Los vehículos aéreos no tripulados, robots del tamaño de nuestra cabeza que cumplen el sueño de volar, protagonizan repasos de prensa, promesas empresariales y visiones futuristas (aunque no quiméricas) del mundo que habitamos. Amazon planea utilizarlos como carteros y por ello recibe burlas y escepticismo por parte de la comunidad. La automotriz Renault presentó un automóvil que llega con un compañero volador. Facebook dijo que usará drones para transmitir Internet. ¿Qué grado de verdad hay en estas promesas?, ¿cuándo veremos a los robots volar pintando en el cielo su propio dibujo de bandada?
En sintonía con la imaginería de la ciencia ficción, la realidad que nos circunda se mecaniza sin pausa y sin demora. Las palomitas con mensajes atados en una pata han sido reemplazadas por velocísimas interconexiones que cobijan a estas letras y a las millones que se publican en Internet; allí donde había plumas y lápices hoy existe un sistema, ya no tan vanguardista, que nos permite escribir pulsando una tecla que empuja circuitos que transmiten información a un procesador para que, en milisegundos, los caracteres pulsados aparezcan ante un par de ojos que poco y nada se asombran ante la intervención de la máquina. Hay más: tal como señalé en Nueva vida a la robótica y, en su medida, en ¿Serán los escritores reemplazados por robots?, “casi un siglo después de su origen, esta área de desarrollo tecnológico recibe aire fresco y se entremezcla en la vida real de las personas”.
Abundan los agentes mecánicos que avanzan a pie: el catálogo de IBM incluye robots que prometen ser los empleados más eficientes en las oficinas; en algunos bares del mundo los tragos son preparados por brazos de acero; y se espera que en la Copa del Mundo Brasil 2014 una patrulla de robots complemente la seguridad en los estadios; por mencionar algunos casos entre los tantos. Pero no todo es pedestre: como los hombres, los robots dejan que su mirada se pierda en el horizonte y suspiran un sueño íntimo: volar como lo hacen los pájaros.
La industria le llama drone, aquel es el nombre del sueño. Técnicamente, podría definirse como “vehículo aéreo no tripulado”.
Las ferias marcan tendencia
Durante la última edición de CES, la feria más relevante del sector tecnológico que tuvo lugar a comienzos de 2014, los drones no fueron precisamente protagonistas aunque sí dijeron presente en los pasillos del Centro de Convenciones. Según contó el enviado especial de DattaMagazine en el evento, se destacaron los aviones no tripulados de Parrot, firma que mostró los modelos Jumping Sumo y el avión eBee; además de las pruebas de vuelo que emprendió la compañía RC Logger.
Más cerca en el calendario aparece CeBIT, la feria informática que se ufana de ser la más grande del mundo. Con espacio en Hannover, Alemania, durante cuatro jornadas de marzo, uno de los grandes atractivos fue Charlie, un robot-chimpancé pergeñado por el Centro Alemán de Inteligencia Artificial y la Universidad de Bremen. Además, como si se tratase de un proceso evolutivo in situ, en CeBIT 2014 se vieron cuadricópteros y optocópteros los cuales se vinculan a una aplicación que permite controlarlos desde un dispositivo móvil.
Amazon: Promoción, promesa y sarcasmos
Tal como se informó en DonWeb Blog, durante las primeras jornadas de diciembre Jeff Bezos, CEO de Amazon, reveló que su compañía trabaja en el desarrollo e implementación de una flota de drones capaces de cargar paquetes de hasta 2 kilogramos de peso (según Bezos, la gran mayoría de las entregas de Amazon están por debajo de aquel peso) y llevarlos a manos del comprador en un lapso aproximado de media hora. El proyecto tiene nombre: Prime Air. Bezos dio cuenta del ambicioso plan en el programa “60 minutos” de la cadena CBS y su anclaje temporal parece no haber sido inocente: el anuncio, con demostración en video incluida, fue realizado luego del Día de Acción de Gracias, jornadas en las cuales se registra una verdadera vorágine de consumo y se apilan unas sobre otras las quejas por el gran volumen de compradores que atestan las tiendas físicas. En tal contexto, un hombre con el poder para hacerlo decía que los regalos llegarán a casa sin necesidad de hacer filas y someterse a empujones. Además de la promesa, el nombre de Amazon apareció una y otra vez.
No es soplar y hacer botellas. En primera instancia, Bezos indicó que para que estos carteros voladores surquen los cielos habrá que esperar cerca de cinco años. Una de las mayores dificultades a las que se enfrenta Prime Air es la reglamentación de la Administración Federal de Aviación de Estados Unidos, ente que regula el tráfico aéreo en aquel país. Al respecto, un especialista en la temática había dicho a BBC que “la idea de usar pequeños vehículos aéreos no tripulados para la entrega de bienes de consumo ha estado rondando desde hace unos años, aunque está retrasada por la falta de tecnología para garantizar la seguridad de las operaciones de la aeronave, y los reglamentos previenen que operen más allá de la línea de visión sin que se concedan permisos especiales”.
