Las lagunas están algo vacías y los charcos vacíos del todo, pero no es el único indicador de la escasez de humedad en la zona. Se empieza a ir agosto y numerosos lotes de trigo están mostrando síntomas de déficit hídrico.
En la zona, en el sudeste cordobés, una importante cantidad de ambientes con capacidades de uso inferiores se asignaron a la siembra de fina, principalmente debido a las buenas precipitaciones otoñales y los buenos márgenes que venía experimentando la rotación trigo/soja de segunda.
Pero este invierno, como lo demuestran los promedios históricos, en la zona llovió poco y nada en algunas localidades, con lo cual el comportamiento de los lotes de trigo en ambientes inferiores o fertilizados tarde empiezan a experimentar estrés por escasez de humedad.
Si bien casi la totalidad de los trigos trascurren la etapa de macollaje, etapa en la cual los déficits no se hacen muy visibles, de no registrarse precipitaciones en el corto plazo el potencial de algunos trigos, especialmente los que desde ya están mostrando algún síntoma de estrés, van a reducir su potencial.
En algunos lotes, la decisión de fertilizar en macollaje con nitrógeno no colaboró con su estado, ya que las precipitaciones no fueron suficientes y hoy su déficit es hídrico y nutricional, observándose no solo en su clorosis basal, sino también en menos macollos por planta, especialmente en lotes de calidad inferior.
Esta situación climática planteada en diferentes escenarios zonales hace que convivan varias realidades entre los lotes con napa cercana, con buena capacidad de almacenar agua y rotados frente a lotes erosionados, sin napa ni capacidad de almacenar.
Otro potencial riesgo lo están representando las enfermedades, siendo otra vez roya anaranjada (Puccinia triticina) en el sur de la provincia y amarilla (Puccinia striformis) más al centro norte, las protagonistas fúngicas de la campaña.
Si bien la incidencia es moderada en roya anaranjada, esta campaña tiene la particularidad de su aparición temprana y de su continuidad en los lotes desde fines de junio hasta ahora. Saliendo de agosto en adelante el incremento de las temperaturas predispondrán condiciones para que la enfermedad prospere aumentando aún más con la aparición de precipitaciones.
Este cuadro de situación es el que llevó a numerosos técnicos y productores a efectuar controles aún en macollaje sobre variedades susceptibles, priorizando el mejor accionar preventivo del fungicida sobre el curativo frente a una posible «explosión» de la enfermedad y a su vez obtener un mejor mojado en las hojas basales, que es donde predominan hoy las pústulas.
El futuro de la cosecha fina 19/20 en la región tiene todavía medio libro por contar, dependerá de cómo acompañen las precipitaciones, las amplitudes térmicas y las enfermedades para saber su final que hasta ahora sigue abierto.
Maíz y soja
En cuanto a los preparativos para la siembra de maíz y soja, hay algunas novedades respecto de hace unos meses, principalmente en maíz. Con la buena recarga otoñal y la expectativa de las últimas campañas, la zona presupuestaba su máxima área de maíz para la próxima campaña. Hoy frente a un escenario de perfiles edáficos deficitarios y temor a embarcarse en una alta inversión en dólares, esos lotes que estaban asignados a maíz y donde todavía no estaba definida la compra de sus insumos hoy corren riesgo.
En los lotes que van a soja de primera, en algunos casos se empezó a ver esta semana apariciones de malezas resistentes en lotes barbechados, sobre los cuales hay que ir pensando la estrategia de control presiembra para que estos no sean un problema que nos acompañe toda la campaña. La decisión de un barbecho corto antes de los herbicidas presiembras o preemergentes muchas veces terminan siendo más baratos que innumerables controles en postemergencia.