Afirman que las retenciones y los impuestos locales, más la suba de los costos, atentan contra la rentabilidad.
El cielo, literalmente, se desplomó ayer sobre la Expoagro 2014. A pesar de que el temporal obligó a suspender preventivamente las actividades en horas de la tarde, la megamuestra agropecuaria volverá a funcionar hoy con normalidad, para cumplir con su cuarta y última jornada.
El chubasco fue tomado con naturalidad por quienes pudieron ingresar al predio: después de todo, el campo está acostumbrado a los aguaceros, que además son bienvenidos. Una buena reserva de humedad en los suelos es una de las garantías de la prosperidad, aunque no la única. Por eso, los dirigentes agropecuarios continuaron reclamando ayer por otro condimento que consideran necesario: una política pública que fomente la producción en lugar de desalentarla.
“Uno es feliz cuando cambia una cosechadora o un tractor”, resumía Jorge Scoppa, titular de la Federación de Contratistas de Maquinaria Agrícola (FACMA), que ayer realizó una reunión en Expoagro. Los contratistas son la nueva mano de obra de la agricultura pampeana, ya que manejan los equipos que siembran, cosechan y pulverizan sobre un 70% de la superficie agrícola. Ayer se quejaba, pues no hay crédito barato, y porque quienes los contratan (los productores) no siempre pagan tarifas razonables.
En otra conferencia, Ruben Ferrero, titular de CRA, y su par de Carbap, Horacio Salaverri, intentaban explicar por qué para ellos no siempre resulta sencillo invertir más: según su argumento, desde hace años conviven con un “socio bobo”, el Estado, que se apropia por diversas vías de “entre 75 y 80%” de la renta agropecuaria y generalmente no retribuye nada al sector, como mejores caminos.
“Muchas veces al campo se lo trata de quejoso”, indicó Salaverri antes de denunciar que no solo el gobierno central se lleva parte de la renta agraria sino que también las provincias (a través del impuesto inmobiliario) y los municipios (mediante la llamada Tasa Vial) participan de este “abordaje del sector agropecuario”.
Alfredo Rodes, secretario de Carbap, tenía preparado un buen ejemplo para reforzar esas críticas. Dijo que en Ramallo, el partido que alberga esta edición de la Expoagro, donde lo que más se produce es soja, un chacarero de 150 hectáreas aporta por año $ 43.000 al gobierno bonaerense como Inmobiliario Rural y nada menos que $ 525.125 a la AFIP por vía de retenciones. Distribuyendo esas sumas a lo largo del año, resulta que el “socio bobo” tendría un ingreso mensual de 43 mil pesos, muy superior a la ganancia de los productores. Y mucho más de lo que cobran los contratistas.
“Hay una convergencia de aumento de costos, presión impositiva y clima mucho más variable. Es un cóctel muy malo para los que siembran”, intentó resumir el productor más reconocido en las calles de esta muestra, Gustavo Grobocopatel. En su visión, el gobierno debería tomar medidas urgentes para incentivar al sector, como modificar la ley de arrendamientos -para establecer contratos más duraderos que los actuales-, y retocar de modo urgente las retenciones de cultivos complementarios a la soja, como el trigo, el girasol y el maíz.
“La buena noticia es que, a pesar de todas las diferencias que podamos tener, los productores invertimos entre 15 y 20 mil millones de dólares todos los años con cada siembra ”, añadió el presidente de Los Grobo. El mensaje era claro: quería decir que además de las ganas para producir más, a los agropecuarios lo que les sobra es paciencia.
Fuente: Clarin