Los niños son nuestro futuro. Los Docentes, formadores de los futuros dirigentes llamados a gobernar nuestro país.
Esta mañana la vida me regaló una caricia para el alma y una de esas enseñanzas que el disco rígido de nuestro cerebro guarda para siempre.
Fui invitado por las Seños de Tercer Grado para mantener una charla con los niños de ocho a nueve años, sobre algunos aspectos fundacionales de nuestro pueblo, y en lo particular sobre el nombre de sus calles.
Cualquier disertante al que se le ofrece un auditorio infantil en un número entre cuarenta y cincuenta chicos sabe de antemano que enfrenta un gran desafío. Confieso que no era mi caso, porque la anuencia desde la Dirección del establecimiento y los Maestros me avalaban pero, además, porque incertarme en el mundo de los niños en edad escolar me ponía frente a un mundo maravilloso al que en varios aspectos del común decir cotidiano podía desmistificar.
Quiero en primer lugar resaltar y agradecer infinitamente el silencio, la atención y el respeto de los niños, que en ningún momento fueron meros oyentes de un disertante sin presentación alguna y desconocido por la gran mayoría, sino que fueron partícipes en el ida y vuelta. Con asombro en en algunos casos, con admiración en otros, y con la inocencia pura de quienes desde la sillita de su mesa asoman a un mundo enorme con sueños e ilusiones, Seguro que a la pregunta de – Levanten la mano los que tienen celular en su poder, una multitud de manitos se levantó al unísono. Raro? No, estamos viviendo un mundo en el que nadie escapa al fenómeno global de la comunicación.
No es cierto que la Escuela Pública y Gratuita carece de calidad y valores en el contexto de la formación del niño. Los niños me lo demostraron.
Tampoco carece de veracidad la opinión casi generalizada de que Maestros eran los de antes. Las Escuelas en Rufino, y no me refiero solo en particular de la que hoy en suerte me toca ver, sino todas las Escuelas Primarias de nuestra ciudad, se nutren de notables profesionales, científicos, empresarios y hombres de bien en general que pasaron por sus aulas y vuelven con el paso de los años a reencontrarse con sus primeros maestros.
Hoy el Disertante aprendió mucho más que los niños, delo por seguro. Un niño no sabe mentir y cuando llega al mundo de la formación trae consigo innumerables problemas por enfrentar que lo atemorizan, que lo inhiben, lo paralizan. Y allí está Maestro que contiene, que acompaña, que le entrega cariño y amor para que se integre. En el mundo del recreo el niño aprende a convivir con sus compañeros y comprende que no es diferente por lo que pudiere faltarle, sino importante por todo lo que él puede ser y dar.
Todo eso pude observar hoy en un mañana inolvida, dedicada a ser feliz pudiendo entregar algo de lo mucho que la vida y Dios me dio. Siempre aprendí que en la vida nunca es lo necesariamente suficiente la palabra GRACIAS para agradecer. Pues bien hoy quiero públicamente dedir:
GRACIAS a todos los alumnos que me colmaron de amor. Es mentira ese dicho de que ES COSA DE CHICOS. No, los chicos como los mayores, tenemos actitudes buenas y malas. Ellos van camino desde su formación a una mejor vida ocupándose del otro.
GRACIAS a las MAESTRAS que tuvieron la infinita generosidad de invitarme y colaboraron participativamente del encuentro.
GRACIAS a la DIRECCION del Establecimiento, claro que han sido en algunos casos mis colegas, claro que también pueden ser mis amigas, pero hay algo que está lejos de la pedagogía y es la empatía y en ese contexto me retiré con el corazón pleno de felicidad. GRACIAS MIL VECES GRACIAS A TODOS los que hoy me reglaron una caricia para el alma.
Anibal Martini