Uno de los líderes de la protesta, Hugo Moyano, pidió a Cristina que «preste atención al mensaje». Para el gobierno fue «un gran piquete con paro del transporte».
El paro convocado por el sindicalismo opositor se hizo sentir ayer en las grandes ciudades del país. Los líderes de las tres centrales organizadoras lo consideraron «extraordinario» y aseguraron que registró un acatamiento superior al 95 por ciento. Por eso, reclamaron al gobierno de Cristina Fernández que le «preste atención» a mensaje dejado por la huelga.
El gobierno nacional minimizó la huelga, a la que calificó como «un gran piquete nacional con paro de transporte», y la vinculó al interés del principal convocante, Hugo Moyano, de operar políticamente para el jefe del Frente Renovador, Sergio Massa. No obstante, el diputado nacional se despegó de la medida mientras que la oposición se presentó dividida. En sintonía con el Ejecutivo nacional, el jefe de gobierno porteño, Mauricio Macri, cuestionó los piquetes.
Flanqueado por Luis Barrionuevo (CGT Azul y Blanca) y Pablo Micheli (CTA disidente) durante una extensa rueda de prensa, Moyano (CGT Azopardo) evaluó que «no fue un paro por capricho» y advirtió que el arco gremial opositor hará «un análisis muy profundo» sobre el resultado de la medida. «A partir de ahí elaboraremos un plan de lucha o hacer una marcha de silencio para que el gobierno empiece a entender».
El paro afectó principalmente los servicios de transporte de pasajeros, así como los vuelos aéreos; además del traslado de cargas, la recolección de basura y la actividad en casas de estudios y parte de la administración pública. Mientras las entidades bancarias funcionaron en forma parcial por la falta de clearing, tampoco hubo expendio de combustibles.
Rosario. En la región, la medida de fuerza se hizo sentir. A la parálisis del transporte de pasajeros y cargas, y del servicio de recolección de residuos, se sumó la ausencia de clases en escuelas públicos y universidades, Hubo concentraciones y piquetes a lo largo de toda la avenida de circunvalación, en la autopista a Buenos Aires y en la autopista a Santa Fe.
También se realizaron marchas por el centro de la ciudad. En el cordón agroexportador, la inactividad fue total en fábricas y terminales portuarias, por la adhesión de varios gremios a la medida, como el caso de aceiteros y varios sindicatos representativos de trabajadores de los puertos, y por el efecto de los piquetes y la ausencia de transporte en la actividad manufacturera.
El grado de ausentismo fue importante en las grandes industrias de la región, que en algunos casos desobligaron directamente a los trabajadores. El paisaje urbano en Rosario, no obstante, presentó un panorama raro. La ciudad se movió a un ritmo mucho más lento que lo habitual, aunque la apertura de los comercios, y el dispar acatamiento en el sector de bares, limitó la imagen de una parálisis total.
Los referentes del paro a nivel local aseguraron que el acatamiento fue del 90 por ciento. Marcelo Dainotto, de Camioneros, señaló que el paisaje era el de «un domingo». Marcelo Andrada, de Recolectores, dijo que la huelga fue «un éxito».
El paro se realizó en paz en la región. En Buenos Aires, en cambio, un choque entre militantes de izquierda y la Gendarmería sobre la ruta Panamericana, frente a la fábrica de autos de Ford, que no funcionó ayer.
El jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, calificó al paro como un «gran piquete con paro de transporte», al tiempo que afirmó que Barrionuevo «neutralizó» a Moyano y fue el «líder visible» de la medida.
Lectura. En una conferencia de prensa, y entre cánticos hostiles al metalúrgico Antonio Caló, Moyano rechazó los calificativos del gobierno. «Algunos pretenden hacer creer que como consecuencia de los piquetes la gente no fue a trabajar y es una mentira total», dijo. Para el camionero, «quedó de manifiesto la bronca y el desencanto que hay en la gente».
Fuente: La Capital