11.04.2017.- La madre de la joven asesinada hace casi dos años por su novio y habló con BigBang sobre el caso de Micaela García.
Hoy se vuelve a marchar. Hoy se vuelve gritar #Niunamenos. En distintos puntos del país, se reclamará justicia por la muerte de Micaela García, la joven de 21 años asesinada en Gualeguay, Entre Ríos. Además se criticará al juez Carlos Alfredo Rossi, quien liberó al acusado del crime, Sebastián Wagner.
La primera convocatoria #Niunamenos se originó por el femicidio de Chiara Páez, una adolescente de 14 años, oriunda de Rufino, en la provincia de Santa Fe, asesinada por su novio.
La muerte de Micaela generó nuevas marchas. Luego de que se encontrara el cadáver de la joven el sábado por la mañana, se realizaron marchas en la noche de ese mismo día y se repetirán hoy.
La madre de Chiara, Verónica Camargo, habló con BigBang y conmovida por el crimen dijo que «la Justicia tiene que trabajar para que los asesinos y violadores no estén sueltos».
«Son días en los que revivo cosas, sensaciones. Es doloroso como sociedad saber que hay jueces que liberan violadores. Se combina con que se cumplirán 23 meses sin Chiara. Son días difíciles», cuenta y añade que trata de mantenerse ocupada. «Ayudo mucho en la parroquia en la Santísima Trinidad y más aun esta semana religiosa».
Sus amigos y familiares no la dejan sola y recibe el apoyo de personas que ni conocían a su hija. «Trato de no pensar en lo feo, pero me pongo en lugar de Andrea, la mamá de Micaela. Se lo que está pasando. Coincido en su reclamo. Quiero justicia en paz, no comparto la idea de la violencia. Tampoco la justicia por mano propia», sostiene.
Tras la muerte de Micaela, Andrea declaró que desea que su hija «sea el sostén de todos ustedes y el dolor de su muerte aporte al cambio social». Camargo también quiere que la muerte de su hija también sirva para algol. Pero el paso del tiempo y la repetición de muertes injustas la preocupan.
«Siempre pensamos que lo malo le va a pasar al otro y no es así, no sabes cuándo te puede pasar.
«Siempre pensamos que lo malo le va a pasar al otro y no es así, no sabes cuándo te puede pasar. La Justicia no cambia, entran por una puerta y salen por la otra. Las cárceles tampoco resultan educativas. Y en algunos casos dudo que puedan cambiar la maldad que poseen algunas personas», explica.
«Tiene que haber un cambio profundo. La Justicia tiene que ocuparse de que los asesinos y violadores no estén sueltos. Las cárceles están desbordadas, pero están matando todos los días a una mujer y muchos de los que salen son reincidentes», insiste.
Pese al dolor, la mamá de Chiara no deja de defender la vida. «Yo defiendo la vida más allá de todo. A los responsables de la muerte de mi hija, no les deseo la muerte. Quisiera que estén en la cárcel de por vida. No creo que le cambie la mentalidad y no vuelvan a matar. A Wagner no la cambió. No quiero ver más caritas de niñas o jóvenes o mujeres. Tenemos que cambiar y comprometernos como sociedad, todos tenemos sobrinos y primos. ¿Qué país queremos dejarles a nuestros chicos?.»
«Quisiera que estén en la cárcel de por vida
LA MUERTE DE CHIARA
La muerte de Chiara Páez fue la que dio origen a un movimiento social. Todo Rufino, una localidad santafesina de23 mil habitantes, estaba conmocionada. Su familia no sabía donde estaba. Quien era su novio aseguró no saber nada, pero luego la encontraron enterrada en el patio de su casa. Tanto él como su familia están siendo enjuiciados por la muerte de Chiara.
Chiara murió por los golpes de su novio. Llevaba en su vientre un embarazo de dos meses. El acusado se llama Manuel Mansilla. Permanece detenido y tras las rejas cumplió la mayoría de edad. Lo describían como un «flaquito callado». Un joven reservado, tímido y que era «más pequeño de cuerpo que ella» tal como resalta la mamá de Chiara, Verónica Camargo.
«No pudo matarla solo. La familia lo ayudó porque no querían que mi hija continuara con el embarazo», resume Camargo.
La adolescente fue enterrada en el patio de la casa del joven, en la que vivía con su madre Carolina Gallego, su padrastro y sus abuelos maternos, Paulina Zapata y su pareja Rubén Vallejos.
«No pudo matarla solo. La familia lo ayudó porque no querían que mi hija continuara con el embarazo
Los adultos, primero arrestados, fueron dejados en libertad en octubre del año pasado y fijaron residencia en Venado Tuerto, donde viven.
Chiara tenía un embarazo de dos meses y medio. «Mi hija estaba feliz de saber que pese a que no fue deseado, nosotros la contuvimos. Pero le quitaron su vida, como si nada, sin derecho», solloza mientras repasa los hechos.
Mansilla dijo que la mató a golpes y la enterró en el patio de la casa, solo. En un primer momento, la justicia santafecina detuvo a la mamá, el padrastro y los abuelos de Manuel, pero al tiempo los liberó ya que no encontraron pruebas de que habían participado del crimen.
«Para la justicia ver las paredes cubiertas de sangre parece que no es suficiente. La mataron en el galpón de la casa de la casa. Le pegaron con un hierro, conociéndola a Chiara si hubiera sido uno a uno él tendría golpes, se hubiera defendido bien. Para mí la agarraron entre todos, tiene todos golpes en la cara y un corte en el cuello. Mi hija tenía carácter y hubiera luchado por su vida. No tuvo oportunidad», describe Camargo y sostiene que seguirá luchando «para que todos vayan a la cárcel».
«Para la justicia ver las paredes cubiertas de sangre parece que no es suficiente. La mataron en el galpón de la casa de la casa a golpes entre varios
«No soy agresiva, no le deseo la muerte, pero los quiero presos. Chiara era tan buena, solidaria, cariñosa le gustaba el arte. No esperaba tampoco que este embarazada pero se la juzgó y no merecía morir así. Asesinada y señalada por ser joven y estar embarazada. Pero no hizo nada malo», remarca y no olvida la impunidad de los acusados. Según la investigación policial, se comprobó que después de asesinar y enterrarla a Chiara el presunto comió un asado junto con su madre, padrastro y abuelos a pocos metros de donde había sepultado el cuerpo de la adolescente.
La noche de su muerte, Chiara salía con sus amigas para después encontrarse con Manuel. A la 1.25 mantuvo un último contacto por WhatsApp con las chicas. No se sabe si esa respuesta la envió él o ella, después de matarla.