Ya no es secreto que el cielo está plagado de planetas. Y cada vez que la nave Kepler de NASA lanza su red en el océano cósmico, captura mundos alienígenas más rápido que cualquier otro cazador planetario en la historia.
El martes, los científicos del Kepler anunciaron que podemos sumar 1,284 exoplanetas nuevos a la lista de mundos confirmados. La nueva redada aumenta el total de la misión Kepler a 2,325 exoplanetas descubiertos, los cuales representan más de dos tercios de los planetas conocidos en la galaxia.
“Es la mayor cantidad de exoplanetas que jamás se haya anunciado al mismo tiempo –dijo Timothy Morton, de la Universidad de Princeton, durante la conferencia de prensa del 10 de mayo en que se dio a conocer el descubrimiento-. Este anuncio… más que duplica la cantidad de exoplanetas Kepler conocidos”.
Los nuevos mundos incluyen alrededor de 550 planetas que podrían ser rocosos como la Tierra, y nueve de ellos orbitan las zonas habitables de sus estrellas; es decir, la región que permite la presencia de agua líquida en la superficie del planeta. Algunos de esos mundos podrían ser similares a Kepler-186f y Kepler-452b, los análogos terrestres más cercanos a nosotros hasta ahora.
“Estamos muestreando la galaxia para entender cuántos planetas hay, y cuán lejos debemos buscar para encontrar planetas potencialmente habitables como la Tierra –dijo la científica de la misión Kepler, Natalie Batalha, del Centro de Investigación Ames, NASA-. No tiene que ser, necesariamente, un planeta idéntico a la Tierra, en términos de órbita y tamaño”.
Los científicos encontraron el nuevo lote de exoplanetas usando una nueva técnica automatizada, desarrollada por Morton y descrita en The Astrophysical Journal, la cual clasifica la enorme cantidad de datos recibida del Kepler. Sin ese tipo de automatización estadística, la búsqueda y confirmación de exoplanetas sería un proceso extremadamente lento, y requeriría de observaciones de seguimiento para desenmascarar impostores que se hacen pasar por planetas.
Hace solo 20 años que el primer exoplaneta –un mundo grande del tamaño de Júpiter- fue descubierto orbitando una estrella parecida a nuestro sol.
Antes de eso, muchos científicos dudaban que alguna vez pudiéramos encontrar un planeta fuera del sistema solar; y ni hablar de miles de ellos, en su mayoría descubiertos en los últimos dos años.
“Hoy sabemos que los exoplanetas son comunes, que casi todas las estrellas de nuestra galaxia tienen sistemas planetarios, y que una fracción razonable de las estrellas de nuestra galaxia tienen planetas potencialmente habitables –dijo Paul Hertz, director de la división de astrofísica de NASA-. Saber esto es el primer paso para responder la interrogante: ¿Estamos solos en el universo?”:
¿Otras Tierras en el vecindario?
Kepler facilitó mucho la búsqueda de otros mundos desde su lanzamiento, en 2009. Durante cuatro años, la nave fijó su mirada en un sector pequeño y rutilante del cielo, justo por arriba del plano de la Vía Láctea. Desde su posición privilegiada en el espacio, y con una precisión inigualable, el telescopio observó planetas que pasaban frente al rostro de más de 150,000 estrellas, opacando brevemente la luz de esas estrellas distantes.
A partir de esos parpadeos, los científicos determinaron el tamaño de los planetas lejanos, cuántos rondaban cada estrella, y cuánto tiempo demoraban en completar una órbita alrededor de sus soles.
Pero ese sector del cielo es apenas una fracción de lo que hay por ver, y para que Kepler pueda detectar un planeta, ese mundo tiene que estar alineado de manera muy precisa respecto del telescopio. Batalha dice que, si extrapolamos los resultados del Kepler, es muy posible que la Vía Láctea esté repleta de planetas que podrían ser muy parecidos a la Tierra.
“Hay más de 10 mil millones de esos planetas, solo en nuestra galaxia –asegura-. Y entonces te das cuenta que, al preguntar, ‘¿En dónde es probable que se encuentre el planeta potencialmente habitable más cercano?’, lo encontrarías a unos 11 años luz, cosa que, en términos astronómicos, es muy cerca”.
Batalha señala que los científicos siguen tratando de determinar cuán comunes serían los planetas como la Tierra. Por ahora, parece que quizás 25 por ciento de las estrellas rojas pequeñas conocidas como enanas M podrían albergar algo levemente terrestre. Esa cifra podría ser menor en el caso de las estrellas más grandes y calientes. Sin embargo, los datos no han sido analizados completamente, y Batalha espera que un cálculo más refinado se dé a conocer en 2017.
Llena de planetas
La reciente redada proviene de datos que Kepler reunió cuando seguía en su modo operativo original. En 2013, la nave perdió la segunda de sus cuatro ruedas de reacción y no pudo mantener su enfoque de precisión. Pero en vez de terminar la transmisión, los científicos encontraron la manera de aprovechar la luz del sol para orientar la nave y modificar la misión para estudiar más allá del sector de estrellas original.
Desde entonces, la misión K2 ha capturado docenas de planetas y expandido sus horizontes para incluir observaciones de supernovas, mundos errantes que merodean la galaxia sin estrellas madre, e incluso planetas mucho más cercanos a nosotros, como Neptuno. Y la nave ha demostrado ser excepcionalmente resistente: hace unas semanas, el venerable cazador de planetas se recuperó de otra falla que amenazó la misión, y ya está funcionando normalmente.
“Todo luce bien con la nave”, dice Charlie Sobeck, administrador de la misión.
Con la aguda mirada del Kepler dirigida hacia el espacio durante otro par de años, aunado al inminente despliegue de observatorios espaciales y terrestres, parece que nuestra vista del cosmos seguirá cambiando drásticamente.
“Cuando mires al cielo, no solo verás puntitos de luz y los imaginarás como estrellas. Verás puntitos de luz y los visualizarás como sistemas planetarios –dice Batalha-. Eso es parte del objetivo estratégico de hallar evidencias de vida más allá de la Tierra, de saber si estamos solos o no”.