Internet se ha convertido en un escenario ineludible en nuestras vidas. Aunque mucha gente sea reticente al uso de las nuevas tecnologías, en muchas ocasiones no tenemos más remedio que usarlas. Ya sea para trabajar o comunicarse, es imposible ser completamente ajeno a ellas. Esta presencia in crescendo que hemos ido viviendo en los últimos 20 año ha hecho que la delincuencia por la red también vaya en auge. A continuación, explicamos aquellas claves para garantizar la total seguridad y no exponernos demasiado a amenazas de terceros.
Empezando por la base, si debemos conectarnos a la red wifi, la principal vía de conexión, esta tiene que ser de nuestra confianza. Siempre es recomendable preguntar cuál es el nombre si nos encontramos en un local o en un establecimiento para no conectarnos a una red fraudulenta cuyo único objetivo sea sustraer nuestros datos. Normalmente, requieren de contraseña o un posterior registro. Todo lo que no sea una de estas dos opciones, puede hacernos sospechar.
También es básico contar con un buen antivirus instalado en tu equipo. Es una inversión que hay usuarios que consideran molesta, pero peor aún es perder o poner en riesgo todos tus archivos. Más vale prevenir que curar. Además, hay soluciones gratuitas, pero si quieres quedarte totalmente seguro siempre se recomienda uno de pago. Esta última opción te podría llegar a cubrir incluso el smartphone, otro punto de entrada de virus y hackers.
Desconfiar de los sitios no habituales
Nuestra información tiene un valor incalculable y debemos prestar especial atención a la manera en la que actuamos en el mundo digital. Por esta razón, se están viendo grandes avances en los últimos años en el campo de la seguridad digital, especialmente en el sector del entretenimiento. En este sentido, plataformas como Steam, PokerStars Casino o Netflix son ejemplos de cómo asegurar la confidencialidad de los usuarios con medidas como la verificación de datos o la encriptación de las transacciones económicas.
Así pues, no debemos entrar en páginas de dudosa reputación o enlaces que nos despierten sospechas. Lo que antes se hacía vía correo electrónico, ahora se ha trasladado a aplicaciones móvil como el WhatsApp o Facebook. No hace falta entrar en enlaces de desconocidos ni descargar archivos que no sabemos exactamente de qué tratan. Podrían ser una vía de entrada a nuestro dispositivo.
No menos importante es vigilar nuestra actividad en las redes sociales, que se han popularizado en los últimos años y es algo a lo que no prestamos suficiente atención. Si se puede evitar dar informaciones valiosas a terceros, siempre es mejor evitarlo. Las redes son un escaparate a millones de personas, y en muchas ocasiones los usuarios exponen demasiado su vida privada. Hay datos poco relevantes, pero otros que sí que nos pueden costar un disgusto dependiendo de la actividad que compartamos.
Otra medida de precaución que tenemos en nuestras manos es diversificar las contraseñas. Hay personas que tienen un correo electrónico y una contraseña que usan para infinidad de aplicaciones y webs. Por eso, es mejor tener otras cuentas y, en caso de que nos resulte difícil de gestionar, al menos ir cambiando la contraseña a menudo e ir combinando números, signos, minúsculas y mayúsculas.
Recomendaciones cuando nos movemos
Aquellos que trabajan en la oficina, van a la biblioteca o comparten un ordenador con varias personas, siempre tienen que cerrar la sesión una vez hayan terminado la actividad. Este descuido puede llevar a graves consecuencias, pues no siempre la persona que vendrá detrás debe tener la mejor de las intenciones y tendrá acceso a información confidencial que no querríamos que tuviese. Una posible solución es activar el sistema de doble autenticación, que nos dice cuántos dispositivos siguen usando nuestra cuenta y permite acabar con esa actividad.
Con nuestro smartphone sin estar activo también damos información. Aunque lo llevemos en el bolsillo y bloqueado, si tenemos la opción de ubicación activada, estamos dando una información muy relevante si alguien nos está espiando. Nuestras rutinas dicen mucho de nosotros y, apagando esta opción, dificultarás que tus movimientos sean fácilmente rastreables.