De esta manera se decidió utilizar un coagulante vegetal. Desde la universidad señalaron que la meta es lograr un sabor distintivo a partir de las propiedades que tiene la flor del alcaucil.
En este sentido, Valentina Crosetti, ingeniera en Alimentos de la UNNOBA, especificó al portal Argentina Investiga: “Lo que tienen en común todos los quesos, ya sean blandos, semiduros o duros, de vaca, oveja o cabra, es el proceso de coagulación. Eso ocurre porque la leche tiene una proteína, la caseína, que al añadirle un coagulante (enzima) o un ácido, la precipita”.
En base a estas definiciones se decidió utilizar el queso cremoso o Cuartirolo para el proyecto. Habitualmente el proceso se realiza con cuajo, que es una parte del estómago de la cría de la vaca, que contiene renina un conjunto de enzimas que “rompen o cortan” proteínas.
Obtener este insumo es complejo y se dificulta. “Como la demanda de quesos va creciendo en el mundo hay que buscar alternativas más rentables y fáciles de obtener. Ahí es cuando surgen los cuajos microbianos”, señaló Crosetti, docente en la carrera Ingeniería y Tecnicatura en Alimentos.
De esta manera se basaron en la flor del alcaucil como reemplazo. “A través de ensayos, probaron que el queso obtenido con este coagulante natural, flor de alcaucil, poseía características satisfactorias, similares a otros industriales”, especificaron desde el proyecto.
Al comparar el método tradicional con la flor de alcaucil se obtuvieron diversas características: buena derretibilidad, buen nivel de pardeamiento, esto es, que se oscurecía al ascender su temperatura.
“Es algo valorado, ya que en apariencia el producto parece más apetitoso”, graficó la ingeniera. Además, este método permitió una menor liberación de aceite.
Desventajas
“Fuimos aumentando, paulatinamente, el volumen de la leche empleada. Comenzamos de a poco y cuando llegamos a los 2 litros de leche para la elaboración de queso, notamos que el producto tenía un dejo amargo”, relató Crosetti.
En este sentido, los especialistas explicaron que un coagulante para que sea bueno, además de esa capacidad para cuajar, es poca actividad proteolítica. “Porque si la proteína tiene muchos cortes, esto puede dar como resultado un sabor amargo”, puntualizó la ingeniera.
“Apuntamos a lograr un sabor intenso, con una textura distinta respecto de los quesos que ya conocemos”, explicó la investigadora. Además, agregó que trabajan en cómo almacenar y distribuir los coagulantes.
El desarrollo está apuntado a las pymes. Desde el proyecto destacaron que la idea sería generar conocimiento técnico para poder asesorar en todo el proceso y brindar servicios desde la Universidad.
Fermento
Por otra parte, trabajaron en esta etapa. El fermento baja el pH de la leche y busca que sea óptimo para la enzima (coagulante). Este es un proceso clave para la elaboración de quesos.
En la actualidad, los fermentos más usados en la industria son bacterias lácticas, benéficas, no perjudiciales para la salud. «Como alternativa a este uso tradicional, el grupo experimenta con una cepa de levadura de cerveza que tiene la particularidad de no generar fermentación alcohólica”, destacaron desde el proyecto.
“Queremos determinar si resulta mejor usar la levadura de cerveza sola o combinada con bacterias lácticas, dando lugar a la generación de metabolitos que brinden un beneficio al aroma o sabor. Apuntamos a obtener un producto con características sensoriales y fisicoquímicas diferentes a los productos tradicionales que uno ya conoce”, concluyó la investigadora.
Fuente: Agrofy News