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Bernabé Ferreyra
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RufinoWebEl «Mortero de Rufino». Su historia
BERNABE FERREYRA, nació el 12 de febrero del año 1909. Hijo de Bernabé Ferreyra y Dominica Bravo. “El Ñato”, apodo que lo acompañó desde su niñez, tenía cinco hermanos: Sotero, Benigno, Joaquín, Gerónima y Paulino y vivían en una vieja casona de la calle Hipólito Yrigoyen.
Paulino, no sólo fue su hermano, sino también su maestro. Siempre admiró a su hermano Bernabé por las extraordinarias condiciones con las que contaba. Bernabé, disfrutó en su adolescencia la pasión por el fútbol, muy en boga en esta ciudad del sur santafesino, donde los niños y jóvenes alternaban su vida entre la escuela y el potrero donde se practicaba ese deporte.
El fútbol fue su pasión. Pasión que comenzó desde muy chico cuando afloraban algunas experiencias que son dignas de tenerlas en cuenta. El mismo Bernabé contó algún día, que ante un castigo impuesto por el director de la escuela por una falta que había cometido junto a sus amigos, estando en “penitencia”, al primer descuido del Director se escaparon para ir a jugar al fútbol en el Prado Español. Ese hecho le provocó la expulsión de la Escuela Nacional, terminando en la Escuela Fiscal. En este establecimiento educativo, en más de una oportunidad, aparecieron vidrios rotos como consecuencia de algún pelotazo. En esos tiempos su abuelo había muerto y su padre estaba agobiado por los años. Su familia soportó los grandes obstáculos que le puso la vida. Sus hermanos mayores salieron a trabajar para poder aportar dinero a la casa y tomaron la decisión de irse a vivir a la casa de su tío Bernabé, hermano de su madre. Ahí el fútbol comenzó a ser más serio. En las cercanías de la casa estaba la cancha del Club Jorge Newbery y allí siguió la pasión por este deporte.
Con 12 años, Bernabé comenzó a jugar en esa cancha de fútbol, allá por 1921. Los picados comenzaban por la tarde y se extendían hasta entrada la noche.
Cuando “El Ñato” tendría 13 años, se forma la “Tercera de Fierro” del Club Jorge Newbery en la cual participaban: López, Carlos Menini, Enrique Calani, Paschetta o Chiari, Flanaghan, Spedito Barrenti, Herminio Calani, Joaquín Ferreyra, Bernabé Ferreyra, Ulpiano Martínez, Franchini y Cornejo.
Por esos años, el Club Jorge Newbery realiza una asamblea para determinar la inclusión de Bernabé en el primer equipo. Allí se decidió incorporarlo cuando todavía no tenía 15 años, debutando en la localidad bonaerense de Santa Regina, el domingo siguiente. La temporada de 1925 y 1926, terminó con el equipo colocado en la segunda posición del campeonato. Bernabé había anotado 24 tantos. En el año 1927 “El Ñato” se convierte en el ídolo de nuestra ciudad. Newbery gana el campeonato.
Diarios de distintas partes de la República Argentina empiezan a interesarse, a través de sus crónicas deportivas, por este joven santafesino. Así es que llegaron los apodos como “Balazo”, “El goleador de Rufino”, “El pibe cañonazo”.En mayo de 1927, Bernabé parte a la ciudad de Junín llamado por su hermano Paulino, quien desde el año anterior, permanecía integrando el equipo del B.A.P. (Buenos Aires al Pacífico).En Junín y con 18 años, “El Ñato” decide jugar al fútbol los días domingos en el B.A.P y durante la semana trabaja en el Ferrocarril.Ese mismo año el Club, que desde hacía once años no salía campeón, se clasifica campeón de la temporada, y Bernabé tiene una magnífica actuación. Es el ídolo de Junín, anotó en la temporada 29 goles. En noviembre de 1929, Bernabé deja esa ciudad bonaerense y se va a Buenos Aires. A fines de ese año llega a Tigre de la mano de Alberto Monge.
Tigre estaba interesado por la adquisición del jugador, aunque permanecían decepcionados con los futbolistas del interior, porque en ese tiempo habían tenido que afrontar dos fracasos consecutivos.
Después de varias deliberaciones se decide que juegue un partido amistoso contra el equipo El Porvenir, partido en el cual Tigre, gana por cuatro tantos contra cero. Los goles fueron anotados por Bernabé. El debut en Buenos Aires había resultado excepcional.
Todas las críticas y presunciones fueron transformadas en una sola tarde y al unísono los hinchas pedían la incorporación del jugador el Club. Al día siguiente Bernabé Ferreyra firma un contrato con el Club Tigre por m$n 500 de prima y m$n200 mensuales de sueldo. En este Club se dio cuenta de la responsabilidad que tenía en el equipo y de las posibilidades de triunfar.
