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La polémica obra de tallería que consistió en pintar de negro al Museo Castagnino

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La fachada del tradicional museo pintada de negro generó una serie de controversias en la sociedad rosarina. Pero pocos saben que la obra que busca la invisibilidad nocturna del edificio y su paradójica visibilidad máxima diurna, fue pensada hace doce años.

Las reacciones suscitadas por la obra de Mariana Telleria Las noches de los días, cuya realización material consistió en pintar de látex al agua color negro la (ya pintada) mampostería blanca de la fachada del Museo Castagnino (Bv. Oroño y Av. Pellegrini), evocan una de las respuestas que da Fritz Zorn en su único y póstumo libro, Bajo el signo de Marte (1977), a la pregunta de qué significa ser burgués: «Significa estar en contra de que la luna gire alrededor de la tierra, porque el claro de luna que ilumina la noche puede molestar».
Pocos saben que la idea de pintar fachadas de negro con el único fin de obtener su «invisibilidad nocturna y su paradójica visibilidad máxima diurna» (como ella dijo el jueves pasado) se le ocurrió a Telleria hace doce años al ver una célebre obra del pintor surrealista René Magritte: El imperio de las luces (1954), donde coexisten al modo de lo maravilloso un paisaje nocturno y un cielo diurno. Parece una síntesis entre dos piezas emblemáticas del patrimonio del Castagnino: El Nocturno de Malharro y La vida de un día, de Fernando Fader.

Pero pocos de los que se apresuraron a condenar saben que la acción no se financió con fondos municipales sino con tres sponsors: Fundar y el Banco de Santa Fe (que aportaron los $35000 para la mano de obra) y la empresa Tersuave (que donó la pintura). Que no se hizo nada ilegal. Que no se pintó sobre mármol sino sobre un frente que hace 20 años que se está pintando con látex porque no soporta más hidrolavados. Que María Laura Fernández, directora del programa municipal de preservación del patrimonio, aseguró que el Castagnino no tenía ya material de frente original desde 1983: «La normativa vigente entiende que los inmuebles particulares o municipales que tienen material original no deben ser pintados, pero sí pueden serlo los que ya poseen pintura», declaró la funcionaria. Pocos saben que la intervención no causó daño material alguno al patrimonio público.

Pocos saben que la obra es temporaria y sólo estará allí como parte de una exposición colectiva de artistas de la colección Castagnino+Macro, Ampliación. De la que también participan, con obras realizadas especialmente para la muestra, Daniel Joglar, Pablo Siquier, Dolores Zinny y Juan Maidagan. Que son todos artistas de trayectoria y de lo mejor del arte contemporáneo argentino. Que Zinny y Maidagan transformaron durante meses una sala del Museo de Arte Contemporáneo de Rosario en su taller, a donde el público podía ir a verlos trabajar. Que el curador de la muestra también es un artista, se llama Leandro Comba y expresa el más simple de los conceptos para justificar la muestra: «amplificar el vínculo entre el espacio y la obra de arte». Que vienen contando lo que hacen y subiendo sus textos al blog público de la muestra, http://castagninomacro.org/ampliacion/. Y que en febrero de 2015 el Museo volverá a ser pintado de blanco.

Pocos o ninguno de los que se apresuraron a condenar su gesto se molestaron en averiguar quién es Mariana Telleria, nacida en 1979 en Rufino (Provincia de Santa Fe), formada en la Escuela de Bellas Artes de la Universidad Nacional de Rosario y quien expone desde 1999, actualmente en la galería de arte neoyorquina Marian Goodman, invitada por el rosarino Adrián Villar Rojas, que es artista de esa galería.

Este orgullo para la ciudad pasó tan desapercibido como el inmenso y enigmático objeto escultórico Somos el límite de las cosas, que Telleria produjo para el premio Petrobrás ArteBA 2011; pariente cercano de su instalación escultórica Cuando juntos nos queda lejos, que le valió en 2010 un premio adquisición en el hoy polémico museo.

Telleria habló con Rosario/12 en su casa el jueves pasado, el día antes de la inauguración de Ampliación, tras apagar el televisor donde pasaban uno de sus filmes favoritos: V de Vendetta. La artista aseguró: «Todas mis ideas son simples».

Quienes la acusaron de vandalismo o la asociaron con las pintadas de las hinchadas futboleras, deberían saber que la fachada del museo no amaneció negra tras un operativo clandestino nocturno sino que, previa autorización de las autoridades correspondientes («condición sine que non», subrayó la autora), los pintores fueron día a día, de 8 a 16, «en perfecto horario laboral», destacó Telleria. «Yo jamás hice algo por izquierda», aseguró: «Soy demasiado correcta. Antes de poner una bomba pido permiso, veo que todo esté en orden».

Y a los que preguntan qué significa pintar el museo de negro, se les responde aquí: significa precisamente eso, pintar el museo de negro. Y tal vez eso sea lo insoportable. En la canción Píntalo de negro, Mick Jagger y Keith Richards, de los Rolling Stones, proponían «borrar el sol del cielo» y enlutar la primavera (aquella tan primaveral del swinging London de fines de los años sesenta) para llorar la muerte de su colega Brian Jones. Nada de eso ocurrió ahora.

Los actos de arte de Mariana Telleria son del orden del nombre propio. Un nombre propio no se traduce. No significa: es. Un nombre propio no soporta más sentido que su existencia misma como huella de un acto: el de nominación, mediante el cual el signo se despoja de su significado, sale del orden lógico y pasa a situar una presencia.

«Yo sufro la palabra, no es mi medio», dijo Telleria y citó una frase de Alejandra Pizarnik: «Escribes poemas porque necesitas un lugar en donde sea lo que no es». «Eso es lo que yo hago en mi trabajo, dice. «Esa pintura 3D del museo, es eso, es hacer lo que no es, es hacer aparecer cosas que sin vos no existirían. Es mínimo, como un haiku. Es esa mi alegría. Es esa mi manera de estar en el mundo. Construir lo que quiero ver. Yo quiero ver esto y no por capricho. Las imágenes me aparecen todo el tiempo. Tengo ideas todo el tiempo. Y mis ideas salen de ver. Mis ideas salen de ver lo que me rodea, de asociar, con humor. Para mí trabajar es construir lo que quiero ver».

Fuente: agenciafe.com

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