Ganar con un amigo

Los deportes individuales tienen la particularidad en la mayoría de los casos, de desplazar a quien lo practica del inmenso placer de compartir dentro de la competencia misma con sus compañeros. Y el Ciclismo, salvo algunas especialidades, no es una excepción a lo que expreso.

La rigurosidad del entrenamiento diario hace que desde años nos encontremos diariamente a la hora pactada para salir a entrenar . Compartimos los entrenamientos, cada cual conforme a su rutina y exigencias respetando siempre los códigos. Claro que a la hora de correr cada cual ejecuta su estrategia de carrera.

Con Luis María Bonino en particular hace añares que entrenamos juntos. Vivimos de las buenas y de las malas. Era él quien venía conmigo en mi más feo accidente entrenando. Nos separa la diferencia de años y las categorías. Pero este fin de semana en General Villegas se corrió una prueba en parejas dividiendo las categorías por sumatoria de edades y allí encontré la oportunidad para invitar a mi entrañable amigo. Allí fuimos más por el inmenso placer de compartir que por cualquier sueño de gloria o triunfo. Con nosotros, y acomodado como podía en el hueco trasero que dejaban las bicis, se acomodó uno de LOS DE SIEMPRE los de los primeros tiempos, como para no perderse esa sensación por falta de training, VICENTE LIBORIO.

El placer de compartir esfuerzos es inenarrable. Lo hicimos, lo conseguimos y volvimos todos felices. Hoy, a la una y cuarto estábamos como todos los días listos para rodar pese al viento y al esfuerzo de ayer. Esto es el ciclismo, esta es la pasión que para algunos puede parecer locura, pero que cuando uno entra, queda atrapado. Al final de la carrera eramos una gran familia. Disimuladas las alegrías, compartidas las frustraciones, con calambres y dolores, con las caras llenas de tierra, contando sus experiencias cada uno y sintiéndonos como siempre dice Cristian Luna MILLONARIOS POR UN RATO.

Por Anibal Martini