Aquellos cuatro goles no lo habían convencido, y poco a poco, se va acomplejando y desciende hasta tal punto que se pierde en un abismo de sombras. El futuro Mortero decide volverse a su pueblo, aunque antes envía una correspondencia a su familia. Al recibir ésta, su hermano viaja a Buenos Aires, e intenta convencerlo para que no deje el Club. Para eso promete acompañarlo, jugando en EL Club Platense.
Bernabé se queda. Posteriormente juega un partido con River Plate en el cual su actuación es deslumbrante. Todos los medios periodísticos comentan este partido y sobre todo la actuación de este jugador. Tigre se transforma en el trampolín hacia su definitiva consagración. Allí también recibe el apodo de “La Fiera”, que surge de un partido de Tigre con San Lorenzo en el cual Bernabé hizo tres goles en solo ocho minutos y dio vuelta un partido cuando su equipo perdía dos a cero.
Más adelante, emprende una gira internacional que lo lleva a países como Chile, Perú, Cuba, México y Estados Unidos. Esa gira comenzó el 30 de noviembre de 1930 y concluyó el 26 de abril de 1931. En ella se disputaron 26 partidos, se convirtieron 85 goles y Bernabé logró 39.El 3 de mayo de 1931 arribó a Rufino y fue recibido por una gran cantidad de personas que se reunieron en el Club Matienzo –su Club rival- donde le brindaron un agasajo. Allí conoció a quien posteriormente fuera su esposa Juanita Bonetto. Bernabé comienza a ser parte de una operación comercial–deportiva, quizá la más importante, debido a la fecha y al monto, el pase a River Plate. La venta de Bernabé a River no fue fácil. Por esa época el Club había invertido en otros jugadores y Tigre, a medida que pasaban los días, iba actualizando los números. Finalmente, y después de varios imprevistos se firma el contrato, uno de los más sensacionales para la época. Bernabé Ferreyra pasa a jugar a River Plate por treinta y cinco mil pesos m/n. En suma, el histórico pase le costo al Club, con la prima de diez mil pesos para el jugador, llegó al monto de cincuenta mil pesos m/n. Corría el año 1932 y no sólo era eso, sino que además por cuenta separada corrían los gastos de sueldo, abono ferroviario y adicionales. Su pase contaba con ciertos requisitos. Uno de ellos era que los días de semana permanecería en su localidad natal y los sábados partiría hacia la capital para incorporarse al equipo.
El día de su debut fue el 13 de marzo de 1932 en un partido con Chacarita. River en esa oportunidad ganó el partido por tres tantos contra uno. De los tres goles Bernabé marcó dos, uno de penal y un “balazo”.
Luego de ese partido Bernabé se dirige a Rufino para compartir ese triunfo con sus amigos, su madre y su novia. Luego de la obligada conversación con su madre y con los 10.000 pesos fuertes de prima que había recibido, le dijo a su madre que haría levantar la casa que ella había soñado. Eso se transformó en realidad y la madre de Bernabé vivió en esa casa hasta sus últimos días.
Más adelante y en un partido contra Huracán, River juega contra Atlanta. Bernabé hace los primeros cuatro goles. Luego de ese partido el Diario “Crítica” lo bautiza como “EL MORTERO DE RUFINO”. Según se dijo en esa oportunidad el apodo surgía porque el jugador era algo más que en artillero, era el propio mortero. Después del debut en River -sin desestimar la carrera que venía realizando el deportista- Bernabé Ferreyra se convirtió en una persona muy reconocida. Se filma la película “La Barra de Taponazo” dirigida por Alejandro del Conte. El motivo musical gira en torno al tango “Taponazo” (subtítulo: Che, Ferreyra), de Juan V. Clauso y Tagini.
La música ciudadana evocó a Bernabé a través de sus letras. Tangos como “Bernabé la Fiera”, de Padula, Germino, Laino y Dispagna; “Balazo”, de dos autores rufinenses: Manuel Lascano y Everest Della Mattia. “El Mortero de Rufino”, de Jacinto Regis.
En el campeonato de 1933 Bernabé no metió tantos goles como en el del 32’ pero continuó siendo el hombre suceso porque la gente acudía a la cancha por esa fiebre enloquecedora que había despertado con sus tremendos shots.
En 1933 River juega en Rosario contra Newell’s Old Boys. Después del partido junto a un grupo de amigos se llegaron hasta el conocido hotel Italia. Allí se encontraba “El Zorzal Criollo”, don Carlos Gardel. El popular cantante se acercó al deportista y le dijo: “Así que vos sos la fiera”, a lo que Bernabé contestó: “No, Don Carlos, la Fiera es usted”. Más adelante Gardel y Bernabé mantuvieron una muy buena relación. En esa época los tres ídolos del pueblo argentino eran Gardel, Leguizamo y Bernabé.
