No solo por factores climáticos como la posible llegada de una nueva Niña, sino también por el temor a la incidencia que podrían tener las enfermedades transmitidas por la chicharrita. En este contexto surge la pregunta de qué pasará con este cultivo que venía con nueve campañas consecutivas de expansión. De acuerdo a los especialistas del sector, habrá una importante reducción del área sembrada, estimada entre un 20% y un 25%.
“Para el maíz 2024/25 se proyecta una caída interanual del área de un 21%, equivalente a 2 millones hectáreas. De materializarse estas primeras intenciones de siembra no habría habido una reducción relativa de área de esta magnitud en 17 años en este cereal; esto es, desde la campaña 2008/09″, indicó la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR). Para la entidad se implantarán 7,67 millones de hectáreas.
El principal factor detrás de esta disminución es Spiroplasma kunkelii, la bacteria transmitida por la chicharrita. Aunque históricamente endémica en el norte del país, la población de esta plaga ha aumentado drásticamente, expandiéndose incluso al centro y sur de la región pampeana durante la última campaña. En el norte del país, los rindes cayeron entre un 50 y 70%, y las pérdidas en áreas, es decir, superficies que no se cosecharon van del 25 al 60% del área total cultivada. Las provincias de Chaco y Santiago del Estero son las más afectadas.
“Esta campaña es definitoria para gran parte del sector: no pueden fallar este año para seguir en el negocio de la producción agrícola. En estas provincias se está manifestando una caída en la intención de siembra del maíz de 50 a 80%”, indicaron desde la BCR. En el centro y norte de Córdoba y Santa Fe, las pérdidas de área por los efectos de la chicharrita van del 20 al 35%.
En este marco, por su parte el Sistema de Información de la Bolsa de Cereales de Entre Ríos (Siber) estimó una reducción del 30% en la intención de siembra de maíz a nivel nacional, reflejando preocupaciones similares en la región núcleo. Sin embargo, regiones como el centro y sur de Buenos Aires y La Pampa han mostrado una intención de siembra similar a la campaña anterior, sin registrar aún el impacto del spiroplasma.
La chicharrita afecta principalmente a las siembras tardías, y los peores efectos se han visto en los lotes sembrados después del 10 de diciembre último. “En la campaña 2023/24 se sembró el 65% del maíz en forma tardía, esto es, después del 15 de noviembre. La incertidumbre respecto de la población de chicharrita y los efectos sufridos por esta enfermedad son los principales motivos manifestados para querer evitar estas fechas de siembra”, explicaron desde la Bolsa rosarina.
Ello lleva a que se dependa aún más de las lluvias de septiembre y octubre en un año en el que se espera que comience a actuar una Niña moderada a partir de septiembre/noviembre. “Esto es muy importante para entender que las intenciones manifestadas pueden cambiar ante buenas lluvias o su ausencia. Lamentablemente, en las últimas 4 campañas las lluvias de septiembre han estado bastante lejos de cumplir con las estadísticas mensuales de precipitaciones”, añadieron.
De materializarse la reducción del área de 21%, se estarían cubriendo 7,67 millones de hectáreas con maíz para la campaña 2024/25. Cristian Russo, jefe de estimaciones de la BCR y autor del informe, agregó que la campaña pasada de maíz es la contraparte de esta. Fue la campaña en la que el maíz fue elegido por el productor como el abanderado para invertir en tecnología. “Se sembró un 9% más a nivel anual en todo el país [9,7 millones de hectáreas]”, expresó y agregó: “Con esa cantidad de maíz sembrado, bajo un escenario normal de clima la Argentina tendría que haber cosechado 67 millones de toneladas, pero ahora actualizamos el número a 49 millones de toneladas”.
Al igual que lo planteado por la BCR, Federico Zerboni, presidente de Maizar, advirtió sobre una caída del 20 al 25% en la superficie sembrada de maíz para la campaña 2024/25. Sin embargo destacó que todo dependerá de la evolución de varias variables: la plaga, los márgenes de rentabilidad y el clima. “Es una campaña muy difícil de predecir para la superficie de siembra, es día a día. En septiembre se va a empezar a ver cuando se empiece a sembrar maíz temprano. Pero es un combo entre la plaga, los malos márgenes y el clima”, explicó.
Sobre la chicharrita dijo que va a ser determinante especialmente en el norte y en las siembras tardías. Remarcó que con la red de monitoreo que recientemente presentaron junto con otras entidades, a diferencia de la campaña pasada, “este año el productor va a poder contar con la información para saber el estado de situación de la plaga en su zona y, en base a eso, conocer si corre o no un riesgo”. Otro problema serio que mencionó es que son “muy malos” los márgenes brutos. “En soja también, pero en maíz la inversión es mucho mayor, entonces si son malos para todos, el productor opta por el cultivo más barato que es el de menos inversión, que es la soja. Eso también incide”, precisó.
En tanto, detalló que, en la zona núcleo, hay productores buscando subir la superficie de maíz temprano porque hay agua en el perfil y, como desconocen la evolución de la chicharrita, quieren asegurarse una superficie con maíz. “Productores que hacían 30% temprano y 65% tardío este año están yendo hacia un 55% temprano y 45% tardío. Cosa que si se complica el tardío ya tengan una base de maíz temprano sembrado”, concluyó.
Fuente: Diario La Nación