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«El domingo voy a salir vestido de arquero…»

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Amadeo prepara la pilcha para el tributo que le harán antes del partido con Rafaela. Un homenaje merecido.

Un día decidió dejar de ser un 9 grandote para transformarse en un arquero de físico imponente. Se subió al tren en Rufino, su pago, para viajar a la gran ciudad y empezar a hacer su América. Y lo logró. Tanto que para la Federación Internacional de Historia y Estadística (IFFHS) fue el mejor arquero sudamericano del siglo pasado. Aquel pibe, en el camino hasta ser el más grande, atajó 545 veces en River (521 en torneos locales y 24 en internacionales). Fueron 23 años ininterrumpidos, del 45 al 68, para llegar a ser el futbolista que más partidos jugó para los de Núñez. Tenía 42 años cuando, después de siete vueltas olímpicas, le dieron el pase libre y se fue a despuntar el vicio dos temporadas más a Millonarios de Colombia.

Fue el hombre que marcó un antes y un después en el arco. El primero en Argentina que dejó de atajar con las manos desnudas y se puso, en 1957, los guantes que había visto usar a los italianos. El que rompió con la costumbre de ser arquero de metegol y salió de los tres palos para caminar el área y jugar con los pies. El que se animó a gambetear a Borrello en un superclásico del 54. El que se entendía de memoria con Alfredo Pérez, su fullback predilecto, aunque cada tanto el Gallego lo sorprendía y se la metía en contra. El que marcó un récord de 769 minutos con la valla invicta, racha que le rompió un hincha de River: Carlos Bianchi. El que entraba al Monumental a atajar y a tirar besos hacia la platea de mujeres, chichis que iban a verlo a él.

Cuidó el arco de la Selección también, donde vivió su mayor disgusto en el Mundial 58. Se reivindicó en la Copa de las Naciones del 64, donde mantuvo el arco en cero contra el Brasil de Pelé, Inglaterra y Portugal. También trascendió más allá del fútbol. Pintón, fue modelo de Ante Garmaz, desfiló, protagonizó publicidades y actuó en la película Cinco grandes y una chica. Bautizó al arco de River como “el más grande del mundo”. El sector bajo de la platea Belgrano lleva su nombre. Y los 12 de junio, además de cumplir años, se festeja el Día del Arquero.

Es el hombre cuyo nombre le ganó al apellido.

Amadeo.

El arquero que no tuvo partido despedida. El presidente honorario que tendrá su merecido homenaje. “El domingo voy a salir vestido de arquero, con la ropa que tengo guardada”, avisó y buscó la gorra, el buzo, el pantalón y las rodilleras en el ropero. Ustedes busquen los pañuelos y preparen las palmas para que queden rojas de tanto aplaudir.

Fuente: Ole.com.ar

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