En 1936 aparece Bernabé con Don Luis Sandrini en las tomas de la película “El cañonero de Giles”. Bernabé fue muy amigo de Celedonio Esteban Flores y se fundió en un abrazo con el popular Anibal Troilo. Otra de las cuestiones para destacar, es la visita que realizó a una de las canchas donde jugaba el Mortero de Rufino, el Presidente de la Nación de aquel entonces Gral. Agustín P. Justo. Eso ocurrió en 1935 luego de un primer tiempo. Bernabé se retiró del fútbol siendo todavía muy joven. Tenía solo 29 años, y fue en 1939.El primer gol vistiendo la casaca de River Plate lo realizó contra Chacarita Juniors, el último en un amistoso con Huracán.
Bernabé Ferreyra, “El Mortero de Rufino”, se dio cuenta un día que sus piernas ya no podían lograr esos bombazos extraordinarios y que había perdido velocidad. Enfrentó esa verdad y estaba preparado para ello. Bernabé se casó con Juanita el 5 de mayo de 1936. Tuvieron dos hijos, Bernabé Daniel y Carlos Alberto.
La Nación – Lunes 28 de septiembre de 1931.
Bernabé Ferreyra obtuvo los tres goals de Tigre frente a S. Lorenzo
El score señalaba ventaja de 2 a 0 a favor del team de la avenida La Plata cuando los rivales iniciaron la serie que les dio el triunfo
Características de los centreforwards
Tigre, local, (3): L. Sabarro, L. Carmona t A. Cuello, M. Zolezzi, E. Ramos y P. Brady; S. Belardinelli, G. Haedo, B. Ferreyra, J. C. Haedo y R. Olmo.
Goals de Ferreyra a los 30, 33 y 36 minutos respectivamente del segundo período.
San Lorenzo de Almagro, (2): J. Lema, J. Pacheco, J. H. Fossa, J. Corseti, J. Rizzi y L. Castañares; J. M. Galíndez, J. B. Cortecce, C. Medina, D. García y A. Arrieta.
Goals de García a los 20 segundos del primer tiempo y de Cortecce a los 3 minutos de la etapa complementaria
Las performances cumplidas por Tigre, especialmente frente a buenos equipos, le acreditaban chance para enfrentar a San Lorenzo con probabilidades de éxito. Por ello no extrañó que fuera numerosa la cantidad de espectadores que se congregó en el field de Boca Juniors para presenciar la lucha, que fue pletórica en acciones de interés. La primera etapa transcurrió en un constante equilibrio de fuerzas, pues ambas líneas delanteras maniobraron con precisión, aunque se pudo apreciar que los visitantes llevaban sus ataques con más armonía y que Tigre concentraba toda su acción en dar juego a su centre forward, Ferreyra, que nuevamente se ha convertido en la atracción de la afición por la extraordinaria potencia de sus shots y la decisión con que finaliza los esfuerzos de sus compañeros. En el primer tiempo y durante gran parte del segundo el eje medio de San Lorenzo, Rizzi, cuidó celosamente a Ferreyra para impedir que pudiera rematar con facilidad, pero cuando faltaba solo un cuarto de hora y el score favorecía a los visitantes por dos a cero los jugadores de San Lorenzo poco se preocuparon en aumentar las cifras, perdiendo el tiempo en inútiles gambetas. Y en sólo seis minutos Ferreyra batió por tres veces consecutivas la valla de Lema con soberbios tiros que provocaron el entusiasmo de los espectadores, quienes de pie aclamaron constantemente las jugadas del forward de Tigre, que demostró una vez más tener noción perfecta del papel reservado al centro delantero en el field. Y para contrastar con esta actuación, García erró algunos goals que pareció más fácil convertirlos que enviar la pelota afuera. Una de esas acciones ocurrió en el segundo período, a los 28 minutos, en que colocado solo frente al arquero, en lugar de rematar con fuerza se empeñó en esquivarlo y le dio ocasión para que lo despojara de la pelota. Ambos team cumplieron una buena performance, si bien se apreció que los perdedores coordinaron mejor sus acciones, pues sus hombres mantuvieron el mismo tren de jugadas hasta el final del match. Tigre, en cambio, presentó su equipo bien adiestrado, pero Ferreyra actuó en gran forma sólo en la segunda etapa, cuando fue descuidado por Rizzi. Entonces se hizo temible y no titubeó frente al guardavalla. Batiéndolo con shots espectaculares.
