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CANCIÓN CON (CASI) TODOS

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Vivimos anoche un hermoso momento callejero y popular que prolongamos en el tiempo lo más que pudimos.
Desafiamos el límite del reloj dominguero que anunciaba un lunes cagados de sueño y hasta el propio camión municipal que por poco tiene que desarmar el escenario con nosotros arriba.


Pero no importa. Fuimos músicos. Y felices.
Nuestra querida Biblioteca Municipal José Ingenieros nos convocó desde la garra de sus valientes y tozudos directivos y colaboradores.
Y allá fuimos, una bandada de artistas locales que incluye plásticos, fotógrafos, bailarines, escultores, escritores y músicos.
Muchos de ellos no residen aquí, pero tampoco dudaron en prenderse a una movida que tiene como mar de fondo el riesgo de que la centenaria biblioteca se quede sin su nuevo edificio, que todavía está en proyecto y desde el gobierno municipal les hacen la vida imposible, aunque parezca mentira.
Se llevó adelante una hermosa muestra, se entregaron premios a los escritores que concursaron y para cerrar, tocamos.
Marcelo Bona, Ubaldo Paredes, Hugo y Ramiro Mansilla, Jorge Sequeira, Coco Vera, Mauro Gallardo y su compañera violinista, Cristian Luna, Daniel Gallardo y quien suscribe. Un montón.
Y un impecable sonidista e iluminador que hasta se bancó mi torpeza de voltear tres micrófonos con jirafa y todo sin sacarme corriendo por la vieja calle Santa Fe…
La cosa arrancó desde un programa inicialmente armado que se fue cumpliendo más o menos prolijamente, hasta que la frescura juvenil del talentoso Jorgito Sequeira comenzó a proponer «juntadas» sobre el escenario sin previo ensayo.
Y ahí, como suele suceder con las improvisaciones, se dio algo verdaderamente mágico que llevó lágrimas de emoción a los ojos de más de uno de quienes estábamos allí.
Hasta hubo un par de compañeros músicos que sin estar programados se arrimaron de onda a participar y enriquecer más aún la cosa.
Entonces, lo espontáneo, lo fuera de programa, lo improvisado, se fue haciendo dueño de la noche, y nosotros, felices.
Me pregunto entonces: ¿qué es la cultura?
Es eso. Lo colectivo. Lo participativo. La pluralidad de expresiones. De estilos. De músicas. De todo eso que ocurrió anoche. Todo en paz y en medio de un compañerismo hermoso.
Había poco público, es tristemente verdad.
Pero no es raro en una sociedad «para adentro» diezmada por el consumismo barato y el desinterés.
Los guitarristas sabemos de eso.
Lo que sí es verdaderamente extraño -y si no es extraño, es directamente perverso-, es que tratándose de una biblioteca popular y centenaria, que organiza un gran evento popular y cultural, no concurrió un solo funcionario municipal. Ni uno. Nadie.
Y entonces me viene una historia propia.
Tiempo atrás, en ocasión de presentar mi disco «Sueño guitarrero», ésta misma gestión municipal me propuso hacer el concierto en la Sala Hispano y una especie de «reconocimiento» a mi trayectoria y todas las pavadas que se dicen en éstos casos.
Como había cuestiones de la sala propuesta que no me cerraban del todo, demoré mi respuesta y al fin por las mías decidí presentar el disco en un querido bar de mi ciudad.
Eso me valió un reproche municipal, y hasta yo mismo me cuestioné si realmente no estaba siendo desagradecido con ellos.
Pero no. Nada de eso. Hoy, viendo lo solos que nos dejaron anoche, a la Biblioteca y a tantos artistas de mi ciudad, la culpa se me fue.
Y prefiero sentirme desagradecido, que traidor.
Pero como dijo el Gran Diego, «La pelota no se mancha».
Y la cultura tampoco. Ni la música. Ni cada artista de cada arte.
Anoche igualmente nos juntamos y expusieron y bailaron y tocamos.
Y fuimos felices.
Y como decía el poeta Hamlet Lima Quintana,
«De eso, no sabe el Enemigo…»

Extraído del muro de Daniel Mariatti

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