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«Hace 70 años viajé en tren desde Rufino a la prueba; mal no me fue»

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Amadeo Carrizo fue distinguido en la antesala del partido River y Atlético Rafaela por la comisión directiva del club «millonario». El «1» de la historia riverplatense honrado como «presidente honorario» de la institución.

En charla con esta agencia y cierto sarcasmo, el ídolo de los´50 y 60, comentó: «Se están cumpliendo 70 años de mí viaje desde Rufino a la Capital Federal, en tren con una valija pequeña, para la prueba en River», contó.

«Estaba Carlitos Peucelle a cargo de las inferiores y yo llegué con 17 años. Al rato escuché: El Grandote de Rufino, se queda. Corría 1944», evocó. Carrizo nació el 12 de junio de 1926 en Rufino, ciudad agropecuaria al sudoeste de la provincia de Santa Fe, 420 kilómetros de la capital provincial y 260 kilómetros de Rosario.

«Tenía buena estatura (1.90) y en mí pueblo jugaba como delantero. Sabía bastante con la pelota En el arco anduve bien. Probaban a varios del Interior. Creo que lo destacado era que jugaba con los pies siendo arquero», enfatizó.

«En Rufino mí padre era empleado ferroviario, jerarquizado. Mí destino era ser ferroviario. En la línea del Ferrocarril Pacífico. Un buen empleo, ciudad donde nos conocíamos todos. Me ayudó mucho la fama del gran Bernabé Ferreyra, el «Mortero» de Rufino», abundó.

«Integré una Tercera muy buena. Creo que perdimos el torneo sobre el final ante Ñuls 1 a 0. En la misma camada estaban Alfredo Di Stéfano, Antonio Báez y Néstor Rossi. La Cuarta daba espectáculo. En el´45 debuté en Primera», reseñó.

«En River, jugador, desde el´44 hasta el´69. Un cuarto de siglo. Atajé en 521 partidos. Más presencias que Angel Labruna, 515. Recién la generación de los´70 se acercó: «Mostaza» (Reinaldo) Merlo 499 y «Jota Jota» (Juan José) López, 423 presencias en Primera», aclara.

«Estuve en grandes equipos en los´50. River ganó cinco títulos sobre seis entre 1952 y 57. El fracaso en Suecia (Mundial´58) me afectó mucho. Perdimos todos, pero parecía que lo mío tapaba al resto. Cuando íbamos a jugar de visitantes me volvían
«¿ Recuerdos ?. Boca nunca me perdonó cuando eludí tres veces a «Pepino» (José) Borrello en octubre del´54. Una pelota larga, River ganaba 3 a 0 en el Monumental, salí fuera del área, anticipé, el «9» de Boca, goleador del torneo, quedó atrás», relata.

«Iba a mandarla larga para (Santiago) Vernazza, cuando lo ví que venía (Borrello) y enganché para adentro, pasando el rival de largo. Luego hice otro movimiento para dársela a (Julio) Venini. Al poco tiempo hinchas de Boca cruzaron en zona de Patricios y me rayaron el auto»

«En el´68 tenía 43 años y estuve ocho partidos sin goles en contra. Carlitos Bianchi, que luego me confesó que yo era su ídolo de pibe -el padre Amor Bianchi, tenía un kiosco de diarios y era de River- de atropellada, me hizo el gol en el minuto 770 del arco sin goles»

«Cancha de Vélez, el Viejo Fortín, Bianchi tenía 18 años y la jugada la armó el santiagueño (Luis Gregorio) Gallo, el mismo de la mano del penal en diciembre de ése año en cancha de San Lorenzo. Uno a uno y las dos hinchadas me ovacionaron en el minuto veintidós por el récord», se ufanó.

«En el´64 tuve un gran año. Volví a la selección nacional, Copa de las Naciones, en Brasil. El 3 a 0 a los brasileños, le atajé el penal al zurdo Gerson. Remate fuerte, arriba. Lo saqué sobre mí izquierda con la mano cambiada», explicó.

«Después, julio del´64 atajé otro al brasileño Paulo Valentím en el Monumental, certamen internacional donde estaban Barcelona de España, Botafogo de Brasil, River y Boca. Ganamos 3 a 1 con dos goles de (Luis) Artime y un bombazo de (Roberto) Matosas».

«Contra Chacarita el mismo año atajé dos en el mismo partido. Uno al «5» pisador (Néstor)
Sanguinetti y otro al «8» Nonis que le pegaba bien a la pelota. Sobre el final del año
le saqué uno a (Mario) Pardo de Gimnasia y Esgrima, en el Bosque.

«A Chacarita le ganamos 3 a 0, en el Monumental, la gente enloquecida. No era común atajar dos penales en un mismo partido. Ahora, tampoco, cincuenta años después -embroma- y contra Gimnasia caímos uno a cero. Seis penales en un año», dice.

«Nunca me metí en la política del club. Hubo gestiones que me honraron más que otras. Cuando tuve que irme, diciembre del´68, la dirigencia quería que formara arqueros de las inferiores. Fuí a Millonarios de Colombia y no tuve partido de despedida», recuerda.

«En 1961, nota de la revista «El Gráfico», el periodista Dante Panzeri analizó al considerado mejor arquero de Europa, el ruso Lev Yashín y supuestamente cada uno con sus virtudes.El mensaje: ¿ Por qué no, Amadeo, hoy el mejor del mundo?», dijo.

«La vida me dió todo. Familia, mujer, hermosas hijas, nietos, otros afectos; el mundo del fútbol, fama, cierta gloria. Me banqué malos momentos por la gente que siempre me apoyó.
Sufrí escraches y humillaciones. El fútbol te sube y te baja», reflexiona.

El gran Antonio Carrizo, fana de Boca, hincha mío, llegó a decir hace unos años: «En el 60 cuando Amadeo entraba al Monumental, aclamado, con ése paso largo… entre suspiros de la platea femenina, yo creía ver a un Dios griego…dijo él», concluyó con orgullo por su fama.

Por José Luis Ponsico – Columnista de la Agencia Télam (agenciapacourondo.com.ar)

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