El juego
Puesta la pelota en juego, pronto los visitantes se lanzaron al ataque, y Ramos, en su afán de detener a Cotecce, lo hizo víctima de un foul. Tomó el tiro libre Corsetti con suma precisión y García señaló el primer goal con un tiro esquinado cuando solo habían transcurrido 15 segundos de juego. Más tarde reaccionaron los locales y Belardinelli finalizó un avance de sus compañeros con un shot que resultó alto. A los 12 minutos Medina ensayó un fuerte tiro y cuando Sabarro había salido en falso la pelota dio en el travesaño, yendo fuera del campo. Más tarde Ferreyra ensayó puntería, pero remató demasiado desviado. A continuación Corsetti cedió un corner que hizo efectivo Olmo, pero Ramos cometió foul contra Sabarro. Hasta promediar el período, el juego había sido sumamente parejo y ambos arqueros intervinieron en numerosas oportunidades, pero indudablemente los delanteros visitantes habían hecho peligrar en mayor número de veces la valla local. Poco más tarde Castañares tomó un tiro libre con justeza, pero Galíndez erró el cabezazo cuando se hallaba muy bien colocado, y a renglón seguido Zolezzi cedió un corner que no tuvo consecuencias, pues García envió la pelota por encima del travesaño. Vueltos los jugadores al field, se apreciaron varios avances de los visitantes que hicieron peligrar la valla defendida por Sabarro. Transcurridos tres minutos, Galíndez envió un centro que provocó un amontonamiento de jugadores frente al arco de Tigre. García hizo un excelente pase a Cortecce, quien sin demora tiró a un rincón batiendo a Sabarro.
Optimismo contraproducente
Después de este tanto las acciones decayeron un poco, pues los jugadores de San Lorenzo creyeron que ya estaba definido el encuentro y en varias ocasiones los delanteros de Tigre llevaron varios avances que entrañaron peligro para sus rivales. En dos ocasiones García consiguió destacarse solo por el medio de la cancha, pero frente al guardavalla no supo finalizar sus jugadas y, por otra parte, Belardinelli finalizó una corrida por su ala con un centro que tanto Olmo como Ferreyra no pudieron recoger. Cuando se habían jurado 30 minutos, Belardinelli envió la pelota al centro, pero Pacheco pudo rechazarla, aunque sólo a medias y entonces Olmo hizo rápidamente un centro, que aprovechó bien Ferreyra para batir a Lema con un shot corto. Después de este goal los visitantes, ante el temor de un empate, llevaron varios avances, pero Cuello, siempre oportuno, supo anularlos con seguridad. Sólo se habían jugado dos minutos más cuando Olmo, después de recibir la pelota de Brady, la cruzó hacia la derecha a Ferreyra, quien a pesar de estar más o menos a treinta metros del arco remató con inusitada violencia hacia un rincón, empatando posiciones entre las aclamaciones de los espectadores. Ante la visión del triunfo atacaron los locales con grandes bríos, notándose que la defensa de San Lorenzo cedía posiciones. El ala derecha de Tigre llevó un rápido avance, que finalizó con un pase de G. Haedo al centro. Ferreyra entró en posesión de la pelota y después de esquivar a Fossa, que le salió al encuentro, dio cifras definitivas al score con un fuerte shot cruzado.
Tigre logró sus 3 goals en los últimos 15 minutos
Pocas veces se habrá visto en cuarto de hora tan interesante como el último del partido que jugaron San Lorenzo y Tigre. Las acciones equilibradas durante el transcurso del match habían inclinado el scorce hacia San Lorenzo, que ganaba por 2 a 0. Los espectadores se retiraban ya del field, cuando un espectacular shot de Ferreyra venció la resistencia de Lema ante la emoción general. Y el eficaz centre – forward de Tigre tiró nuevamente al arco decretando el empate y sólo dos minutos más tarde, en la misma forma, provocó la derrota del leader del campeonato con jugadas que electrizaron a los espectadores quienes de pie aclamaron al jugador que con su acción decidida, había podido variar fundamentalmente el resultado del partido.
Así escribió el periodista Enrique González Schia, sobre las hazañas del Mortero de Rufino.
A la “Fiera” (Soneto)
Shot de Ferreyra, shot nunca igualado, hólido destructor, cañón rugiente, hercúlea enseña, astro reluciente que ostenta TIGRE con sutil cuidado.
Felina FIERA que has desparramado tu rudo tiro, bélico e inclemente. En la cancha, paseando triunfalmente. El pendón de tu cuadro ovacionado.¡Cuántas veces trocaste en gloria, honor a derrota inminente a tus colores triunfando de la lucha, en el exceso…..y los laureles como una avalancha sahumaron tu figura, allá, en la cancha ante el fragor de tu potente “EXPRESO”!!!
Caso (Soneto)
La vez que San Lorenzo iba primero, palpitó en Tigre una victoria holgada, y la barra reía entusiasmada; el triunfo era seguro: 2 a 0.
¿En dónde estás terrible cañonero?-gritábanle a LA FIERA malograda-
¡Qué quieres con tu EXPRESO gran parada!¿En dónde está tu tiro tan certero?
