En infinidad de grupos de Whatsapp con amigos de más de 35 años en Argentina, en algún momento alguien disparó esa pregunta. Y con la memoria sensorial en modo “instante más hermoso del fútbol” activada, hay uno que está en cualquier respuesta: “El de Cani a Brasil en Italia ‘90”.
En esas ocho palabras se encierra lo que significa Claudio Caniggia para el fútbol argentino. Jugó en River Plate y en Boca Juniors pero no pertenece a ningún club: es un emblema de la selección.
Disputó tres Copas Mundiales de la FIFA™, fue socio de lujo de Diego Maradona y su melena al viento forma parte de la iconografía del torneo más importante del mundo.
Hoy, con 51 años y el mismo peso y peinado que cuando era wing, habló con FIFA.com sobre sus experiencias mundialistas y Rusia 2018.
Faltan pocos días para el comienzo de un nuevo Mundial ¿Usted cómo vivía esas semanas previos?
Es extraordinario. Esa sensación no la sentís con ningún otro evento. Lo mío era excitación pero tranquilidad también. Nunca me pudo la presión. Hay tipos que duermen menos a medida que se va a acercando el debut hasta que se sueltan. O no se sueltan nunca, que ha pasado (se ríe). Jugadores que eran titulares inamovibles y que después no han jugado más. La selección es algo diferente por más que juegues grandes campeonatos con tu equipo.
En muchos de ustedes parecía despertarse una especie de voracidad.
Por ahí el futbolista era más salvaje y transmitía mucho más. Creo que el público se identificaba mucho más con los jugadores de antes que con los de ahora. No hablo sólo de Argentina. Será una cuestión generacional. Pasábamos por situaciones más salvajes, no estaba tan organizado el fútbol pero nos adaptábamos perfectamente al desorden. Sabíamos lidiar con cualquier tipo de situaciones. Sólo importaba la camiseta y que representábamos a millones.
Fueron subcampeones pero el mundo suele recordar a la Argentina de Italia ’90 como un equipo regular, con suerte. ¿Cómo refutaría esa opinión?
Nadie nos pasó por arriba. Sólo Brasil en octavos en los primeros 45 minutos. Tuvimos muchas situaciones negativas: Maradona, Ruggeri y Burruchaga llegaron lesionados. Pumpido se rompe. ¡Campeones del mundo con miles de problemas! Algunos sin entrenarse, infiltraciones, cambios en el equipo titular… ¡Fue terrible! ¿Qué equipo pasa por todas esas situaciones en un Mundial? Pero reaccionamos de manera increíble y casi ganamos el Mundial. Es el máximo ejemplo que viví de fortaleza psicológica y de superación de adversidades.
Su gol a Brasil es icónico para el hincha argentino. ¿Cómo se relaciona con eso?
Es extraordinario, me llena de satisfacción y orgullo. Yo considero también muy importante el de la semifinal contra Italia pero, además de Brasil ser el rival histórico, fue increíble porque es una secuencia que nace del mediocampo en la que ves 5 brasileños y dos argentinos. Fue una jugada espectacular. Parecían muñequitos en la PlayStation. Se junta con la mística del partido, lo que pasó en el primer tiempo y eso hace que perdure.
Compitió en atletismo de chico. ¿Cuánto lo ayudó esa técnica para sacar diferencias en el fútbol?
No la usé conscientemente pero sí me sirvió. Tenía una forma rara de correr. Agachado, apoyaba la punta de los pies cuando salía porque creía que así arrancaba más rápido. Me enganchaba en el pasto. Eso por haber corrido 100 y 200 metros. También me benefició en el freno, en los cambios de dirección. El salto en largo también también para saltar y anticipar a los defensores.
¿Existe un Caniggia hoy?
No porque cada vez hay menos gente que juegue por afuera. Es algo que deberíamos recuperar. Tener un wing bueno, rápido, te da muchas posibilidades de crear problemas. Por el medio hay mucha gente, es más complicado.
¿Qué Mundial espera ver?
Un Mundial ofensivo, lindo. Hay buenos equipos que han apostado por ir para adelante y tienen los jugadores para hacerlo. Que se les exige atacar y lo van a hacer. Después de octavos de final puede haber más especulación. Pasará con los que se sientan inferiores y es normal.
Hay unanimidad en los favoritos pero seguro tienen debilidades de las que nadie habla. ¿Qué Talón de Aquiles les ve?
Yo los veo bastante bien a estos equipos, sólidos. Nosotros tenemos algún problemita todavía, pero nadie es invencible. No sé si llamarlo Talón de Aquiles pero siempre hay algo. Hay errores. A Italia en el ‘90 nadie le había hecho un gol y nosotros le ganamos. La clave es la fortaleza mental.
Dígame lo mejor y lo peor de Argentina.
Lo mejor es que los jugadores más decisivos intimidan a cualquiera. Tienen un nombre y nadie se confía con ellos. Los equipos no piensan «a Higuaín lo critican en Argentina». Piensan «es el goleador de la Juventus». Lo peor que tenemos es que no hemos logrado solidez defensiva y que algunos puestos no están definidos.