Los motivos son variados, porque van desde las menores necesidades de compra que responden principalmente a la recomposición de su propia producción de cerdos, aunque también se suma su crisis interna, los efectos de su política de “Covid Cero” sobre el consumo y el menor poder de compra que genera la devaluación de su moneda. Lógicamente esto repercute en la economía local, el ingreso de divisas y en los precios internacionales. Todos desafíos que deberá sortear el sector exportador de cara al próximo año.
En 2023 las importaciones de carne vacuna de China bajarían un 10%. Según los datos publicados por el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA), en 2023 el gigante asiático importaría 2,85 millones de toneladas de carne vacuna, lo que representa una caída de un 10% con respecto de los 3,15 millones de toneladas que alcanzaría este año. Es por eso que los frigoríficos exportadores locales ya planean estrategias para sortear una posible crisis, en un contexto además en el que la sequía aceleró la faena de animales y el precio de la hacienda en pie -y el de exportación- continúa a la baja.
“Esperamos que pronto China sortee las dificultades que está transitando como importador de carne y pronto vuelva a los volúmenes habituales. En el mientras tanto para la industria frigorífica se abren otras ventanas para consolidarse en nuevos mercados de exportación y volcar la producción. En paralelo, Europa sigue siendo el principal comprador de producto premium, es decir carne a mejores valores, como la cuota Hilton entre otras. En esos mercados buscamos crecer y cumplir con los tiempos y cupos de exportación asignados. Además, en las próximas semanas de octubre viajará nuevamente una misión desde Israel para certificar plantas que producen carne kosher, otro importante nicho de mercado donde Argentina le va muy bien”, detalló Mario Ravettino, presidente del Consorcio ABC que nuclea a los principales frigoríficos exportadores de la Argentina y que en este momento está con una fuerte presencia en la SIAL de París, justamente la feria de alimentación más importante del mundo donde el sector de ganados y carnes busca tentar nuevos compradores de carne vacuna con la marca argentina.
Lo cierto es que entre las luces amarillas que también se encendieron en el sector, se destaca además la caída de los precios internacionales de la carne que tiene como destino la Unión Europea. Actualmente estos cortes de mayor valor cotizan a alrededor de u$s9.700 la tonelada, 40% menos de lo que se pagaban seis meses atrás. De acuerdo a las referencias de precio publicadas por APEA (Asociación de Productores Exportadores Argentinos), el Rump & Loin Hilton que hasta fines de abril se colocaba en u$s17.000 la tonelada, se ha derrumbado en más de u$s7.000, ante la cautela que prima entre los importadores europeos de cara a los meses de invierno. Sumado al impacto que genera la inflación sobre el poder de compra de los consumidores, la devaluación del euro frente al dólar encarece las importaciones.
Mercado interno
Por su parte el mercado interno continúa siendo un gran interrogante con algunas señales que pueden adelantar el consumo hacia fin de año. Es que los precios de la carne vacuna continúan evolucionando bastante por debajo del IPC general de alimentos y en la comparativa con el pollo y el cerdo están retomando precios más convenientes. Según la Cámara de la Industria y Comercio de Carnes (Ciccra) en el noveno mes del año el consumo por habitante promedio de doce meses se ubicó en 47,2 kg/año. Este fue 0,8% superior al promedio de doce meses atrás (+0,4 kg/hab/año). En tanto, al comparar con el guarismo de septiembre de 2019, se observó una caída de 7,6%.
Con este marco como telón de fondo el Gobierno apuesta a que el precio de la carne no siga subiendo en el mostrador y se recupere el consumo lentamente. Los meses de más calor y las festividades de fin de año tradicionalmente impulsan la demanda. En tanto, con la mirada puesta a largo plazo se seguirá apostando al Plan Ganadero que busca incrementar el stock del rodeo terminar con las tensiones entre el mercado interno y la exportación.
Fuente: Ámbito