Se enfureció FERREYRA con los “santos” y en tres apocalípticos “EXPRESOS” le daba el triunfo a Tigre con tres tantos…y gritando contento a los vencidos que se habían quedado patitiesos dijo: yo soy FERREYRA. Están servidos!!
La existencia de “La Fiera” fue una optima carrera
(por Enrique González Schia)
Así como de la guerra fue un gran genio Napoleón Bernabé Ferreyra: “El Ñato” es el genio del tapón. Cual todos los que escalaron la pendiente de la gloria. Y una página llenaron, con su vida en cada historia.El Mortero de Rufino, por mal nombre Bernabé, Por sus “shots” fijó su nombre en la historia del balompié. En 1909 y en el pueblo de Rufino. Vio la luz, y una pelota, el obrero del “pepino”.Y desde muy pequeñito, todavía en carnes tiernas. Causó asombro y estupor por la fuerza de sus piernas. Y extendíose por los pueblos de Rufino y de Junín la existencia del muchacho que tenía tal balín. La entidad de Jorge Newbery, al tener 14 años Lo ascendió hasta la primera a romper los travesaños. Y en medio de la línea, junto a su hermano Paulino, aprendió a jugar al fútbol el Mortero de Rufino! Jorge Newbery, muchos años de ese pueblo fue campeón, los partidos los ganaba casi siempre su cañón. Cual de pólvora un reguero, fue extendiéndose su fama, y el Club Tigre a la primera prontamente me lo llama ahí a fuerza de entusiasmo conquistóse pronto el puesto, su patada formidable casi siempre hacia el resto Vélez Sarsfield, al Pacífico en su gira lo llevó y a las redes extranjeras se golazos las llenó.
Sus shots tan certeros asustan a los arqueros
(Por Enrique González Schía)
Volvió a Tigre más famoso y empezó con poca pena a seguir haciendo goles, para él, fácil faena. Cuando un día a San Lorenzo, que vencía 2 a 0Con 3 goals en 10 minutos lo dejó bien zapatero. Esta hazaña, comentada por la prensa bonaerense, Cimentó la joven fama del mortero rufinense. Boca y River cotizaron su patada extraordinaria y vistió con gran reclame la casaca “millonaria”,y la vieron las hinchadas en el año 32’,arrasando los arqueros con su shot harto feroz fue su nombre, el estandarte, impregnada de victoria que empujaba a River Plate sin tropiezo hacia la gloria. Y coreado como marcha por fanáticas hinchadas como un héroe inmarcesible de las férvidas jornadas los cronistas de los diarios lo elogiaron con la pluma y le dieron a Ferreyra, por lo visto, mucha espuma. Se creía irreemplazable y un buen día dijo: ¡no! Después, cual corderito, muy sumiso regresó. Hoy la pólvora le falla, su cañón funciona mal Y de táctica su cambio es la causa principal. Antes era cañonero, hoy es técnico impecable, Y su homónimo: el “Piloto” es el sólo responsable. Mas, no obstante, aunque en la cancha juegue bien o juegue malHoy es el más cotizado footballer profesional. He aquí la vera historia del terrible Bernabé, Que en el año 32 era el “Dios del Balompié”.
La canción de Bernabé
Es un grupo de bacanes
Los que marchan a vender
Son grandes los millonarios
Y Ferreyra es hoy su rey;
Con sus cracks y con su juego
En la lid del balompié
Inscribiendo un grato nombre
Va triunfando River Plate
Ante el tiro formidable De La Fiera Bernabé.
Ya comienza el gran partido
Que se libra ardiente y cruel Y un deseo de victoria
Los empuja por el field.
El fanático del líder
Inflamado por su fe
Ve marchar la delantera
Atacando por doquier
Y cruzar sobre la valla
Al cañón de Bernabé.
Es horrible la contienda
Nadie busca de perder,
Un ataque y otro ataque
Se suceden a granel;
Se estremecen las tribunas,
El hinchaje está de pie
Esperando siempre ansioso
Al arquero deshacer,
Ante el tiro formidable
De la Fiera Bernabé.
Adelante, el campeonato
Parecía responder
Un rugido pavoroso
Por los ámbitos del field
Cuando vióse a un gran arquero
Derrotado en justa ley
Y agitarse temblorosos
Los piolines de la red
Ante el tiro furibundo¡
De la Fiera Bernabé!
La muerte de Bernabé Ferreyra
La revista RIVER, en su número 1434, del 29 de mayo de 1972 se refería a la desaparición física del Gran Bernabé.
Todo el fútbol llora la gran pérdida ¡ADIOS QUERIDO MORTERO!
