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La impresionante seguridad de Obama en Argentina: 300 agentes secretos y una «bestia» para los traslados

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Junto con el presidente estadounidense, llegará al país un verdadero ejército que se dedica al operativo de seguridad y que no escatima presupuesto ni despliegue tecnológico. Las fuerzas policiales locales quedarán subordinadas a un segundo plano mientras el Servicio Secreto toma el mando.

El miércoles a la medianoche, después de ocho horas de vuelo desde La Habana, Barack Obama descenderá del Boeing 747 Air Force One en el aeropuerto de Ezeiza.

Lo secundará su mujer, Michelle, y una nutrida comitiva de funcionarios y empresarios que llegarán al país en una visita con alta carga simbólica que implicará un relanzamiento de la relación entre Estados Unidos y la Argentina.
En otros dos aviones vendrán 400 empresarios, funcionarios, legisladores y los periodistas que viajarán junto al presidente para cubrir la gira regional.

Pero además -y aunque seguramente no sea filmado por las cámaras ni remarcado por los diplomáticos en los comunicados- Obama llegará al país con un mini ejército.

«Va a ser mucha gente, para que el presidente pueda moverse con seguridad y estar comunicado con su equipo en Washington para analizar temas de todo el mundo. Implica una gran operación logística», definió el ministro consejero de la Embajada de Estados Unidos, Kevin Sullivan, sobre un operativo que nada tendrá que envidiarle a una película de Hollywood.

En forma independiente a los preparativos de seguridad locales, a principios de marzo, en un plan de avanzada, llegaron al país unos 300 agentes del Servicio Secreto para diseñar in situ el esquema de seguridad.

Recurrieron varias veces las avenidas por las que pasará la comitiva y conocieron el Palacio Bosch -en el cruce de la Avenida del Libertador y Kennedy- donde se hospedarán los Obama en Buenos Aires.

También, a principio de mes, personal de la embajada viajó en un Boeing 737 con bandera norteamericana a Bariloche para poner a punto todo lo necesario para que la familia presidencial descanse el jueves 24, el día de cierre de la gira regional.

Como el Air Force One no puede aterrizar en la pista de la ciudad patagónica, seguramente Obama llegue en una de las otras dos aeronaves que vendrán al país. Según los especialistas, con helicópteros y drones pueden manejar el control del tráfico aéreo sin intervención nacional.

El miércoles a la mañana aterrizó en la ciudad austral otro avión del operativo: un Boeing C17 de la Fuerza Aérea de Estados Unidos, del que descargaron equipamiento de seguridad y comunicaciones, vehículos y otra carga, destinados a preparar a la ciudad para la visita.

Según fuentes del aeropuerto, fue el primero de una serie de varios vuelos de C17, que serán acompañados por jets con personal diplomático, de seguridad y de comunicaciones.

Además, como si fuera una Oficina Oval porteña, ya se montó en el Palacio Bosch un salón que oficiará de «sala de situación» para el presidente y sus funcionarios: con pantallas, teléfonos satelitales encriptados y computadoras.
La Bestia en Buenos Aires

Obama recorrerá la ciudad a bordo de «La Bestia», un Cadillac DTS negro adaptado para ser una verdadera caja fuerte con ruedas que llegó a Buenos Aires en un avión Hércules.

El auto oficial pesa casi 7.000 kilos porque está íntegramente blindado y cuenta con una placa de acero situada en el chasis para resistir explosiones.

El parabrisas delantero tiene un espesor de 15 centímetros mientras que los laterales tienen 12.

El nivel de protección es tan alto que incluso el depósito de combustible está hecho a prueba de incendios.

Los neumáticos también son especiales: tienen una banda de acero que evita pinchazos, cortes e incluso balas. El sistema de climatización filtra el aire para que un posible ataque químico o viral no afecte a los ocupantes.

Para proteger al Renegado, el código que usan los oficiales del Servicio Secreto para referirse a Obama, La Bestia se camufla entre varias limusinas similares y, de esa forma, no queda claro en qué vehículo viaja.

En los traslados se suele sumar la camioneta USSS Electronic Countermeasures Suburban, que precede a La Bestia para contrarrestar cualquier ataque con misiles y granadas.

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Un sistema de anillos
Para proteger a la comitiva, que rondará las 800 personas, los norteamericanos organizan un esquema de anillos concéntricos de defensa. A mayor peligrosidad, más anillos. Durante una visita a la India en enero de 2015, ante una alta amenaza de ataques terroristas, se usaron siete anillos, una cifra record en la era Obama.

Aún se desconoce cuántos serán los niveles que se usarán en Buenos Aires pero sí se sabe cuál será el entramado. Hacia el centro, la seguridad está exclusivamente a cargo del Servicio Secreto de los Estados Unidos. El círculo más cercano está formado por los guardaespaldas del presidente: seis agentes lo rodean en un auténtico escudo humano y, ante cualquier inconveniente, lo llevan al vehículo presidencial, que permanece siempre con el motor encendido y listo para arrancar.

El segundo círculo apuesta a ser invisible: allí están los agentes que se ocupan del rastreo visual conectados con francotiradores apostados en altura.

Solo la capa exterior suele ser de control local y le da marco al operativo norteamericano.

El ministerio de Seguridad, liderado por Patricia Bullrich, custodiará a Obama bajo la premisa de que es el Servicio Secreto el que dirige la orquesta. Fuentes del ministerio definieron al operativo como «fuerte» por el nivel de articulación que requerirá: participarán las seis fuerzas de seguridad.

Estarán afectadas la Gendarmería, la Prefectura Naval, y las policías Federal, de Seguridad Aeroportuaria, Metropolitana y también la de Río Negro.

La ministra trabaja junto al ministro de Justicia y Seguridad de la Ciudad, Martín Ocampo, y con su par de Río Negro, Gastón Pérez Estevan. También se comunicó con el gobernador Alberto Weretilneck, responsable político del operativo durante la visita que va a hacer a Bariloche.

En el ministerio dan por descontado que el miércoles, el día en el que se concentrarán las actividades oficiales de la agenda, será el más complejo en materia de cortes y protestas.

Si bien la Embajada aún no confirmó la agenda, trascendieron algunas actividades. Por la mañana, Obama dejará una ofrenda floral al general José de San Martín en la Catedral porteña. Después, se reuniría en la Casa Rosada con el presidente Mauricio Macri.

A las 18, ambos mandatarios cerrarán un congreso de la Cámara de Comercio norteamericana en la Argentina (AmCham) en el predio de La Rural, en Palermo. Un día antes del 40º aniversario del Golpe de Estado de 1976, también se especula con que el mandatario se reúna con la titular de Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto o que visite el Parque de la Memoria, junto al río.

Por la noche, el Gobierno le ofrecería una cena de honor, pero aún no se sabe si será en el Museo del Bicentenario de la Casa Rosada o en el Centro Cultural Kirchner.

Dentro de la Casa Rosada también habrá un operativo fuera de lo común mientras Obama se reúna a solas con Macri. A diferencia de lo que suele ocurrir durante la recepción de otras comitivas, la circulación por el edificio estará muy restringida y sólo la cámara oficial podrá filmar el momento. Por otra parte, la Embajada, y no la Casa Rosada, será esta vez la encargada de las acreditaciones para ingresar ese día a la Casa de Gobierno.

Quienes vayan a circular por el edificio ya están adveridos: deberán llevar la credencial en un lugar visible y el DNI para ser identificados. El uso de celulares también estará prohibido en los salones de la Casa Rosada que usen los mandatarios.

Fuente: iprofesional.com

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