Provinciales

Hartazgo

En la isla y en la ciudad. En los ranchos de los lugareños y en los edificios de los rosarinos. En la costa, en las rutas y autopistas, en los pulmones de miles de personas. El fuego provocado por las quemas de pastizales y el humo que todo lo invade, es un desastre ambiental y comunitario del que todos hablan y hasta ahora nadie aporta la solución

Publicado

el

El fuego y el humo ya elevó todos los niveles de hartazgo de los rosarinos. (Alan Monzón/Rosario3)

De tanta cotidianidad, los incendios en las islas frente a Rosario pronto ya no serán noticia. Entre especulaciones, denuncias, declaraciones, decretos, marchas, desembarcos, vuelos rasantes y rezos para que llegue la lluvia, hay una única certeza: las personas que padecen este desastre ambiental y comunitario están hartas de tanto fuego y humo. El problema ya lleva varios meses y cada vez es más grande la superficie arrasada, las propiedades comprometidas y la vida amenazada. Y los especialistas aseguran que, en estas condiciones, no hay solución a la vista. Las quemas de pastizales, casuales o intencionales, son un atentado contra la naturaleza que se consuma día a día y a la vista de todos.

Los nuevos fuegos

Éste que pasó, fue otro fin de semana infernal. El sábado y el domingo fueron días de pesadilla para los isleños de la Boca de la Milonga, que vieron cómo el fuego avanzaba sobre sus patios, sus viviendas y sus negocios casi sin poder hacer nada. Los lugareños echaron mano a una larga y gruesa manguera, a varios cortafuegos y a la fe en sus creencias, a la vez que intentaban comunicarse con los medios para pedir ayuda.

Los pocos brigadistas estaban desbordados a esa altura, lo mismo que prefectos, los guardaparques que llegaron a los faros de conservación y los voluntarios. Los aviones hidrantes tampoco dan abasto, porque el combate contra los incendios también se libra en otras provincias.

El fuego en la barranca, este domingo por la noche. (Rosario3)

El humo que se desprendía de esos focos ígneos y de otros tantos, no tardó en cruzar el Paraná para –otra vez- meterse en la vida de los rosarinos y rosarinas. También llegó –otra vez- a las localidades del ex cordón industrial y el telón de color gris intenso se observaba desde 50 kilómetros a la redonda.

La situación se fue agravando con el correr de las horas y la ruta 174, que en algunos tramos estaba invisible por el humo, fue cortada al tránsito para prevenir accidentes. Y hasta la cabina de peaje del puente Rosario-Victoria debió ser evacuada porque “no se podía respirar”, advirtieron desde el lugar.

Miembros de la Multisectorial por los Humedales volvieron a cortar el puente, pero esta vez reclamando puntualmente por la integridad de las personas que viven en los sectores de las islas conocidos como Boca de la Milonga, La Deseada y Destilería.

Destacadas

Salir de la versión móvil