Hace ya 722 días desde la última vez que Carlos Alcaraz perdió un partido en el US Open. Fue en los cuartos de la edición de 2021 ante Felix Auger-Aliassime al verse obligado a abandonar por lesión.
Desde entonces, nueve victorias del tirón, la última de ellas este jueves ante Lloyd Harris, por 6-3, 6-1 y 7-6(4), en 2 horas y 28 minutos.
En la tercera ronda espera Daniel Evans, el primer cabeza de serie en su camino, es el 26, y al que superó en los dos precedentes: Viena 2021 y Barcelona 2023.
Alcaraz es Nueva York y se identifica con la Arthur Ashe, la pista más grande del planeta tenis, y con el ruidoso público que llena todas las sesiones nocturnas porque viene a ver un espectáculo. Unos días van a los teatros de Broadway, otros días van al béisbol y otros días quieren disfrutar de Carlitos.
El número uno mundial ofrece un show que a día de hoy es inigualable. La rigidez y el lenguaje corporal con el que juega Novak Djokovic no tiene nada que ver con el desparpajo y la naturalidad con la que levita por el cemento el fenómeno de El Palmar.
Intento pasármelo bien en los partidos con mi equipo»
Alcaraz volvió a hacer magia con más de 90 decibelios de ruido a su alrededor. Pero da igual porque ya sabe que cuando aterriza en la ciuidad de los rascacielos no se va a encontrar el silencio y la cultura tenística que ofrece Wimbledon.
El decorado del primer set pudo cambiar si Harris hubiese aprovechado una de las dos opciones de ‘break’ en el segundo juego. Su verdugo las salvó y puso entonces una marcha más que el sudafricano no estaba preparado para seguir.
En el quinto asalto llegó la rotura del pupilo de Juan Carlos Ferrero. En el recital del día ofreció un poco de todo: derechas que parecen ir a la velocidad del sonido, dejadas, contradejadas, globos y remontadas.
El partido se transmitía por las pantalas gigantes de la central, algo que sólo pasa en el Abierto de los Estados Unidos. Por momentos, los tenistas ven tirar su pelota al aire en el momento del saque y puede resultar incómodo.
Harris tuvo su primer momento para agarrarse a un imposible con una bola de ‘break’ en el cuarto juego de la tercera manga. Dominaba por 2-1. Apareció el servicio del primer favorito para atajar la posibilidad de rebelión.
Reacción a tiempo
El español tuvo un momento de flaqueza, con doble falta incluida, que le costó tener que ir a remolque en el tercer set. El combativo Lloyd situaba el marcador con 4-2 y saque.
Carlitos estaba fatigado y le pedía a su banquillo qué tomar. «¿Qué me tomo gel? Es que necesito algo«. Eso es lo que finalmente hizo. El contador de errores no forzados había subido a 27.
Era un test para ver cómo reaccionaba el vigente campeón ante la adversidad. En un visto y no visto, el tanteo era de 4-4. El desenlace se marchó a la muerte súbita porque su contrincante sudafricano le había cogido el gustillo a la noche y se negaba a rendirse. El partido acabó con la música de fondo de Sebastián Yatra y el tema ‘Vagabundo’. Harris se marchó dándole vueltas al 1 de 10 en opciones de ‘break’.
El agente de Federer
Desde el palco observaba con atención lo que pasaba Tony Godsick, agente de Roger Federer y organizador de la Laver Cup. Su sueño es tener algún día a Carlitos en el equipo europeo. Mientras se juegue la fase de grupos de la Copa Davis en septiembre va a ser complicado.