La Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) proyectó en 6,92 millones de hectáreas la siembra, lo que implicaría un incremento del 25% respecto al año pasado. “Podría constituirse en un récord en caso de materializarse”, dijo.
La entidad espera una superficie 2024/2025 de 6,92 millones de hectáreas, un 25% más que el año pasado
La campaña triguera 2024/25 se perfila como una de las más prometedoras en la historia argentina. La Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) proyectó en 6,92 millones de hectáreas la siembra, lo que implicaría un incremento del 25% respecto al año pasado. “Podría constituirse en un récord en caso de materializarse”, dijo. En rigor, ya con 6,92 millones de hectáreas se encamina a ser la mayor superficie de los últimos 14 años. Además, se recolectarían 21 millones de toneladas, el segundo registro más importante en términos productivos. Hay condiciones de suelo favorables, mejoras en los márgenes y una fuerte inversión en tecnología.
“Tras la campaña triguera del año pasado, que empezó con uno de los escenarios hídricos más ajustados de los últimos 15 años (se lo comparaba con la siembra del 2009), esta vez se parte con los perfiles cargados en gran parte del área productiva argentina. Y ahora el escenario de siembra es comparado con el año 2021, el año en que la Argentina por primera vez logró sembrar 6,9 millones de hectáreas y una producción de 23 millones de toneladas”, informó la entidad.
Agregó: “Se está observando una gran apuesta en fertilización este año, acorde al nivel de ventas de nitrogenados mayormente dirigidos a trigo, que es similar o incluso mayor que la del 2021 dada la relación actual trigo / urea”. En este contexto, si se concreta la siembra de 6,92 millones de hectáreas el rinde promedio podría acercarse al del 2021/22 con 29 quintales por hectárea.
Entre los aspectos positivos, remarcó los “acumulados muy importantes tanto en el este como en el oeste de la zona agrícola argentina”. Se han cargado los perfiles de suelo de manera óptima en marcado contraste con la escasez de agua experimentada en años anteriores. Además, se espera un año con “mayores niveles de humedad relativa”, lo que podría mitigar los efectos de las heladas tardías, un problema recurrente en temporadas recientes debido a la falta de agua. Los márgenes trigueros, que mostraban cifras desfavorables a principios de año, han experimentado una “mejora significativa en los últimos meses”. La disponibilidad de urea a precios más bajos también ha contribuido a estabilizar la relación urea/trigo, similar a la del ciclo 2021/22.
Sin embargo, no todo son buenas noticias. Entre las principales amenazas para la próxima cosecha se encuentra el “costo creciente de los alquileres”, que representa una carga especialmente pesada dado que el 70% de la producción se realiza bajo esta modalidad.
Además, la situación climática actual plantea desafíos considerables, con mayo y junio registrando “meses muy secos”, lo que ha comenzado a escasear el agua en las áreas de siembra. En regiones como Chaco y Santiago del Estero, donde se espera un incremento del área sembrada de trigo, la falta de agua superficial ha obligado a los agricultores a sembrar a profundidades inusuales de hasta 7 centímetros en busca de humedad. Las perspectivas climáticas a corto plazo no ofrecen mejoras significativas, aunque se espera un posible cambio para finales de junio o julio, cuando las lluvias podrían normalizarse según las tendencias estacionales.
En cuanto a la distribución del área sembrada, según los datos brindados por la entidad rosarina, en Buenos Aires se prevé un incremento de la intencionalidad del 18%, con una fuerte recuperación en los sectores del oeste. Mientras tanto, la provincia de Córdoba podría agregar 350.000 hectáreas esta campaña, elevando el área total a poco más de 1 millón de hectáreas. Santa Fe también registraría un aumento significativo del 25%, sumando 270.000 hectáreas al cultivo de trigo.