Desarrollo de nuevas terapias contra el cáncer, el objetivo que desvela al santafesino Renzo Vera
Nacido en Rufino y afincado en Estados Unidos, se especializa en terapéuticas contra el cáncer, sobre la base de sus investigaciones en epigenética. De visita en el sur santafesino, brindó charlas para alumnos y docentes del nivel medio y terciario.
En el salón de actos del Instituto de Educación Superior (IES) N° 7 “Brigadier Estanislao López”, el doctor en Biología Renzo Vera brindó el 6 de julio la charla titulada “Una mirada hacia el interior de la epigenética: lo que Mendel no nos contó”, destinada a estudiantes y docentes del Profesorado de Biología, y en la mañana siguiente expuso ante el alumnado del nivel medio de la Escuela N° 206.
Ya era descollante la temática escogida, pues la epigenética es una rama de la biología que estudia los cambios en la actividad de los genes sin alterar la secuencia del ADN, es decir, cómo ciertos factores pueden influir en la expresión de nuestros genes sin cambiar la información genética en sí. Y, además, la atracción la ejercía el propio disertante, Renzo Vera, oriundo de Rufino y afincado en 1998 en Venado, donde, en el mismo edificio centenario de Estrugamou 250, cursó el séptimo grado del nivel primario en la Escuela N° 1248, el nivel medio en la Escuela N° 206 y el Profesorado de Biología en el IES N° 7. Más adelante, prosiguió sus estudios en la Universidad Nacional de Río Cuarto, donde se graduó como licenciado y luego como doctor en Biología, y poco después se radicó en Estados Unidos. Hoy se desempeña como instructor en Oncología en la Clínica Mayo, en Rochester (Minessota). En este invierno, Renzo viajó a General López para visitar a familiares y amigos y ofrecer sendas exposiciones sobre su especialidad.
“Me siento muy feliz con la formación que recibí del sistema educativo argentino y cada vez que vuelvo y se presenta este tipo de oportunidades de contribuir con un granito de arena en la formación de nuevos profesionales, es una enorme felicidad. Venir y charlar con los chicos, tanto los del Profesorado, como los de escuelas medias, es un placer y, en cierta forma, es devolver lo que recibí a lo largo de mi formación. Y si logro que al menos algún estudiante se interese por la ciencia, ya es una tarea más que cumplida”, destacó Renzo, en diálogo con El Litoral, en su paso por Venado Tuerto.
-¿Qué emociones le genera este edificio de avenida Estrugamou? ¿Cuánto contribuyó la educación pública en su presente?
-Este lugar, que en Venado Tuerto todos conocen como Escuela Normal, es muy importante para mí, pues cursé la última parte de mis estudios primarios, la escuela secundaria y el Profesorado en Biología. Me trae recuerdos de etapas muy significativas de mi vida. Además, toda mi formación profesional transcurrió en la educación pública de gestión estatal, así que fue fundamental para poder llegar hasta esta actualidad. Incluso, en este edificio empecé a descubrir mi vocación por las ciencias biológicas y eso me llevó a continuar los estudios en la Universidad Nacional de Río Cuarto.
-¿Por qué y desde cuándo la vocación por la biología?
-No tengo bien definido qué me llevó a estudiar biología, pero recuerdo que a los 13 o 14 años, de pronto se despertó en mí una vocación por las ciencias naturales en general y por la biología en particular, y esa curiosidad hacia las ciencias de la vida se profundizó, y a medida que avancé en los estudios secundarios supe que quería dedicarme a eso. Desde entonces, el objetivo fue ser biólogo, investigar en el área de la biología. Cuando terminé el secundario, en 2003, la situación económica no me permitió continuar estudios universitarios, y entonces comencé en el Profesorado de Biología, hasta que, hacia el final de la carrera, se abrieron las posibilidades de ingresar en la Universidad Nacional de Río Cuarto, y decidí cumplir ese sueño que venía desde la escuela secundaria, que era trabajar en contacto directo con la generación de conocimiento biológico.
-¿Cómo fue, durante la licenciatura, la elección de oncología como especialidad?
-En Oncología Molecular me especialicé cuando cursaba los últimos años de la Licenciatura en Ciencias Biológicas, que exige el desarrollo de una tesina en alguno de los laboratorios de la Universidad, y me decidí por uno que desarrollaba distintos tipos de terapéuticas para el cáncer. Desde entonces empecé a trabajar allí con mi tesina y me gustó mucho la temática, la posibilidad de descubrir cómo funcionan las células tumorales y a su vez de desarrollar terapias anticancerígenas. Y eso me llevó luego a realizar el Doctorado en Ciencias Biológicas, también en el área de la Oncología Molecular.
-Todo se fue encadenando, recibirse de biólogo, el doctorado, Estados Unidos…
-La posibilidad del exterior se presentó mientras cursaba el doctorado en Ciencias Biológicas en Río Cuarto, dado que el laboratorio en el que desarrollaba investigaciones tenía vínculos académicos con un laboratorio en el área de la Oncología Molecular en los Estados Unidos, y a partir de ese convenio surgió la chance de capacitarme en Norteamérica. Para eso apliqué a una beca que otorgaba la Comisión Fulbright, en la que me seleccionaron para una estadía en Estados Unidos en 2016, donde desarrollé una parte de mis actividades doctorales. Y ahí se empezó a generar el vínculo con quien hoy es mi mentor y mi jefe, y como resultado de ese trabajo me ofrecieron volver a Estados Unidos una vez finalizado el doctorado. En 2018, ya graduado y convencido de que era el momento propicio para profundizar mis conocimientos, me trasladé y en 2019 comencé a trabajar en el laboratorio donde hasta hoy me sigo desempeñando.
