Ante la crisis asociada a la pandemia COVID19, legisladoras del Bloque Socialista de la Cámara de Diputados de Santa Fe emitieron este sábado un comunicado en el que manifiestan su preocupación frente a “graves situaciones que acontecen en forma silenciosa y no logran generar el compromiso de los altos dirigentes políticos y quienes están al frente de las decisiones y las comunicaciones”.
El documento, que lleva las firmas de las diputadas provinciales Claudia Balagué, Lionella Cattalini, María Laura Corgniali, Clara García, Erica Hynes, Gisel Mahmud, Rosana Bellatti y Lorena Ulieldin, advierte que “la violencia de género parece haber recrudecido en los hogares argentinos, sin que el gobierno nacional y provincial incluya esta grave situación en su agenda prioritaria”.
Las legisladoras destacan también la ausencia de voces de mujeres en los círculos de decisión más jerarquizados y la importancia de adoptar medidas para las personas que realizan tareas de cuidado, en su mayoría mujeres en situación de vulnerabilidad económica. “Necesitamos más y mejores cuidados. Las personas adultas mayores y con discapacidad dependen aún más de la asistencia de otras. Por ello, deben tomarse medidas que protejan a quienes cuidan, eviten la sobre precarización de las empleadas domésticas y cuidadoras, y desalienten la distribución injusta y esterotipada de las tareas de cuidado en los hogares durante el aislamiento”.
En ese marco, las legisladoras llaman la atención sobre el rol de las mujeres y otras identidades de género de la diversidad sexual, “para evitar que sean sus vidas y bienestar las que estén en un mayor peligro. Creemos que la vida y los derechos de cada quien es igualmente valiosa, y esperamos un futuro donde valoricemos cada vez más el cuidado de la vida y la salud, en el que las mujeres también sean protagonistas”.
A continuación, se adjunta el documento completo. Comunicado Diputadas Socialistas Santa Fe
La grave crisis asociada a la pandemia COVID19 demuestra múltiples aristas, que preocupan a los líderes de los estados, a los medios de comunicación, a los trabajadores y trabajadoras y a la sociedad toda. Los puntos de vista sanitario, científico y el costo económico de la cuarentena han monopolizado el interés y son los que acaparan nuestra atención diaria. Sin embargo, otras graves situaciones acontecen en forma mucho más silenciosa y no logran generar el compromiso de los altos dirigentes políticos y quienes están al frente de las decisiones y las comunicaciones.
Una de las más graves consecuencias de la pandemia y el aislamiento físico han sido por un lado la evidencia de que los hogares no son espacios amigables y protectores para muchas personas en todo el mundo, por razones socioeconómicas pero también de género.
La violencia de género parece haber recrudecido en los hogares argentinos, sin que el gobierno nacional y provincial incluyan esta grave situación en su agenda prioritaria. Y decimos parece porque no se están llevando estadísticas oficiales de la violencia de género, a pesar de que se han desplegado eficaz y rápidamente dispositivos para contar y registrar datos, con otros objetivos como los sanitarios o económicos.
Si bien el ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidad a nivel nacional y la Secretaría de Estado de Igualdad y Género, a nivel provincial, han emitido comunicados y han reforzado algunos mecanismos, estas políticas no aparecen en las cadenas nacionales ni en las conferencias de prensa, ni son motivo de discusión en las mesas de crisis. Tampoco están las voces de las mujeres sumadas en los círculos de decisión más jerarquizados. Los medios masivos no se hacen eco de estas campañas a la par de las campañas y consignas sanitarias. Sin embargo, la violencia de género está cobrando vidas de mujeres, e ignoramos hasta qué punto invade la salud física y mental de muchas más.
Por otra parte, las tareas de cuidado, que recaen en mayor medida en mujeres y que se acentúan en casos de mujeres en situación de vulnerabilidad económica se ponen hoy en evidencia como una cuestión central a la hora de afrontar la crisis sanitaria. Necesitamos más y mejores cuidados. Las personas adultas mayores y con discapacidad dependen aún más de la asistencia de otras. Por ello, deben tomarse medidas que protejan a quienes cuidan, eviten la sobre precarización de las empleadas domésticas y cuidadoras, y desalienten la distribución injusta y esterotipada de las tareas de cuidado en los hogares durante el aislamiento.
En esta coyuntura tan difícil donde se ha calificado como una guerra contra un enemigo invisible la estrategia para protegernos de la pandemia, llamamos la atención sobre el rol de las mujeres y otras identidades de género de la diversidad sexual, para evitar que sean sus vidas y bienestar las que estén en un mayor peligro. Creemos que la vida y los derechos de cada quien es igualmente valiosa, y esperamos un futuro donde valoricemos cada vez más el cuidado de la vida y la salud, en el que las mujeres también sean protagonistas.