Hace diez años, el primero de abril del 2004, nació Gmail. El servicio de correo electrónico de Google había llegado para quedarse y revolucionar la industria de los servicios de mensajería digital. Hoy, son millones de personas las que tienen una cuenta @gmail.com.
Fue Paul Buchheit quien dio vida a la plataforma, que solo necesito ocho años (noviembre del 2012) para convertirse en la más usada por los navegantes superando a Microsoft Outlook (plataforma antes conocida como Hotmail).
Pero fue la estrategia de integración de servicios la que hizo que Gmail se convierta en el mejor servicio de mensajería. Con esta estrategia se unificaron todos los servicios de Google. Desde Gmail, Calendar, Docs y Drive, hasta su red social Google+, se puede acceder con una sola cuenta.
Desde entonces Gmail ha ido mejorando en muchos aspectos y tomando decisiones “discutibles” en su modelo de negocio. Del rechazo frontal a la saturación de banners que poblaban el webmail hace unos años a formalizar el negocio del spam.
Lo que hemos visto es muy poca innovación después de Gmail en el correo electrónico. Sea porque la distancia que marcó respecto al resto fue brutal, sea porque los incentivos económicos han estado en otros escenarios (lo social público o semi público; lo móvil) o sea porque los pocos que se han diferenciado como Sparrow han acabado siendo comprados por la propia Google.
Microsoft con Outlook se ha ido poniendo las pilas y ya tiene un producto mínimamente competitivo, Yahoo mucho menos, pero 10 años después los superusuarios de correo electrónico en fórmula webmail seguimos atrapados por el mejor cliente jamás diseñado, Gmail.