Los excesos hídricos en las zonas de cría de la provincia de Buenos Aires están favoreciendo la aparición de casos de leptospirosis, una enfermedad que se disemina con mayor facilidad en esas condiciones.
Es provocada por una bacteria del género leptospira con varias especies y variedades llamadas serovares, que penetran en el animal a través de las mucosas de la nariz, de los ojos y de la boca y por el aparato reproductor. De allí se propagan al torrente sanguíneo y luego, a todos los tejidos, especialmente a los riñones.
Habitualmente, la enfermedad produce «tormentas» de abortos en vacas preñadas y lesiones en riñones en animales jóvenes, con la orina con sangre como el síntoma más común de la enfermedad. Las bacterias presentes en los hospedadores pasan a la orina y provocan nuevas infecciones al contaminar las fuentes de agua y los forrajes.
El diagnóstico se puede efectuar a partir de los signos clínicos y de la epidemiología, pero para conseguir un diagnóstico definitivo se precisan pruebas directas de las bacterias causantes en los tejidos y/o pruebas indirectas de determinación de anticuerpos en sangre o de antígenos en orina.
Prevención
La recomendación del profesional es aplicar la vacuna desde el destete con una primovacunación de dos dosis en campos de cría, y luego hacer un refuerzo antes del servicio y otro en el momento del tacto rectal para completar el proceso de inmunización y evitar abortos. Los serovares más comunes están incluidos en las vacunas reproductivas. Si un campo tiene problemas por esta enfermedad, Mejía sugiere dar vacunas específicas más completas.
Si un rodeo no fue vacunado y hay casos de leptospirosis en la zona, se podría dar una dosis en estos días y repetirla a los 20-30 días como primovacunación. Al momento de la palpación rectal se podría dar la tercera, para prevenir el aborto. No obstante, «la decisión de vacunar movilizando las vacas con terneros chicos o pariendo debe ser muy bien evaluada con el veterinario», condiciona Mejía.
Tratamiento
En los casos extremos, cuando se observan animales no vacunados del rodeo orinando sangre, habrá que vacunar en ese momento asegurándose la confirmación de la enfermedad, porque hay otras posibles enfermedades con síntomas similares.
Además, habrá que darles antibióticos a los animales afectados para detener la infección y la seguidilla de abortos. Por otro lado, estos animales se deben aislar, porque contagian a los sanos a través de la orina. «Son muy importantes, en presencia de un brote, el control de las personas involucradas y la consulta con el médico ante la presencia de cualquier síntoma de enfermedad», alerta Mejía.
Los casos de leptospirosis bovina se dan más frecuentemente en establecimientos de cría y en tambos, pero también se han visto casos en feedlots, en verano, y en zonas secas. Son comunes en los campos en que hay contacto entre bovinos y cerdos, que son portadores de leptospira. En estos casos, «es conveniente separar las especies y vacunar obligatoriamente», aconseja el profesional. Los roedores también participan activamente en la difusión de esta enfermedad, por lo que es muy importante su control.