Rebatiendo la aparente demora, Bezos reveló que ya trabajan en la octava generación de sus drones; los avances estarían vinculados al incremento en su autonomía de vuelo, según anotó The Verge. “Sé que suena a ciencia ficción, pero no lo es”, había dicho Bezos. Lo cierto es que la noticia hizo eco a nivel mundial despertando asombro e interés, y también una buena dosis de escepticismo que llegó a tomar la forma del sarcasmo.
El propio Bill Gates desdeñó, en parte, los planes aéreos de Amazon. En una entrevista cedida a CNN Money el fundador de Microsoft sostuvo que la implementación de PrimeAir no tendrá lugar dentro de los cinco años que estableció Bezos. “Es demasiado optimista”, soltó Gates aunque también señaló que “es genial que la gente tenga sueños como estos” y que cuando los drones puedan llevar paquetes de puerta en puerta, las oportunidades de la iniciativa podrán ir más allá de la entrega de productos, pudiendo enfocarse, también, en tareas de orden humanitario y del área de la salud.
Similares a las opiniones del padre de Windows fueron las consideraciones de John Donahue, CEO de eBay, quien opinó que la utilización de drones reviste una breve dosis de realidad y que, de hecho, no es algo en verdad necesario. “Nosotros no estamos centrados en las fantasías a largo plazo, preferimos enfocarnos en cosas que puedan cambiar la experiencia de los consumidores hoy en día”, soltó en una entrevista que divulgó Bloomberg.
Otra voz socarrona llegó desde el lado de Netflix, el popular servicio de streaming que publicó “Drone 2 Home” parodiando el proyecto impulsado por Amazon con una alta dosis de humor.
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Un robot que vuela cerca de un auto
Uno de los ejemplos de la intersección entre la industria automotriz y el segmento tecnológico que indicamos en El auto: ¿una nueva víctima de los hackers? ha sido Kwid, un prototipo que Renault mostró en el Salón de Nueva Delhi, India, el pasado febrero. Este vehículo urbano llamó la atención por la inclusión de un particular compañero: un drone volador capaz de seguir al automóvil en forma automática o siguiendo una frecuencia programada. Más detalles pueden ser consultados en este video. Aunque la marca francesa habló de su utilidad para entregar información relativa al estado del camino y al tránsito, su aparición en escena habla más del crecimiento de una tendencia que de un complemento de cierta aplicación.
Y Facebook también
Según reportó la agencia de noticias Reuters, los drones también aparecen entre los planes de Facebook, una compañía cuyo interés excede su proyecto madre. Mark Zuckerberg, fundador y CEO de la red social, es el impulsor de Internet.org, una iniciativa en la que además participan firmas como Nokia, Samsung y Qualcoom, la cual procura llevar la red de redes a las regiones del mundo con índices bajos de conectividad. En tal contexto (filantrópico en parte, aunque también mercantilista teniendo en cuenta que el joven Mark se vería beneficiado si más personas en el mundo cuentan con acceso a Internet y, por tanto, a la concurrida social media) Facebook ya ha dado los primeros pasos para la producción de robots aéreos no tripulados, los cuales agregarían paneles solares, con el objetivo de mejorar las comunicaciones a través del aire. Según se ha reportado, la propia NASA está involucrada en el proyecto.
Aunque no hace uso de drones precisamente, sino de globos, similar es el proyecto “Loon” que patrocina Google. Recientemente, uno de estos globos dio paso a especulaciones y misterios al precipitarse a tierra en la localidad de Las Heras, Santa Cruz, hasta que se supo que la firma del buscador era la responsable del objeto volador. “Desde que lanzamos el Proyecto Loon en Nueva Zelanda hemos seguido haciendo vuelos de investigación para mejorar la tecnología. Hemos coordinado con las autoridades de control de tráfico aéreo y establecido un equipo dedicado a recuperar los globos cuando éstos aterrizan. El globo que fue aterrizado en Las Heras, Santa Cruz, es parte de los vuelos de prueba del Proyecto Loon y ya ha sido recuperado por nuestro equipo”, dijo Google.
¿Cuánto tiempo falta para que las palomas y los gorriones compartan su espacio con los drones? Aún no hay una respuesta certera. Sin embargo, aunque su vuelo aún reviste el carácter de promesa, lo cierto es que la industria comienza a fijar su mirada más allá del suelo y de aquello que, en vínculo directo con el usuario, es tan pedestre como lo es el cuerpo humano.