Sociedad

La inflación ya borró toda la mejora del tipo de cambio real por la devaluación según datos del Banco Central

El traspaso del ajuste del dólar oficial a precios fue casi inmediato. Massa avisó que lo mantendrá congelado hasta las elecciones, pero hay especulaciones sobre una posible nueva corrección en noviembre o diciembre, si llega al ballotage.

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La devaluación que dispuso el Banco Central el 14 de agosto, un día después de las PASO, ya quedó totalmente sepultada por la inflación. Según los datos divulgados por el propio BCRA, toda la mejora del tipo de cambio real que se había conseguido luego del salto cambiario desapareció, reflejando de manera oficial lo que ya es evidente: el ajuste del dólar generó un rápido traspaso a precios.

El índice de tipo de cambio real multilateral refleja que los $350 del dólar mayorista actual había saltado a los $423 el día que se definió el salto discreto, de acuerdo a la estimación realizada por Ramiro Castiñeira, director de Econométrica. Sin embargo, el aumento de la inflación y el congelamiento del dólar oficial dispuesto en aquel momento borraron muy rápido aquel salto.

Este cálculo surge del Índice de Tipo de Cambio Real Multilateral que elabora el Banco Central, que se ubicaba en 97 puntos a principios de agosto, luego saltó a 115,8 puntos tras el salto devaluatorio y ahora retornó a esa misma zona de 97 puntos.

La consecuencia es que la devaluación solo sirvió para generar más inflación, en un contexto de fuerte emisión monetaria y elevada incertidumbre. En cambio, no logró lo que se busca de cualquier ajuste real del tipo de cambio: una mejora de la competitividad de la economía, fomentando tanto las exportaciones como una liquidación más rápida de las divisas, ante la posibilidad de aprovechar un tipo de cambio real más alto.

El ministro de Economía y candidato presidencial Sergio Massa aseguró que el FMI exigía una devaluación mucho más pronunciada (del 60%), pero que el Gobierno solo accedió a que fuera del 22%. En agosto el tipo de cambio nominal subió 27% en total, tomando en cuenta el ajuste gradual que hubo en las semanas previa a las PASO a través del esquema conocido como “crawling peg”.

Apenas un mes y medio después se volvió al punto de partida, pero con el agravante de una fuerte aceleración inflacionaria. En agosto el índice de precios ascendió a 12,4%, el más alto en más de 30 años, y para septiembre podría ubicarse levemente por encima del 10%. Esta posible desaceleración se lograría en base a un agresivo congelamiento de precios, no solo del dólar oficial, sino también combustibles, prepagas, medicamentos, mientras que el rubro alimentos se controla a través del programa Precios Justos.

El compromiso de Massa fue mantener el tipo de cambio oficial inamovible al menos hasta las elecciones presidenciales. Claro que mientras tanto la brecha se vuelve a agrandar, porque el dólar libre saltó ayer 1,7% hasta los $758. Y todo hace suponer que la demanda de divisas irá en aumento a medida que avance el calendario electoral, ante la gran incertidumbre que obligará al público y empresas a buscar cobertura.

Por supuesto que la inflación difícilmente baje de los dos dígitos también en octubre, por lo que habrá mayor presión para sacar al dólar oficial de su congelamiento, contra el riesgo de acentuar el atraso cambiario.

Una de las preguntas que se hace el mercado es qué podría suceder si Massa llega al ballotage: ¿habrá descongelamiento gradual del dólar oficial para no perderle pisada a la inflación o lo aguantará cuatro semanas más? Es altamente probable que intente lo segundo.

El dólar soja 4 también ayudó para que a lo largo de septiembre los dólares financieros se mantuvieron relativamente bajo control. Pero esta semana termina este beneficio para los exportadores. Por ahora no hay señales del ministerio de Economía respecto a otro posible beneficio para los exportadores para aumentar la oferta de divisas en octubre o si será el propio Banco Central que saldrá a poner el resto de reservas liquidas que le quedan para evitar un salto mayor de la brecha en el momento más inconveniente, es decir en las semanas previas a las elecciones.

FUENTE: infobae.com

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