Y de pronto me encontré frente a ese féretro, rodeado de toda la carga emocional que se vivía en el Monumental. Y se hace difícil escribir, expresar, transcribir todo lo que se siente. La profesión no cuenta. La profesión no tiene ningún valor cuando la parte emocional gravita así, como lo hace en este momento. Ese hombre…. ese que todos lloran, ese que apenas representa la amarga y lúgubre síntesis del cadáver que recuerda al símbolo, escribió una historia. Y no tuvo necesidad de tomar la pluma. Ni siquiera apelar a la mecánica del relato. La escribió andando. Con naturalidad y entrega. Con alma y vida. Con esa misma vida que dejó escapar cuando todavía tenía mucho para contar, todo el cariño para brindar a los suyos, toda la amistad para seguir compartiendo con esos que fueron sus hermanos.Ese hombre que está ahí en el centro del salón, acompañado por este clamor popular que sintetiza un sentimiento profundo, una inclinación de ánimo inusual, es un símbolo. Me dicen que se llama Bernabé. Me cuentan que fue aquel Bernabé de la casi mitológica tarde del gol. Me repiten que ese fue el único general en el momento preciso, cuando lo único que podía salvar al fútbol era una verdadera revolución. Y fue el gran general que convocado por el clamor popular, impuso el primer “cambio de estructuras” haciendo de aquello, el FUTBOL……Me cuentan todo eso, van sumando anécdotas que se me ocurren inverosímiles. Y entonces pienso que ese no es Bernabé…. No….. no lo es para mi imagen. Ni lo puede ser para todos los que lo quisieron y siguen queriendo. Porque Bernabé no puede ser ese cuerpo inerte. No puede estar transformado en la quietud fría de la muerte. No…. no ese Bernabé que fue monumento, mito, verdad, leyenda, historia escrita a martillazos…. porque así me cuentan que fue.
Plateadas las sienes
Los testimonios son muchos. Pero quiero recurrir a gente que estuvo atestiguando la presencia de Bernabé en los campos de juego. Gente que tiene sus suelas gastadas de tanto caminar el tiempo. Que pintan a nieve de años sus propias sienes. Porque quiero escuchar a aquellos que van más allá de los cincuenta. Quiero volverlos a oír respetuosamente, el relato, la revisión de un pasado alucinado de recuerdos, de goles increíbles, de anécdotas exultantes, ruidosas, estentóreas, sintetizando la propia emoción que vivieron ante la presencia del ídolo máximo, al que yo no vi jugar. Y se hace difícil escribir. Sobre todo debiendo respetar una norma tácitamente impuesta por la profesión. Esa que no nos permite superar la barrera, el límite, de lo estrictamente personal. Y no puedo entrar en algunos detalles. En el relato de las sensaciones que experimenté en el momento de haberlo conocido. Respetuosamente para mí, fue siempre “Don Bernabé”. Expresado con voz temblorosa. Hasta con temor. Porque ese hombre que la profesión me permitió conocer de cerca, dialogar, revivir momentos que había escuchado, pertenecía al mundo irreal, de las cosas abrazadas a la quimera. Así fue para mí Bernabé Ferreyra. Por eso recurro a los mayores. Como ya lo había hecho antes. Porque antes, cuando la edad sólo permitía escuchar en rueda de grandes sin preguntar, fui muchas veces receptor de la opinión de quien lo enfrentó. Y de esto y hace tiempo. Acaso veinticinco años. Para algunos pocos. Para otros una vida. Pero hace veinticinco años Juan Botazzo, ya con cabello encanecido y algunas arrugas en su cara, se refería a Bernabé. Y tengo muy presente el diálogo. Porque se hizo cotidiano. Porque siempre fue el telón de esas tardes que se extendían junto a mi padre recordando otros tiempos, otro fútbol. “Pensar que aquel gol lo vio todo el mundo. Y todo el mundo me lo cuenta distinto. Yo vi venir la pelota. Me tiré pero fue imposible. Bernabé tiraba con un cañón. Pero lo que no supo nunca nadie fue que jugué casi todo el partido con la mano dolorida por un tiro que le atajé en el primer tiempo. Después comprobaron que era fisura de dos dedos”….De aquellas tardes, hace veinticinco años, me quedó grabado el nombre de Bernabé. Sí, nadie lo supo. Porque Juan Botazzo, verdadero templo del silencio, excepcional arquero para muchos, no era afecto a los comentarios de sus hazañas. Pero para ese hombre que varias veces estuvo como adversario frente a él, no hubo nadie como Bernabé. Como tampoco lo hubo para mi padre, ni para los padres de muchos que hoy siguen escuchando las anécdotas de aquella figura que fue capaz de conmocionar a un país, a través de esos zapatazos impresionantes cuyo destino estaba fijado en las redes de cualquier lugar. Que transformara el eco natural y común del fútbol a la fonética de su nombre. Porque Bernabé fue capaz de eso. Y fue el primero. De hacer intranscendente su propio apellido, por que así pasó a la historia. El nombre, nada más que el nombre bastó.
