Con un área sembrada estabilizada en torno de los 16 millones de hectáreas en los últimos años, el desafío de los productores de soja es aumentar el rendimiento por unidad de superficie. Para lograr ese objetivo, las principales variables para manejar son: humedad disponible y condiciones físicas del suelo a la siembra; suficiente disponibilidad de fósforo, correcta fecha de siembra y variedad adaptada al ambiente de cultivo. En los últimos años, a estos factores se le suma el manejo sitio específico, es decir la aplicación de densidad y fertilización variable de acuerdo al mosaico de productividad de cada lote.
El tema fue tratado por Jerónimo Constanzi, gerente de Desarrollo para Latinoamérica sur del semillero Don Mario en una reciente jornada. “En el los ensayos efectuados en distintas localidades pudimos constatar que una de las variables de mayor impacto sobre el rendimiento de la soja fue la profundidad de la napa. Cuando estaba fácilmente disponible para las raíces de las plantas, produjo 600kg/ha adicionales respecto de la situación contraria, como promedio de varias zonas”, explicó el profesional.
“La napa es estabilizadora de los rendimientos, al permitir independizarse, hasta cierto punto, de las lluvias durante el ciclo del cultivo. Por el contrario, cuando no está disponible, los rendimientos quedan muy asociados a los registros del período de enero-marzo”, diferenció.
Otra variable importante para el cultivo es el grado de compactación de los suelos, sobre todo en la zona núcleo. “En años con evento El Niño, la diferencia entre los perfiles libres y compactados fue de 200kg/ha de rendimiento. En años La Niña, la diferencia ascendió a 550kg/ha”, distinguió Jerónimo.
La fertilización fosforada adquiere importancia en la nutrición de la soja. Hay déficit de fósforo en muchos suelos del país y los ensayos mencionados, por Constanzi dieron cuenta de 300kg/ha de diferencia en el rendimiento en lotes que mostraban menos de 10 partes por millón del nutriente versus otros bien provistos.
Algo similar se observó con el contenido de boro. Lotes con menos de 0,6 partes por millón marcan una diferencia de 250kg/ha entre el testigo y los tratados con el nutriente. Constanzi también mencionó que empiezan a medirse deficiencias de potasio, un elemento que estaba bien provisto en muchos suelos de la región central, pero que comienza a ser deficitario a partir del consumo de los cultivos agrícolas.
Cuando Constanzi se centró específicamente en las prácticas de manejo que tienen influencia sobre el rendimiento, destacó, en primer lugar, a la correcta fecha de siembra, una práctica de alto impacto en todas las regiones evaluadas. También consideró importante del adecuado control de malezas y el uso de la genética adaptada a cada ambiente. En menor medida inciden el cultivo antecesor y el distanciamiento entre hileras.
Agricultura sitio específico
En Don Mario también han desarrollado ensayos para encontrar respuestas a la heterogeneidad en muchos lotes de cultivo. Para trabajar con agricultura sitio específico, es decir, diferenciando los distintos ambientes que hay en cada lote, los productores pueden recurrir a las imágenes satelitales y aéreas, a cartas de suelos, a mapas topográficos, a mapas de conductividad eléctrica, a mapas de rendimiento y al muestreo de suelos.
Constanzi mostró los resultados de ensayos en 49 localidades, en las que se caracterizó la variabilidad de los suelos intra lote y se realizó la cosecha con mapas de rendimiento. Como resultado de los ensayos, reconoció que en lotes con 200kg/ha de variabilidad se justifica la densidad de siembra variable en el cultivo de soja. Y constató que en los ambientes de baja productividad con alta variabilidad es donde se obtienen mayores respuestas, al uso de esta herramienta, que en los ambientes de alta productividad.
Otra variable importante para el cultivo es el grado de compactación de los suelos, sobre todo en la zona núcleo. “En años con evento El Niño, la diferencia entre los perfiles libres y compactados fue de 200kg/ha de rendimiento. En años La Niña, la diferencia ascendió a 550kg/ha”, dijo Constanzi
En otro tramo de la charla, como ejemplo del aumento de productividad que genera la agricultura sitio específica, citó que con densidad y fertilización variable se obtuvo un 9% de diferencia de rendimiento como promedio de todos los ensayos en las región sur de cultivo.
Por otro lado, en las experiencias a campo también se analizó la posibilidad de sembrar dos variedades distintas de soja, pero con similar grupo de madurez, en lotes con alta variabilidad. La conclusión fue que, a partir de 600kg/ha de variabilidad, hay respuesta a la siembra doble. Y que la respuesta es mayor en ambientes de baja productividad.
Como conclusión de estas experiencias Constanzi consideró que la agricultura sitio específica permite aumentar la productividad de manera eficiente y sustentable en lotes con alta variabilidad, para lo cual es imprescindible la correcta delimitación de las unidades de manejo del campo. “Esta técnica, combinada con la digitalización, da nuevas oportunidades a los agricultores”, concluyó.
Fuente: Carlos Marin Moreno – Diario La Nación