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CUANDO UN AMIGO SE VA… Ha muerto SAMUEL RICARDO

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En nuesta época de estudiantes secundarios nuestros compañeros «LOS EXTRANJEROS» alquilaban una casa en la Av. Cobo por la que todos pasábamos diariamente. Horacio Zaballa (Pueblo Italiano), Lito Buffa(Charlone) y Samuel Ricardo(Cañada Seca).

Por Aníbal Martini.

Allí estudiábamos, de vez en cuando, charlábamos y comíamos algún asado. Horacio (Zaballa) era un hijo único bien que por entonces tenía un Rastrojero, que para nosotros era más o menos como disponer del Mercedes Benz de Antonio Robles. Lito (Buffa) fue siempre un tipo callado y estudioso que solía sonreir en silencio. Samuel (Ricardo) «El Gringo Ricardo» para los amigos traía la escuela de vida de pueblo chico.

Trabajador, ocurrente, jugaba bien a las bochas, al fútbol, al billar y a las cartas, por supuesto que en cualquier pueblo o ciudad las mesas de naipe te arriman a un círculo social que cuando uno es joven te adelantan experiencias de vida. En esa casa había un morador con cama afuera pero al que siempre podías encontrar, se llamaba Roberto (Gazzani), le decíamos «El Flaco» y el tipo que ya tenía alma de Lider generoso se prendía siempre en todas las aventuras Cuando nos fuimos a estudiar los sueños se abrieron según el camino que cada uno había elegido.

Los «Extranjeros» con Roberto y algunos más, se exiliaron en La Plata, los demás buscamos destinos diferente. Ya recibidos la vida los fue arrastrando por distintos puntos del país. Después de cincuenta años Roberto(Gazzani) nunca se olvidó de sus orígenes y ya posicionado en su profesión seguía siendo nuestro Referente Obligado, el tipo simple que tenía mundo, que no ostentaba pertenencia ni jerarquía de clase. Siempre me sentí el corresponsal de mis viejos compañeros por eso un día «El Flaco» me llamó para coordinar un primer encuentro para recrear el alma. Allá fuimos a «LA PAUSA» en una suerte de retiro espiritual al que Lito venía de Villa La Angostura, Hugo Invernizzi de Neuquén y aquí coordinábamos la salida con Alberto Baretto y Toto Facciotti con parada en la rotonda de la 8 y la 33 para levantar a Samuel Ricardo. Convivencia plena. Cero diferencias, por profesiones o por clases sociales. Los mismos de Quinto Año.

Samuel era un tipo especial. El único que conocimos capáz de enfrentar con humor las peripecias de la vida. Laburador incanzable, cuando a él le tocaba ser el interlocutor todos escuchábamos las anécdotas que nos llevaban de la risa a las lágrimas. Criador de Cerdos contaba las peripecias que había vivido en esos años. La chancha que se le enferma y El Gringo que la carga en la camioneta a su lado y la lleva a curar, las cuentas que nunca le pagaron, el día que el padre le regaló una motoneta y salieron un domingo desde Cañada camino guadaloso rumbo a Leguizamón con su progenitor. El día era largo y la mamá preparó las milanesas, los huevos duros y el pan con algún líquido para poder palear el calor y el cansancio.

El hombre mayor se tomó de la cintura mientras cuidaba que en el medio de los dos no se perdiera la merienda. A poco de salir el camino y el guadal hicieron que el rodado perdiera la estabilidad y allá fueron a volar Samuel, su Padre y las reservas. El lo contaba con tanta naturalidad y con una narrativa humorística que hacía imposible no llorar de risa porque al estilo Landrisina le ponía detalles al raid.

-Gringo, le decía El Flaco(Gazzani) yo nunca conocí un tipo que criando chanchos hiciera plata y mirá que a mi Viejo le hice hasta un Suerdoducto en Charlone para ver si salía del quebranto. La plata la hacen los que los venden. Samuel lo escuchaba con la veneración que el personalmente tenía por ese amigo pintón, el galán de la barra, el tipo que nunca se las creyó.

«Los Extranjeros» se quedan con la partida se Samuelito sin el último bastión de aquellos años de sueños. Primero partió Horacio(Zaballa), después Lito(Buffa) allá se reunirá seguramente el Gringo con ellos para planificar unas nuevas vacaciones a la deriva en Rastrojero.

Hasta siempre Amigo Querido. Me quedo con estos recuerdos de las horas de Billar en la Quinta. Todos te vamos a extrañar. Dios te reserve el lugar de los buenos.

Por Aníbal Martini

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