El campo y el clima. Los expertos creen que cada vez hay más chances de que este fenómeno de lluvias abundantes se instale en el ciclo agrícola que está comenzando.
“La evolución climática de estos meses continúa fortaleciendo la hipótesis del posible desarrollo de un episodio de ‘El Niño’, que afectaría el final de la campaña 2013/2014 y la totalidad de la siguiente”, sostiene un reciente informe de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires.
Cuando se habla de la corriente de El Niño, se hace referencia al calentamiento de la superficie del mar en el Océano Pacífico a la altura del Ecuador, lo que desencadena variaciones en los patrones normales del clima en diferentes partes de la tierra, afectando la producción de granos en varias zonas productivas argentinas.
En Argentina, a esta corriente se la asocia con la llegada de abundantes precipitaciones, las cuales superan los promedios regionales. Esto permite aventurar que, con buena disponibilidad hídrica, habrá mejores rendimientos en los cultivos.
El informe difundido por la entidad porteña, que fue realizado por Eduardo Sierra, especialista en agroclimatología, señala que, a pesar de un panorama de precipitaciones abundantes, habrá un comportamiento inestable del clima, que podría traer ventajas pero también inconvenientes en los manejos técnicos de los planteos productivos.
Como desventajas, cita el especialista, deben esperarse fuertes perturbaciones del clima, como heladas intensas, tormentas severas, períodos cálidos prolongados, que afectarán el fin de la presente campaña y complicarán el inicio de la siguiente.
Si bien el desarrollo de un episodio de El Niño suele impulsar la cosecha de importantes volúmenes de producción, debido a abundantes lluvias caídas, los factores perturbadores que actuarán sobre el clima de Sudamérica podrían hacer que su evolución sea acompañada por riesgos considerables, subraya Sierra en el trabajo.
Más alá de los términos generales, el especialista hace un breve análisis de lo que sucederá con el clima durante toda la campaña 2014/15.
A partir de fines de mayo, consigna el informe, las precipitaciones se moderarán respecto a lo que viene sucediendo hasta el momento, pero las heladas se extenderán gradualmente sobre el área agrícola de la Argentina.
Durante el invierno se observarán temperaturas máximas moderadas a bajas, aunque podrían registrarse lapsos cálidos prolongados.
Esta variación atípica del registro térmico en el invierno puede ocasionar una aceleración en el desarrollo de los cultivos, que puede tener consecuencias negativas cuando las temperaturas retornen a su normalidad.
En materia de precipitaciones, en esta etapa la mayor parte del interior del área agrícola argentina recibirá precipitaciones moderadas a escasas, apunta el informe. Pero a la salida del invierno y el comienzo de la primavera, continúa el trabajo, las precipitaciones se reactivarán con fuerza.
En este sentido, se pueden presentar tormentas fuertes para el norte del país. Esto traerá aparejado, como ventaja, la recarga de los perfiles deficitarios por los bajos registros invernales pero, al mismo tiempo, hay que considerar que las siembras tempranas pueden comprometerse, si las lluvias son excesivas.
Este es un tema que debe tenerse muy en cuenta para evitar resiembras. En la campaña anterior, los excesos hídricos luego de las primeras fechas obligaron a muchas zonas a resembrar lotes.
Por su parte, los cultivos de invierno también pueden correr ciertos riesgos, según consigna Sierra.
“Se presentará el riesgo de heladas tardías, que podrían extenderse hasta octubre en el centro y el sur del área agrícola argentina, con posibilidad de que se observen eventos muy tardíos, hasta comienzos de noviembre, en el sudeste de Buenos Aires”, destaca el trabajo.
Con esta visión de mediano plazo, ya se pueden ir haciendo varias previsiones y definiendo las estrategias para enfrentar las dificultades que se vendrán. Pero, sobre todo, para aprovechar las oportunidades, que también llegarán.
Fuente: clarin.com