Con la Ruta 7 sumergida, seguir cursando en el colegio agrotécnico de Aarón Castellanos se transformó en una dolor de cabeza para once jóvenes.
Hasta no hace mucho, cuando la Ruta Nacional 7 se mantenía por sobre la laguna, la distancia en auto entre Diego de Alvear y Aarón Castellanos se resolvía en apenas media hora.
La realidad cambió cuando el pavimento fue tragado por La Picasa y un grupo de estudiantes quedó prácticamente impedido de poder estudiar.
La dificultad la tienen once adolescentes oriundos de Diego de Alvear, que asisten a la Escuela Agrotécnica N° 1335 de Aarón Castellanos, del otro lado de la laguna. El brutal crecimiento del espejo de agua parece conspirar contra su intención de aprender las nociones básicas de un trabajador rural.
“Son nueve alumnos de Diego de Alvear y otros dos de la zona rural que hasta no hace mucho desandaban semanalmente los 40 kilómetros entre los pueblos por la Ruta 7 y se quedaban los cinco días de cursada en el albergue que tiene la institución. Ahora tienen que hacer un rodeo de 250 kilómetros, interminable y costoso que hace inviable que puedan venir a la escuela”, precisó Juan Carlos Francescato, vicedirector de la institución, en contacto con Vía Rosario.
Es que no hay transporte público que cubra todo el trayecto y son sus familias las que deben alquilar una combi para hacer el viaje. “Si viajaran en transporte público, saldrían de Diego de Alvear a la mañana temprano y quedarían varados en Rufino tras viajar unas cinco horas. Con la Ruta 7 cortada, no hay colectivo que llegue a Castellanos”, sostuvo Francescato.
No se trata de un problema de acceso a la educación, ya que en el pueblo natal de los jóvenes funciona un colegio secundario. “Los alumnos quieren seguir concurriendo a una institución de la que egresan con el título de Técnico en Producción Agropecuaria”, mencionó el directivo.
Como estrategia, desde este lunes intentarán ensayar una alternativa para vencer la distancia. “La idea consensuada con el Ministerio de Educación es la de que los alumnos cursen una semana en Diego de Alvear con un docente de nuestra institución que también es oriundo de allí y sufre el mismo problema, y la siguiente vengan a Castellanos”, indicó Francescato.
Así los viajes para esquivar La Picasa se reducirán a la mitad, como una alternativa en medio de la inundación que trastoca otros aspectos de la vida escolar.
“El campito de la escuela con aves, chanchos, ovejas y vacas también quedó bajo el agua y tuvimos que mendigar lugar en otros sitios para alojar a los animales. Todo es un problema en tiempo de inundación”, mencionó el maestro que recibiendo todos los días a 65 alumnos busca a su manera darle batalla al agua.