La partida de JORGE RAJADELL que enluta al mundo entero que elogió su arte, llena de tristeza y congoja a todos quienes lo conocimos aquí en Rufino, su lugar de nacimiento y su definitivo asentamiento final.
Es que Jorge era en Rufino un tipo que caminaba por la calle, tomaba café en los bares, recorría los supermercados siempre con la misma sonrisa y empatía de aquel pibe que en el negocio de su padre en la calle Centenario garabateba dibujos sin imaginar su futuro. El mismo que gustaba andar en moto, jugar al billar con sus amigos y recibir amigos en su casa como si fuese uno más.
Un talento con hipoacucia tempranero que no le impidió abrir puertas y buscar el camino de sus sueños. Quinquela Martín, el gran maestro Antonio Berni que además de tomarlo como discípulo lo alojó en su casa, lo incorporaron al mundo de la pintura. Después le hizo caso al gran Machado e hizo camino al andar.
Sus obras recorrieron y recorren el mundo con valores infinitamente importante de los que él nunca alardeó aún codeandose con personajes importantes y altas esferas de la sociedad. Pero su mundo era Rufino. Este era su lugar en el mundo por eso volvió hace ya unos años a su casa paterna, proyectó mejoras, brindó lo mejor para su familia y trabajó sin descanso. Sí, trabajó con dedicación profesional en su oficio, dedicando además gran parte de su tarea a difundir sus conocimientos, entregar los secretos del realismo de su pintura multiplicidad de alumnos del país y del mundo con la entrega y la exigencia del Maestro que no hace de su docencia solo un medio comercial sino con vocación docente, en la que siempre estuvo a su lado Raquel su compañera de vida.
Las puertas de su casa estaban siempre abiertas para los amigos. Asados, anécdotas, pileta en el verano y calidad de vida que era lo que él solo buscaba. Me distinguió con algunas invitaciones especiales siempre vinculadas con el arte, compartimos infinidad de encuentros festivos por el acercamiento de amigos en común y hasta alguna vez nos disfrazamos en medio de una festividad llena de alegría y con muchos amigos queridos que ya no están. Además de inteligente, le gustaban las fiestas, las reuniones y los afectos. Cuando alguien lo presentaba como el Gran Maestro él extendía su mano con una sonrisa y agradecía con humildad.
Compartir la mesa con De Vicenzo, Pallaroll, Pairetti, Garcia Veiga o Jhon Gafoglio era algo que manejaba con la sinceridad de siempre. La misma que usaba en los encuentros lejanos de cualquier protocolo con sus amigos en el asado del Quincho de su casa.
Hoy ha partido Jorge a La Academia de los Notables parafraseando a aquella primera Academia de Platón en Grecia. Es que allá arriba Berni se encargará de presentarle a Miguel Angel, Da Vinci, Paul Cezanne, Rembrandt, Van Godt, Velazquez, Gauguín, Picasso, Monet, Dalí, Renoir y los grandes pintores del Renacimiento se asombrará cuando este barbado muchacho recién llegado, tome su paleta y sus pinceles y con un Raf de cutro trazos comience a desplegar su arte.
Se ha ido un Grande de Verdad. Luchó en la vida, le ganó a todos los impedimentos, entendió que el talento es esfuerzo y perseverancia, persiguió objetivos que siempre logró y lo más importante es que siempre vivió y así murió, escuchando a Frank Sinatra A SU MANERA. Hasta el próximo abrazo amigo querido.