Si quieres mudarte e independizarte o simplemente vender tu casa para hacer otra inversión, entonces necesitas un contrato de arrendamiento y alquiler.
El contrato de arrendamiento, contrato de alquiler o locación (locatio-conductio por su denominación originaria en latín) es un contrato por el cual existe una relación entre dos partes, mediante la cual se obligan de manera reciproca y por un tiempo determinado la cesión de un bien o servicio quedando obligada la parte que aprovecha la posesión a pagar un precio determinado.
El arrendador y el arrendatario deben de adoptar una serie de precauciones al firmar un contrato de alquiler para evitar futuros problemas, tienen que revisar bien el contrato de arrendamiento para no tener ninguna duda y evitar inconvenientes a futuro.
Es uno de los tipos de contrato más comunes. Este mismo involucra dos partes, por un lado el arrendador y por otra, el arrendatario. Cuando ambas partes realizar la firma del contrato y llegan a un acuerdo, están aceptando los términos legales que implica el mismo. Este documento se puede manifestar de dos formas: verbal y escrito. Sin embargo, la más recomendada es la segunda, ya que de esa forma queda un respaldo de las obligaciones y derechos de los dos bandos.
Todo contrato de arrendamiento sencillo debe contener los siguientes parámetros básicos:
Datos personales de ambas partes, tanto del arrendatario, como del arrendador.
Descripción bien específica del inmueble que se va a arrendar.
Determinación de la duración del contrato.
Pago inicial del contrato y pagos mensuales a hacer durante el período que se va a firmar.
Cláusulas acordadas entre ambos sujetos (especificaciones o detalles que se hayan coordinado durante la negociación previa a la firma).
Tipos de contratos de arrendamiento
Aunque los más comunes son los de vivienda, hay más contratos de arrendamiento sencillos que existen. Estos, por lo general, se dividen en 3 tipos: de vivienda, los que no son de viviendas y los turísticos. Desde luego, cada uno tiene su propia sub-división:
Contratos de viviendas:
Estos son los corrientes, de los que venimos hablando. Se utilizan para alquilar o arrendar una propiedad a otra persona.
Contratos que no son de viviendas:
Hay una gran cantidad, pero los más relevantes son:
Arrendamiento de vivienda
Arrendamiento de local de negocio
Arrendamiento de trastero
Arrendamiento de plaza de garaje
Arrendamiento de finca rústica o aparcería
Arrendamiento de vehículos a motor
Arrendamiento de maquinaria
Contratos turísticos
Este es un contrato distintos a los anteriores, ya que no incluye normativas de la Ley de Arrendamientos Urbanos (LAU). En este caso, los del tipo turísticos son orientados por la Comunidad Autónoma. Para que sea considerado un arrendamiento como «turístico», toda la vivienda o propiedad debe ser comercializada o publicitada a través de canales con constante oferta turística.
¿Quién debe responder por los gastos en un arrendamiento?
Por lo general, todos los gastos respectivos que pasen durante un arrendamiento los debe cubrir el arrendador. Sin embargo, también es posible llegar a un acuerdo con el arrendatario para compartir los mismos. Esto aplica más que todo cuando se trata de mantenimiento de las instalaciones, servicios o cargas.
Esperamos que este artículo sea útil a la hora de firmar tu contrato.