima de arma de fuego de guerra en concurso ideal con encubrimiento por receptación dolosa, en calidad de autor y en concurso real; y Rodrigo G. por encubrimiento y portación ilegítima de arma de fuego de guerra en concurso ideal con encubrimiento por receptación dolosa, en calidad de autor y en concurso real. Estas dos personas fueron detenidas cuando protegían a los evadidos una vez que escaparon de la prisión.
El fiscal Franco Carbone les atribuyó a los tres evadidos haberse escapado de la cárcel de Piñero junto a otros cinco presos en el marco de “un plan común y previamente organizado, contando para ello con el apoyo externo de un número de personas aún no identificadas”. Según la investigación, al menos cuatro personas, entre las que se encontraban dos hombres aún no identificados y Walter Soraire, quien falleció al recibir un balazo mientras cortaba el alambrado perimetral de la cárcel, llegaron al presidio cubriendo sus rostros con pasamontañas, capuchas y al menos uno de ellos con una máscara de utilería de goma a bordo de un Peugeot 308 negro que estacionaron en el camino rural que bordea la cárcel.
Según esa secuencia, “uno de los hombres que llegaron al lugar permaneció al mando del auto con las puertas y el baúl abierto, en tanto que Soraire y los dos restantes descendieron del vehículo y perforaron el cerco perimetral de la cárcel haciendo un agujero en el mismo con una amoladora a los fines de ingresar al penal”. Una vez en el interior, en el espacio denominado “camino patrulla”, los invasores portando cinco armas de fuego (entre ellas al menos un revólver, una pistola ametralladora FMK3 calibre 9 milímetros, una pistola calibre 380 y una pistola calibre 11.25) comenzaron a disparar contra los agentes penitenciarios apostados en las garitas de seguridad externa.
Luego de recorrer unos 200 metros aproximadamente, y tras haber sobrepasado cuatro de las garitas, los hombres se apostaron debajo de la garita 5 del módulo D de la cárcel y mientras dos de ellos continuaban efectuando disparos contra el personal, el restante realizó un corte con la amoladora en el segundo cerco perimetral atravesando el “cordón” que lo separa del siguiente tejido alambrado y perforó este último realizando la misma maniobra.