Los ecos no se acaban
Y estoy convencido que hasta la idolatría, como peso emotivo en el ánimo de cada uno, también tiene escalas. Y las tiene personalmente. Hay ídolos, que no hubo necesidad de conocer. Ni siquiera haber sido contemporáneo de ellos. El caso de Gardel o Firpo, por ejemplo. Y comprobamos que generaciones posteriores los respetan como tal. Quizá con Gardel pueda existir el justificativo de las grabaciones que hoy mismo seguimos escuchando. Pero un ídolo no se compone solamente de alto puntaje en lo que desarrolla como labor habitual. Tiene algo, o mucho más…. la aureola de los elegidos. Lo que tuvo Bernabé. Lo que hizo que Bernabé recibiera, ya alejado totalmente de la práctica del fútbol, el afecto y respeto de las generaciones posteriores. Este profundo respeto que no nos permite escribir serenamente. Que no nos deja hilvanar la más simple de las frases para testimoniar lo que sentimos. Y mientras continúo abrazándome a los ecos pintados en el tiempo, y reflejados en el ambiente tenso del concreto Monumental, sigo escuchando opiniones. Y todas coincidentes. Todas se refieren a ese hombre que lloran recuerdos y amigos. Y lo veo a Adolfo, recién llegado de Europa, con fatiga y dolor en el rostro. Con lágrimas que no puede contener por su hermano. Por ese hermano que se fue hace unas horas. Y no quiso esperar. Sufrió violentamente el impacto cuando alguien se lo dijo en Ezeiza. Y no esperó. Del aeropuerto vino a abrazarse a Bernabé, desgarrándose con este gol que fue el único que no lleva festejo en la vida del gran Adolfo. Y más allá está Peucelle. Otro de los que apuntalaron el código impuesto por el “ñato”. Respetados por los que fueron creciendo a su lado, bajo la tutela del hermano mayor. Porque la logia formada en aquellos tiempos de un River ganador, se constituyó a la sombra de la inmensa figura del ídolo máximo del fútbol. Dentro de la humildad y humanidad de Bernabé. Y don Carlos Peucelle no puede disimular su pena, hasta podríamos decir su desesperación por esa pérdida. Busca el refugio del rincón que lo haga pasar inadvertido. Quizá para testimoniar con mayor sentimiento ese dolor que nos envuelve.
Beto González
Debe tener su mausoleo
Iniciamos la campaña
Ya está en Rufino. Ya descansan en su tierra natal, allá en su pueblo, los restos del inmortal “cañonero”. Pero no tienen su lugar propio en el cementerio. Están en la bóveda de un amigo. Y los riverplatenses debemos reparar esta circunstancia. Más: aprovechar la ocasión para levantarle el monumento que le debemos. Y que estará allí, en el lugar que Bernabé tanto amó. Ya debemos empezar la campaña. Es necesario que tenga su mausoleo, como testimonio del cariño imborrable a quien fue un grande de River, el más grande de todos. El que fue capaz de unir su nombre son el club y confundirlo con él. Porque en una época,, en la época de Bernabé, River fue él y Bernabé River. La proyección de River se dio en el profesionalismo y junto con él, también el lanzamiento de Bernabé. Los dos se hicieron de la mano, famosos. Bernabé es un pedazo de River. Sin grandilocuencias de ninguna especie. Dicho así como cosa concreta, como un irreversible hecho real. Y ese pedazo de River, le crea a River la obligación de brindarle el homenaje que se merece. Desde aquí, desde las páginas de la revista iniciamos la campaña. Le damos el puntapié inicial. River le debe el Monumento a Bernabé. No se lo hicimos en vida. Aprovechemos ahora la ocasión triste de su muerte para a través de un mausoleo, allá en Rufino que lo vio nacer, levantemos el testimonio del recuerdo y del agradecimiento. El mausoleo a Bernabé, será también, un monumento a la memoria de River. Ya hay que empezar. El club, a River institución, le corresponde la apertura de la iniciativa, decir cómo y cuánto. Nosotros nos anotamos desde este momento.
El gran gesto de River
No podíamos concebir otra cosa. Y así lo entendió River. El escribano Kent propuso que Bernabé fuera velado en el Monumental. Y así se hizo. A la sombra de ese estadio que testificó la última campaña de Bernabé. Ese mismo estadio que fue creciendo apoyado en sus hazañas. Ese mismo estadio que debe llevar su nombre….
