Desde 1961 solo 21 veranos comparten una característica única con el de 2024: la presencia del fenómeno climatológico El Niño. Con este evento ya presente en el país, el Servicio Meteorológico Nacional (SMN) brindó datos sobre los efectos que ya se han registrado y aquellos que se esperan en estos meses que son claves para el sector agropecuario en plena campaña de maíz y soja.
El Niño es un fenómeno natural que se desarrolla por el calentamiento del océano Pacífico y que cambia la circulación de la atmósfera modificando los patrones de lluvia y temperatura alrededor del mundo. Mientras La Niña se manifiesta cuando las temperaturas superficiales del mar en la región ecuatorial del Pacífico son más frías de lo normal y tiende a estar asociada con patrones de lluvias y sequías anómalas.
Este último fue el evento que estuvo presente que los últimos tres años en la Argentina y que tuvo uno de sus puntos culminantes el año pasado, cuando, fruto de la acumulación de bajas precipitaciones, hubo una sequía histórica y se perdió más del 50% de la producción agrícola.
Esto se empezó a revertir con El Niño. En rigor, el SMN informó que en diciembre pasado se registraron lluvias por encima del promedio en la mayor parte del país. El sudoeste de Corrientes y nordeste de Santa Fe superaron los 400 mm, cuando la media de ese mes en esa zona está entre los 150 y 170 mm. Este incremento en las precipitaciones es una de las características que puede tener el paso de El Niño.
El organismo público hizo un repaso de lo que ocurrió en los veranos de los últimos 63 años que estuvieron atravesados por este fenómeno climático. Entre algunas cualidades destacó que El Niño “tiende a moderar las temperaturas de verano en la Argentina”. Esto se muestra en que “seis de cada diez veranos más lluviosos y uno de cada 10 veranos más cálidos fueron bajo el fenómeno El Niño”. Detalló que El Niño en la región centro y nordeste en Corrientes, Santa Fe, Buenos Aires y Entre Ríos registró, en general, precipitaciones superiores a lo normal.
A este escenario de presencia de El Niño se suma que en el país este verano también se está caracterizando por tormentas intensas y destructivas, no es un fenómeno aislado.
En las últimas semanas, se han registrado fuertes tormentas en la zona agrícola núcleo, el oeste bonaerense y en el centro de Santa Fe y Chaco, entre otros lugares. La Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) emitió un informe que alertó sobre una nueva ola de tormentas durante el pasado fin de semana, especialmente en Córdoba, lo que, según Cristian Russo, jefe de la Guía Estratégica para el Agro (GEA) de la entidad, “confirma la preocupante tendencia de un clima cada vez más violento e impredecible”.
Expertos como el consultor Alfredo Elorriaga, señalan que la violencia de estas tormentas no se atribuye únicamente a El Niño, sino también a otras variables atmosféricas, como las corrientes de aire frío y húmedo del sur y suroeste, y la interacción con frentes fríos intensos. “Esto ha llevado a una situación preocupante en la que áreas que anteriormente sufrían por la falta de lluvias, como el noroeste argentino (NOA), ahora enfrentan estragos por lluvias excesivas”, advirtieron desde la BCR.
En relación con los eventos más recientes, recordó que en Córdoba se han registrado lluvias intensas, alcanzando entre 70 y 90 milímetros en un lapso de 3 a 4 horas en ciudades como Córdoba y Alta Gracia. “Estas lluvias, acompañadas de fuertes ráfagas de viento, han dejado un rastro de destrucción en localidades como Hernando y Fotheringham, donde los daños en la infraestructura agrícola, especialmente en equipos de riego, han sido considerables”, informó.
En Navidad, aproximadamente 50.000 hectáreas agrícolas en la región núcleo sufrieron daños considerables a causa del granizo y los excesos de lluvias, según un informe de GEA. Estos eventos climáticos han desafiado los modelos predictivos, presentándose con una ferocidad inesperada y causando inundaciones y daños significativos a su paso.
Fuente: RuralRosario.org