-¿Cuál es su rol en la Clínica Mayo de Estados Unidos?
-Soy instructor en Oncología y participo de distintas instancias docentes para estudiantes de doctorado, principalmente en la formación teórica y práctica en el área de Oncología Molecular. También trabajo en investigación postdoctoral en el laboratorio del doctor Martín Fernández Zapico, donde priorizamos el estudio de la epigenética del cáncer de páncreas, desarrollando investigación básica a partir de distintos tipos de modelos celulares, utilizando cultivos in vitro y muestras de pacientes, así que estoy cumpliendo ese doble rol, por un lado, como investigador postdoctoral, y por el otro, en la formación de recursos humanos como instructor en Oncología.
-¿Qué es la epigenética y porqué su interés en abordarla en Venado?
-La epigenética es clave en la ciencia actual y particularmente en la biomedicina. Sabemos que muchas de las enfermedades, como el cáncer y ciertas infecciones virales, tienen un importante componente genético, y a la vez un fuerte componente epigenético. ¿Qué es la epigenética? Tiene que ver con cambios en la expresión de los genes de nuestras células, a nivel de su comportamiento, que no están relacionados directamente con la información que contienen, sino con factores externos; además, la ciencia actual, la genética, están muy vinculadas con el estudio de la epigenética y de las herramientas de la genética, la genómica y la inteligencia artificial. Muchas veces, en genética, nos remitimos a las enseñanzas de Mendel, pero son conceptos que datan de más de un siglo atrás, es decir, son importantes, pero hay muchas novedades en el mundo de la genética actual. Entonces, consideré oportuno compartir estas temáticas con estudiantes, docentes y futuros profesores, porque ellos son, o serán, el vehículo fundamental para llevar estos conocimientos a las aulas.
-¿Cuánto se está avanzando en el control de los distintos tipos de cáncer?
-En primer lugar, el cáncer no es una única enfermedad, es un conjunto de enfermedades que comparte una serie de propiedades o características en común y eso hace que no podamos hablar de una cura en términos generales, pues existen distintos tipos, no es lo mismo un cáncer de colon que uno de pulmón o de mama. En muchos casos, la epigenética y la genómica favorecieron el desarrollo de terapéuticas que permiten controlarlos y lograr una muy buena calidad de vida en los pacientes cuando la enfermedad es tomada en sus estadios iniciales. Sin embargo, en otro tipo de enfermedades u otros tipos de cáncer, como el de páncreas, que en general es bastante agresivo y suele ser difícil de controlar, es necesario investigar mucho más para desarrollar terapéuticas que logren una muy buena calidad de vida en los pacientes. Entonces, las investigaciones en Oncología no son parejas, sino que en algunos tipos de cáncer acumulamos más conocimiento y hay buenas terapias disponibles, y en otros, las terapias son más limitadas y es necesario un mayor conocimiento, pero el desarrollo de todas estas herramientas de epigenética y genómica abren un abanico de oportunidades para obtener resultados positivos en plazos muy cortos.
-Ya en la pospandemia, ¿qué significó el Covid-19 y cuánto queda por saber?
-La pandemia cambió nuestra vida para siempre, no sólo hablando en el aspecto sanitario, sino a todo nivel, y de hecho dio lugar al despliegue rápido de un montón de tecnologías. Aprendimos muchísimo desde el punto de vista tecnológico y del desarrollo científico, por ejemplo, con nuevas terapéuticas y vacunas y, al mismo tiempo, quedan muchos interrogantes por develar, y todavía los investigadores no se han puesto de acuerdo con respecto al origen del Covid-19. Asimismo, le sirvió a la comunidad internacional para estar preparada ante una próxima pandemia.
-¿Cómo visualiza a la Argentina en el campo de la ciencia? ¿Volvería al país?
-Yo creo que las universidades argentinas preparan profesionales altamente formados, idóneos y versátiles para participar en investigaciones diversas y que pueden insertarse con éxito en cualquier lugar del mundo. Sin embargo, también es cierto que gran parte de la investigación científica es financiada por el Estado, y cuando el país no está bien en lo económico, como ahora, la disponibilidad de recursos para ciencia es limitada, y ahí reside la gran diferencia con Estados Unidos, Europa, Japón, Corea del Sur y Canadá inclusive, en donde hay un fuerte aporte del sector privado, y eso hace que los fondos no dependan tanto del gobierno de turno. Aun así, debo destacar la enorme capacidad de los científicos argentinos, que muchas veces desarrollan investigaciones maravillosas, aun contando con recursos muy acotados, y ese trabajo tiene un doble valor. Con respecto a mi regreso al país, por ahora tengo muchos proyectos en Estados Unidos, pero nunca descarto la posibilidad de volver.