La llegada a Rufino
Fue el miércoles. El cortejo salió a las 7. Nos esperaban en Pergamino dirigentes del B.A.P. Y allí, en la sede del club, donde jugó Bernabé, el Presidente de la entidad pronunció unas emocionadas palabras. Estaba presente Agustín Cosso, aquel “artillero” de Vélez Sársfield. Después reanudamos la marcha. A treinta kilómetros de Rufino se hallaban las autoridades del club Jorge Newbery, que lo lanzó a la fama. Ya la caravana de autos era notable. Un ómnibus con chicas con camisetas de River que ponían el símbolo sobre banderas con crespón. Lo llevaron al club Newbery y allí, hasta las 17, recibió el adiós de sus admiradores. Lo despidió el presidente de la institución. Después lo llevaron a la iglesia donde hubo un responso. Y en el cementerio, el presidente del centro de residentes de rufinenses Buenos Aires, Carlos Perotti, compañero de la infancia, se refirió a la personalidad de Bernabé, haciendo luego lo mismo, el Intendente de Rufino. Todo el comercio, en homenaje póstumo, permaneció cerrado.
Del mismo pago
También de Rufino. El Heber Mastrángelo no quiso estar ausente, aun con problemas familiares, sin dormir, dio su presente al lado de Bernabé. Y por encima de la diferencia de años, estuvieron también ligados en la amistad. Cada encuentro en Rufino significaban largos momentos de conversaciones del fútbol. El Heber fue uno de los últimos amigos de Bernabé que tuvo la oportunidad de conversar. La emoción del ídolo máximo del fútbol estuvo representada en palabras que nos reprodujo su hijo: “Cada vez que lo veía, el viejo lloraba”. Y aquí está Mastrángelo, acompañando al otro hijo de Rufino.
El estadio debe llevar su nombre ¡Bernabé!
No voy a comenzar mintiendo. Lo vi jugar, sí. Pero no me acuerdo absolutamente nada, sé que mi padre, ya para esa época, me llevaba al estadio. Supongo entonces que el nueve sería él, cuando ya estaba en su última etapa como jugador. Si es que se le podía llamar jugador….Pero poco importa todo esto. Ya verán ustedes en otras páginas de la revista opiniones realmente valederas, testimonio de hombres que la vivieron codo a codo, minuto por minuto, junto al máximo. Palabras que importan más que estas que pueda volcar yo, que a los sumo puedo hablar por boca de otra gente. Sin embargo hay algo que creo no puedo dejar de expresar. En homenaje a dos personas que ya no están. Bernabé fue el ídolo de mi padre. El único. El número uno. No miento si digo que en más de un oportunidad le escuché decir que “fue el hombre que realmente hizo grande a River” o también que “por Bernabé pudimos construir el estadio”. Decir que murió el ídolo de mi padre quizá sea minimizar la cosa. Decir que River se quedó sin su NUMERO UNO es sí, la gran verdad. Y esto es lo que tiene que quedar bien grabado. Incluso se me ocurre que en tren de comparar con otros grandes, él queda fuera de concurso. En la otra lista tenemos que arrancar desde el número dos. Con Adolfo, con Moreno, con Carrizo…… con Pinino. Bernabé cerró una lista. La que comenzaba y terminaba con él. El NUMERO UNO se fue pegado a su cuerpo. De aquí para adelante cualquiera, que por más grande que sea, será el número dos….Y nadie se va a enojar ni se va a sentir molesto. El indiscutido entró en nuestra historia. En la historia del fútbol. Del argentino, del mundial. Y recordando algo que siempre tuvo como idea mi padre, quiero proponer desde aquí, desde estas páginas, que se lo haga a Bernabé el último y más grande de los homenajes. Todos sabemos que nuestro estadio es el mejor de Argentina. que es nuestro orgullo, y por ahora, lo único valioso que el país tiene para vender una imagen for export de verdadera jerarquía. El gran estadio que sólo sabe de adjetivos no tiene hasta ahora ni nombre no apellido. A la mole de cemento, al Monumental de Núñez, al estadio de River le llegó la hora de su verdadero bautismo. EL ESTADIO BERNABE FERREYRA podrá eternizar de esta manera el gran homenaje que domingo tras domingo se encargará de recordar el país y al mundo entero al hombre que le dio tanta grandeza al deporte todo. River tiene oportunidad de devolverle al NUMERO UNO un poco de lo mucho que EL NUMERO UNO le dio a nuestro querido club. Editorial de la revista River del 29 de mayo de 1972.
Realización: Miguel Angel Barucco. RufinoWeb
Fuente:
“El Gran Bernabé” de Antonio Martín. –Ediciones Macchi S. A. 1971
Artículo del Diario La Nación, del lunes 28 de septiembre de 1931.
Escritos del periodista Enrique González Schía.
Material: Museo y Archivo Histórico Municipal de Rufino.
Agradecimientos: Al Sr. Oscar González del Museo y Archivo Histórico de Rufino.15 de septiembre de 2002