El Real Madrid sacó el boleto para la final de Lisboa con el primer mejor tiempo que se le recuerde en la Copa de Europa. Arrasó a lo grande Múnich (0-4) con doblete de Segio Ramos y Cristiano para humillar a un Bayern de Guardiola inofensivo a más no poder frente a Casillas.
El Bayern salió entre sobreexcitado y asustado, una extraña combinación que acabó con sus opciones de poder remontar la eliminatoria. No fue el Bayern. Ni se le pareció. No llegó ni a ser una sombra de equipo. Nada de nada.
Al descanso se llegó con un 0-3 sorprendente para alguien que no hubiese visto los primeros 45 minutos. Pero no para los que estuviesen viendo el encuentro. Porque el Madrid había marcado tres goles como podía haber marcado cuatro, cinco o seis. Sin problemas. Los dos goles de Sergio Ramos en jugadas a balón parado, un saque de esquina y una falta, y el de Cristiano Ronaldo en una contra letal con la participación de la archiconocida BBC, hicieron aún poca justicia a los méritos de unos y de otros. Porque antes de que los alemanes chutaran por primera vez a portería (minuto 25, Ribery y el balón no fue ni entre los tres postes), Cristiano Ronaldo y Bale ya hubiesen podido abrir el marcador. Y, posteriormente, el mismo Cristiano tuvo otras dos ocasiones para humillar aún más a un desconcertado Bayern.
En el descanso, con todo perdido, Pep Guardiola dejó en el vestuario a Mandzukic y dio entrada a Javi Martínez. El ex del Athletic se quedó formando defensa de tres con Dante y Boateng, Lahm y Alaba adelantaron sus posiciones y Muller quedó como falso nueve. El Bayern dominó más, el Real Madrid no salió con tanto peligro a la contra e incluso Casillas pudo empezar a tocar los primeros balones.
Entre Cristiano Ronaldo y Coentrao se hicieron un lío y ellos mismos evitaron un 0-4 que parecía claro. Y el Allianz Arena empezó a silbar a sus jugadores. El infierno era para el Bayern y no para el Real Madrid, como parecía a priori que tenía que ser. Ni los más optimistas en Madrid podían pensarse tener un partido tan plácido, ni los más pesimistas en Munich podían pronosticar que su equipo daría una imagen tan triste.
Y el 0-4 de Cristiano Ronaldo, lanzando un tiro libre por debajo las piernas de la barrera y con Neuer haciendo la estatua fue la imagen perfecta para definir el partido hecho por unos y otros.