Tras seis meses de lucha, la beba pudo salir del hospital e ir a casa.
La pequeña Manushi es un milagro viviente. Cuando nació pesaba 400 gramos, lo mismo que una barra de chocolate, y media apenas 22 centímetros, un poco más que la mano extendida de su papá. Tenía los pulmones, el corazón, el cerebro, los riñones y la piel delgados como el papel, sin embargo su fortaleza le dio la energía necesaria para sobrevivir contra todo pronóstico.
La madre de la beba, Seeta, de 48 años, sufrió presión arterial peligrosamente alta durante su embarazo. Esta condición puede causar problemas tanto a la mamá como al bebé, incluyendo preeclampsia, nacimiento prematuro, bajo peso al nacer o desprendimiento de la placenta.
A través de un ultrasonido a las 28 semanas se detectó una falta de flujo sanguíneo a la placenta. Por esa razón, el 15 de junio los especialistas decidieron realizar una cesárea de emergencia y Manushi fue conectada a un respirador artificial y transferida a cuidados intensivos. Le dieron una probabilidad del 0,5 por ciento de supervivencia.
“Ella solo luchó, luchó y luchó contra todas las probabilidades, pero lo logró”, explica su mama cuando ya le informaron que le darán el alta para poder irse a casa la semana que viene tras pasar medio año en la unidad de cuidados intensivos neonatales en el Hospital Infantil Jivanta en India.
El jefe neonatólogo del hospital, Sunil Janged, precisó: “Cuando nació el bebé, no estábamos seguros de lo que podría pasar. Ella luchaba por respirar, por lo que se le colocó inmediatamente un respirador para expandir sus diminutos pulmones. No podría ser alimentada adecuadamente debido a la inmadurez de su intestino”.
Y prosiguió: “Todos los nutrientes esenciales como aminoácidos, lípidos, carbohidratos, minerales, multivitaminas y oligoelementos los recibía directamente por circulación sanguínea”. Tras siete semanas, Manushi pudo empezar a tomar la leche materna. Lentamente siguió mejorando, pudo respirar por sí misma y su cerebro y ojos se desarrollaron normalmente.
La semana que viene, después de medio año de lucha, podrá irse finalmente a casa con sus padres. Ahora pesa 2,35 kilos.