Marcelo y Sebastián Bona: dibujos y canciones de nuestra ciudad.
Domingo por la tarde. Y aunque juegue Boca estos xeneises de alma me reciben con unos amargos en el domicilio de calle Rosa Boussy.
Marcelo ¿Te considerás intérprete, cantor, músico…? ¿Cuándo surgió en vos esta manera de expresarte?
Marcelo Bona
Me considero cantante, nada más. No soy músico porque no sé leer música. Arranqué desde muy chico, jugando con la música. Mi mejor amigo, Huguito Noval, era cuñado del bajista de los Duques Negros. Con 7, 8, 9 años nos metíamos a la pieza de ensayo de los Duques a escucharlos y después nosotros íbamos al patio y armábamos la orquesta de tachos. Con escobas y tachos de dulce de batata.
¿Algún músico o cantante en tu familia?
En mi familia no había nadie que cantara o le gustara la música. El único el hermano de mi viejo, muy fanático del tango, muy buen bailarín de tango, pero cantantes no. A esto ya lo traía conmigo y surgió, como dije antes, jugando.
¿Cuándo dejó de ser un juego?
Fue en la secundaria, en el colegio Nacional. Empecé a cantar en las fiestas de fin de año. El que me marcó en mi adolescencia fue León Gieco. De más grande, con Huguito Mansilla, hicimos un poco de Charly, pero el 70 % era de León. En el año 81,82 formamos MIR ( Músicos Independientes de Rufino) con Hugo Mansilla, Daniel Mariatti, Oscar Rodríguez y yo. Ahí empecé a cantar folklore en un 90 %.
Con ese grupo actuaron en varios lugares…
Sí, hicimos varias actuaciones. En canal 5 de Rosario, Villa Constitución, Camilo Aldao, ganamos festivales y en el año 85 ganamos el Pre-Cosquín. Llegamos hasta ahí nomás y no pasamos a mayores. El grupo se desarmó y sólo quedamos Daniel y yo como dúo de guitarra y voz. Todos conocen lo que toca Daniel. Lo hicimos durante muchos años.
Luego vino una etapa sin música…
Estuvimos un poco alejados porque Daniel fue a estudiar a Rosario y yo me quedé acá trabajando. Formé mi familia. Opté por el trabajo y la familia. Pero seguimos vinculados, cuando venía tocábamos. Luego él también formó su familia y lamentablemente estuve unos años sin hacer música.
¿Qué artistas o cantantes te marcaron?
Me marcó la Negra Sosa, que es mi ídolo como cantante femenina. Enrique Llopis me gustó mucho en la parte masculina. A veces cuando canto un tema me dicen que canto como Enrique. Son influencias y también por el tipo de voz.
¿Y ahora que estás haciendo?
Después de mucho tiempo sin hacer nada apareció Chango Naón. Siempre digo que tuve la suerte, sin saber música, de cantar con los mejores músicos de Rufino: Chango, Daniel. Formamos un grupo estable de solistas, no un grupo vocal, con Chango como arreglador. Ahí estamos Mario Abecasis, Paula Naón y yo. Este año tuvimos la suerte de grabar un disco, un poco a las apuradas por el costo que tiene eso. Pero salió un buen material. Estamos con mucho ensayo y pocas actuaciones. Lamentablemente la música que hacemos no se consume tanto. No a un nivel tan popular como quisiéramos. No tenemos espacio para cantar. Te llaman, pero a veces necesitás dinero para gastos, cuerdas, micrófonos. Nuestra última actuación fue hace cuatro meses en Mojito. El 22 de noviembre Pérez Mernes presenta su nuevo libro y como somos sus amigos vamos a ir a cantar temas de su autoría. Letras musicalizadas por Chango e interpretadas por mí.
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¿Qué música escuchás?
Mercedes, Yupanqui, Cuchi Leguizamón, Raúl Carnota, el Dúo Salteño, Chango Farías Gómez. Ya de grande empecé a interpretar cosas de Piazzolla y hoy en día me llegan muchísimo.
¿Por qué hacés esto?
Llevo en esto 40 y pico de años y no lo hago por hobby, lo hago porque el arte es algo de adentro y es una necesidad. Lo hacemos por amor a la música. Y si de algo estoy orgulloso hoy es que mi hijo sigue mis pasos.
Sebastián ¿artista plástico, pintor, dibujante?
Antes que artista plástico me considero dibujante. Todo lo que yo hago está basado en el dibujo. Todo arrancó en el dibujo y en el crear formas. Cuando uno pinta dibuja, cuando uno esculpe dibuja. Todo el tiempo crea formas, da formas, líneas. Y se puede dibujar con todo, no sólo con un lápiz. Uno dibuja con las manos cuando habla, puede dibujar con una soldadora, con un cincel y con una masa. Hay muchas maneras de dibujar y me gusta que me digan dibujante. Porque era dibujante antes de nacer, como un título pre natal que no está en ninguna facultad.
Entonces todo comenzó desde muy pequeño…
Sebastián Bona
Toda mi vida estuve cerca del dibujo. Fue algo que descubrí con mi abuela. Ella fue la precursora del dibujo. El lápiz fue el juguete preferido y lo sigue siendo. En el arte se arranca jugando y hasta el día de hoy uno juega cuando pinta, cuando dibuja, cuando crea obras. Es el punto donde el adulto y el niño se juntan. En un principio era un hobby, lo usaba como pasatiempo. Hace cuatro años empecé a estudiar y ahora es una parte indispensable de mi vida y que necesito hacerlo. Cuando me preguntan por qué hago lo que hago quiero devolver la pregunta ¿vos por qué respirás? Es la necesidad interna que uno tiene de mostrar. Es una manera de sacar eso que el artista tiene dentro guardado.
¿En Rufino hiciste algún curso?
Mi abuela también tuvo la iniciativa para que empiece un taller de plástica con la artista local Marisa Caicholo con 10 u 11 años. Con Marisa hice taller unos meses hasta que ella se marchó al norte del continente. En Rufino no hay tantos talleres y posibilidades. Entonces me sentí defraudado y hubo una pelea con el lápiz. Estuve mucho sin dibujar. Hasta que retomé porque es de esos amores que van y vuelven pero que siempre están ahí. Es un constante retorno.
¿Algún artista del cual aprecies su obra?
Rajadell siempre me gustó mucho. Y volví al dibujo haciendo figuraciones con los dibujos de él. Siempre me interesó ese realismo que él hace. Así de a poco comencé a estudiar y fue como un casamiento. Ahora es de todos los días levantarme y hacer algo, levantarme y jugar. Enfrentarme a un lienzo y empezar a jugar. Uno tiene la ambición de mostrar para transmitir algo, para cambiar la perspectiva de lo general de las cosas. El artista tiene otra sensibilidad. Y uno tiene la función de provocar al otro subjetivamente, a través de la sensibilidad y del lápiz como herramienta.
¿Actualmente que estás haciendo?
Estoy en cuarto año de la Facultad de Humanidades y Arte de Rosario, especialidad taller pintura. Allá tomé cursos. Hice un curso con un dibujante de allí, Julián Usandizaga, alumno de Grela y discípulo de Berni. Hace 2 o 3 años paralelamente a las actividades de la facultad me empecé a dedicar a la parte profesional. En ese circuito donde se mueven los artistas yo me considero un artista emergente. El artista emergente es aquel que recién se está iniciando en ese circuito que es bastante cerrado. También realizo muestras, hice muchas en Rosario. Acá en Rufino expuse en Metaloplástico, junto a Iris Bertello y Daniel de Jesús. Donde mi papá estuvo haciendo un poco de música. Después llevamos la muestra al museo de Casilda. Últimamente estoy trabajando en la galería TIMO. Son chicos que se iniciaron hace poco en este negocio, un poco para sondear el mercado de arte en Rosario que está bastante parado. Ellos convocan a artistas emergentes, jóvenes en el sentido de iniciación y no de edad.
Me despido de ellos con una sensación difícil de explicar pero por cierto muy agradable para los sentidos. Gracias Marcelo y Sebastián por el arte que brindan.